Cuando el profesor Aristóbulo Istúriz fue Alcalde del Municipio Libertador (Alcaldía de Caracas) solía decir una gran verdad con ese problema nuestro de índole cultural entendiendo que debemos pasar de la cultura del concreto a la cultura ciudadana, es decir de esa mala formación política del populismo gestionario a la participación directa en la solución de los problemas de nuestras comunidades y entorno. Hoy en nuestro tiempo hemos aprendido a ser coprotagonista de una democracia constitucional que denomina directa y participativa.
Los avances han sido enormes expresándose nacionalmente a través de las comunas y concejos comunales por no identificar otros tipos de organización, independiente de los errores y limitaciones como desviaciones que en este tipo de organización existan sin duda alguna que todos los venezolanos como extranjeros ajenos a una participación directa de sus respectivos concejos comunales como comunas viven gran parte de estas personas inmersas en un concesión ambigua de lo que es democracia.
Para este tipo de personas su concepción de país, gobierno y democracias sigue permeado por los conceptos viejos de la Cuarta República donde la democracia era más que representativa, es decir, nosotros elegimos a los políticos en los puestos de poder para que nos soluciones todos los problemas y para que a través de éstos funcionarios podamos solucionar ese papeleo eterno como son todo tipo de documentos validos para el trabajo, la educación, la salud y los viajes al exterior, etc. También se piensa que tales funcionarios son más representantes que muy bien podemos usar para enchufarnos en algún cargo público o lograr ciertos beneficios económicos que muy bien siempre se da en cualquier ministerio o ente del Estado.
Esa cultura sigue intacta en cientos de miles de compatriotas, en especial los que se oponen a la revolución porque no han renunciado a ella y mucho menos han comprendido el nuevo sistema como en política se viene dando desde hace 15 años; es por eso que muchos líderes de la oposición logran cargos públicos a través del voto anti revolución porque no han entendido por la o la nueva concepción de estado y de país.
Tomemos por ejemplo la gestión de Henríquez Capriles en el estado Miranda; si lo vemos por los cuatro costados es la máxima representación de la forma en que se gobernó en la Cuarta República, un distanciamiento enorme entre el representante del Gobierno y los ciudadanos que lo eligieron; que a pesar de todas la avalancha de denuncia de una pésima gestión el tipo como si nada sigue viajando al Exterior o haciendo no sé qué tipo de campaña cuando es en diciembre del año próximo que habrán una en el país.
Y lo peor ante esta situación del gobernador de Miranda que todavía cuenta con seguidores, ciudadanos, donde muchos de ellos y ellas tienen que calarse la basura que no recoge, la delincuencia que no soluciona y tantos otros males que no entiendo porque no se saca a la luz. Este tipo de ciudadanos son los que yo llamo los del concreto porque tienen mentes cauterizadas a lo ambiguo, lo viejo, lo caduco lo que ya no funciona para estos tiempos; ciudadanos que esperan todo del estado o de los entes públicos sin detenerse a analizar, reflexionar, comparar, investigar y sobre todo participar como es su derecho constitucional.
Si uno se pusiera a pensar y decidir solo a cuesta de rumores y chismes de que el país está mal, de que estamos quebrados y de que aquí nada sirve ciertamente el país se nos viniera encima. Este tipo de ciudadanos no van más allá de lo que las redes sociales le informan; por ejemplo les dicen que el Gobierno solo ha construido 30 mil viviendas y que eso de más de 600 mil es pura mentira; lo cree a profundidad y así se une a la comparsa del descrédito gubernamental.
Se convierten en ciudadanos pasivos, ingenuos, apolíticos porque creen a ciencia cierta lo que la Oligarquía en su tejemaneje les nutre cada día a través de los medios más adversos al Estado y a la revolución. Son ciudadanos de concreto porque no hay ya sensibilidad, humanidad sino van alimentándose de la decepción, el miedo, el desespero, la malicia, la desconfianza hasta ser vulnerables al odio infundado.
Tengo 15 años escuchando a voceros de la oposición diciendo lo mismo, negando, manipulando, mintiendo, etc, etc. solo para cegar a sus seguidores, mantenerlos como votos activos para seguir ocupando algunos espacios o solventando las bases de una democracia que se construye desde las bases chavistas que son más realistas con el país porque no solo ven lo que un Estado hace en todas las áreas posibles sino que participa directamente en ellas que es distinto a lo que nos dicen los Medios y representantes de esta clase política que ha hecho de sus acérrima oposición el gran negocio político del país, mientras más ataco tengo mayor garantías de obtener divisas y abrir empresas en el exterior.
Cuando Aristóbulo nos llamaba como Alcalde a cambiar nuestra forma de concebir el país y la democracia era porque este mal ciudadano de la solo representatividad nos hacía mucho daño como cultura y que hoy se sostiene gracias a una vieja política opositora que le conviene porque si no desaparecen.