Pensamos, naturalmente, en erigir murallas, en impedir la entrada del invasor. Pero toda medida "defensiva" trae consigo el peligro de agravar nuestra debilidad. Al buscar la razón de ello, tropezamos con el hecho esencial: es una guerra —pues de guerra se trata— no a base de cañones, no a base de dólares, de petróleo, de toneladas de acero, ni siquiera de máquinas modernas, sino a golpes de imaginación creadora y de talento organizador.
Pues si cada pieza aislada del rompecabezas ha sido mirada distraídamente por los encargados de iluminar las opciones y de guiar al pueblo, su conjunto no puede ser ya ignorado. El acontecimiento que urde este conjunto, el peligro que revela, su dimensión y su poder, dominan y fascinan. Hasta el punto de que, ahora, el mayor riesgo es pasar de la ignorancia al desaliento.
Es una regla de carácter histórico: cuando un país es, política y económicamente, el más fuerte, prefiere las inversiones directas (toma control) en los otros países. De esta manera, emigraron antaño a África los capitales europeos, no con fines de colocación, sino para ejercer poder económico y explotar los recursos locales. Por el contrario, los países económicamente débiles, siguiendo una ley clásica, ven emigrar al extranjero sus ahorros líquidos en forma de colocaciones de dinero en países más fuertes. Es lo que actualmente ocurre con los titulares de rentas elevadas en los países subdesarrollados.
Pero es preciso que la economía se halle en condiciones de hacerlo. En los países débiles, en los países del Tercer Mundo, se advierte, en cambio, con relación a las inversiones extranjeras, una actitud que oscila entre una tolerancia mezclada con un sentimiento de explotación y reacciones violentas que se traducen en prohibiciones o nacionalizaciones. Estos extremismos no responden en manera alguna a los problemas planteados a una economía moderna. Y, dado que la inversión extranjera no hace más que traducir una superioridad tecnológica, la nacionalización sólo nacionalizará las paredes de las fábricas: es imposible expropiar los conocimientos técnicos y la capacidad de invención.
La industria se halla fundamentalmente ligada a los principios de la libertad de movimiento de los capitales y de la libertad de establecimientos de empresas. Por consiguiente, adopta una actitud positiva y liberal en lo tocante a las inversiones extranjeras y a la implantación de empresas dentro del país elegido.
De acuerdo con este espíritu, expresan el deseo de que, sí hay que tomar disposiciones con el fin de estar mejor informados de los movimientos de capitales procedentes de países exteriores, estas medidas no pueden constituir, en ningún caso, obstáculos a la entrada de capitales extranjeros en el país elegido, ni afectar a su orientación.
Así se nos anuncia, tranquilamente, una mutación sensacional, histórica. Dentro de una generación no existirá ya una diferencia de grado entre nuestra situación y la de los países avanzados, sino una diferencia de naturaleza. Formaremos parte de otro universo. Un universo intermedio entre la civilización más avanzada y la de los países atrasados.
La experiencia nos muestra, sin excepción, que en la economía moderna, cuya característica esencial es un ritmo acelerado de innovación, el inventor de un producto o de un procedimiento nuevo se encuentra en una situación de fuerza en relación con sus competidores. Cuando acepta compartir con ellos el fruto de un descubrimiento, lo hace ejerciendo un verdadero efecto de dominación, manifestado en los elevados cánones que, naturalmente, exigen como contrapartida.
Caso Venezuela:
Oigamos, los cuentos de camino, de un Ministro "revolucionario". El Sr. Ministro de Agricultura y Tierras, en días recientes, dijo: La empresa de productos Lácteos los Andes. Produce diariamente 390.000 litros de leche. Pero Sr. Ministro, donde está escondida la leche que no se ve por ninguna parte. Será que se la mandan a la Polar para hacer yogurt, ¡la contrabandean para Colombia! Lo único que se consigue, a veces, es leche en polvo descremada que, según los pulperos que la envasan, tiene "protones y neutrones", para curar a los sujetos descreídos. Coño, pero cuesta Bs. 274/kilo. ¡Qué pasó con las vacas lecheras y búfalas que importó del Uruguay y Brasil el Presidente Comandante Hugo Chávez, se las comieron o están en Colombia!
Señores Ministros de la Economía; la inflación en lo que va de año supera ya el 240%. Veamos: El kilo de arroz que costaba Bs. 9, lo subieron a Bs.25/kilo; la carne importada de Bs. 30, la subieron a Bs. 90 Bs/kilo; la carne en los supermercados privados está a Bs. 300 y dale; el kilo de papas está a Bs. 80; el kilo de tomates a Bs. 100; el kilo de pimentón a Bs. 84; el kilo de cebolla a Bs. 100; la carne de cerdo por las nubes; del pescado ni hablar, lo comprarán los ricos y los funcionarios públicos, porque tienen su resuelve. No conseguimos artículos de aseo personal, ni detergente para lavar por ninguna parte. Y, seguimos silbando bajito por el caminito hacia Colombia donde está el amor mío. No mejora nada el enfermo.
¡Gringos Go Home! ¡Libertad para los antiterroristas cubanos Héroes de la Humanidad!
¡Chávez Vive, la Lucha sigue!
¡Patria Socialista o Muerte!
¡Viviremos y Venceremos!