Transparentar la relación entre mapa y nuevo socialismo es vital hoy día para la salud y el bienestar de la revolución, habida cuenta que en ella aparecen involucradas demasiadas personas, culturas y tradiciones, las cuales tampoco se permutan alegremente como ´viandantes´ en cualquier medio de transporte, por el mero deseo (de viaje) que porten unas élites ungidas como tripulantes utopistas.
En cualquier campo de presencia y movimentalidad humana sospechada, las figuras cartográficas siempre han resultado de gran utilidad, en tanto ellas nos otorgan un cierto respaldo y compañía buena respecto a ese lugar extraño al cual quisiéramos pronto llegar.
Los mapas son (cuando menos) suerte de “hojas de ruta”, portadores de una cierta cantidad y calidad de información alusiva a querer distinguir e ilustrar (al necesitado) tanto de la clase de distancias como las sinuosidades que aparencialmente median entre esa persona que quiere viajar y aquella otra geografía a la que desea arribar.
Los mapas, aun los más heteróclitos, hablan (aun cando sea ilusoriamente) de lugares, objetos, ambientes y otra clase de atributos que, minuciosa o genéricamente, han de estar un tanto más allá del espacio vital donde al momento nos localicemos. No se trata que ellos sean “copia fiel” de la naturaleza buscada, pues bien sabemos que tales creaciones son meras representaciones y tecnologías de poder, pero en tanto están dotados de algunas suficiencias, labrados con alguna meticulosidad, nos lucen más o menos verosímiles, por lo cual lejos de botarlos, tendemos a conservarlos, a darles algún valor e importancia en nuestras vidas viajeras.
Dentro del “Pensamiento débil”, la palabra mapa la podemos intercambiar tranquilamente, entre otras, por las de “brújula”, “lupa”, “cartabón”, “maqueta”, “plan” “hoja de ruta”, “borrador”, “guía”, “carta”, “plano”, “concepto”, o “teoría”, queriendo señalar con ello que en las tantas dembulaciones humanas que cotidianamente efectuamos (por aquí y por allá) cualquiera de éstas estampas las urgimos, procuramos hacernos de ellas apenas podamos, pues llanamente sospechamos de la utilidad que en cualquier momento las mismas habrían de brindarnos.
Esta ligera alusión al valor e importancia que prestan los mapas para la vida, la hacemos para señalar que (justamente) una de las grandes dificultades mostradas por la revolución bolivariana en su pasión por edificar en nuestro país el Socialismo del Siglo XXI, por llevarnos a unos y otros, a unas y otras, a una nueva condición societaria, totalmente ajena al capitalismo, estriba precisamente en que los “capitanes” del barco en viaje o la “tripulación” del avión en pleno vuelo, no llevan en sus bitácoras ni indumentarias mapa alguno sobre la ruta o “pueblo nuevo” (la utopía) al que nos quieren vehemente transportar.
No se trata con estas notas, tímidamente “puntillosas”, u otras producidas en momentos distintos, que queramos adversar o desconocer por “hígado recrecido”, por mero “capricho dogmatico” o por “simples criticistas” los inmensos esfuerzos y voluntades revolucionarias empeñadas, al menos declarativamente, en generar ahora la revolución y su correlato del Socialismo del Siglo XXI en Venezuela, si a cambio de estampar y ejercer en ellas nuestro irrenunciable derecho de “pasajeros” a obtener -cuando menos- un modesto informe cartográfico respecto a ese utopos al que denodadamente nos quieren trasladar estas clases de entusiastas “timoneles rebeldes”.
¿Acaso no tiene derecho el “pasajero” o quien bajo cualquier otra condición similar aborda un transporte a preguntar a sus tripulantes por las condiciones que nos ofrece la unidad del transporte y el destino del viaje en cuestión? ¿Qué tan dispuestos estamos unos y otros, unas y otras, a emprender viajes sin destino alguno o sin información minúscula sobre ello? ¿Hasta qué punto montamos en transportes cuyo conductor viaja sin mapas?
Insistimos, el Socialismo del Siglo XXI, visto como pueblo o lugar societario.-otro- por el cual, desde hace unos cuantos años (2006), viene quebrando lanzas la revolución bolivariana venezolana, al precio de haber entregado (seguir entregando) muchos riesgos, costos y sacrificios humanos y materiales, no logra entregarle a sus “pasajeros” invitados, mínimas informaciones y contenidos sobre la calidad y el espesor que le asistiría a tal nueva clase de sociedad, cultura y país.
Asuntos puntales como la “inclusión educativa”, “una mejor salud”, “más trabajo”, “Concejos Comunales”, UBCH, “guerra a los especuladores y acaparadores”, “Base de Misiones”, “operativos de mega-mercados“ “agricultura urbana”, etc., ciertamente son obras de gobierno nada despreciables, en muchos casos dignas realmente de elogiar, no obstante sostenemos que los contenidos y características sumamente contingentes con las cuales ellas han sido diseñadas y trabajadas, demasiado comunes y propias al “Estado de Bienestar” de la sociopolítica burguesa-capitalista (la IV república), no ayudan para casi nada a distinguir y apreciar las valencias prototípicas (singulares) de una clase de sociedad y socialismo con talante radicalmente distinto a ese (socialismo) realmente ya conocido.
Quizás, entre las muchas razones existentes sobre el porqué los venezolanos y venezolanas no nos sumamos con entera pasión, alborozo y confianza a las múltiples invitaciones, programas y políticas socialistas que a cada instante emprende el gobierno bolivariano, pudiera estar aquella de auto-pensarnos (unos y otros) bajo la figura de “pasajeros”, quienes no subimos tan fácilmente a cualquier bus, barco o avión a realizar un viaje sobre el cual no sabemos casi nada, pero también es posible pensar que dichas resistencias tengan algo que ver con las tantas dudas, temores y miedos que nos transmiten una clase de tripulantes que no quieren (o no portan) aquel mapa de ruta y destino que, con derecho, solicitamos.
Transparentar la relación entre mapa y nuevo socialismo es vital hoy día para la salud y el bienestar de la revolución por venir, habida cuenta que en ella aparecen involucradas demasiadas personas, culturas y tradiciones, las cuales tampoco se permutan alegremente como viandantes en cualquier medio de transporte, por el mero deseo de viaje que porten unas ciertas élites ungidas como tripulantes utopistas.
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Docente-investigador universitario. edbalaguera@gmail.com