La pregunta en cuestión me fue lanzada –a quemarropa- por parte de una bella muchacha que juega el papel de "alumna" dentro de mis habituales rutinas docentes en la universidad donde laboro, la cual es digna de intentar estallar dada la potente "dinamita" que lleva incrustada en sí misma, pues se trata de esa clase de preguntas ´incómodas´ que le dan a uno – y a otros- a pensar.
Antes de procurarle a mi especial discente una respuesta inmediata que pudiera en algo tranquilizar su intempestiva sed de saber, me vino al recuerdo un extenso programa televisivo visto la noche anterior, en el cual fungía como invitado un alto personero del gobierno del presidente Maduro, quien en sus reiteradas intervenciones hacía destacar ante la periodista frases recurrentes del tipo: "…mire, ya tenemos 14 años de revolución…", "…esta revolución la iniciamos hace 14 años", "…ahora los venezolanos vivimos en socialismo…" "…el problema es que al imperialismo y a la oposición no les gusta la revolución socialista que estamos haciendo en Venezuela…", etc.
Tal juego de palabras fueron las que estuve a punto de tomar prestadas del precitado personaje televisivo para devolvérselas, casi intactas, a mi querida estudiante, pues a simple vista ellas daban la impresión de contener todo el sumun que, quizás, dejaría conforme y tranquila a esa belleza juvenil que atentamente aún seguía esperando palabras y respuestas de (éste) su interpelado e inmediato profesor.
Y, justo, cuando ya estaba a punto de decirle a la querida bachiller aquella suerte de lección aprendida en la TV del día anterior, me vivieron al recuerdo esa clase de fantasmas cognitivos que suelen aparecer-nos cuando menos uno les busca y espera, y cuya responsabilidad descansa (en parte) en ese dispositivo ingobernable de memoria que frecuentemente cargamos para arriba y para abajo, haciéndonos meter más de las veces en serios problemas, por ello a la precitada pregunta de mi discípula sólo se me ocurrió reintegrarla con otra serie de inquirias, a saber: "Mi reina, y ¿Qué te dice tu experiencia de juventud en la Venezuela actual? ¿Sientes que vivimos (o no) en revolución? ¿A qué llamas tu revolución? ¿Cuál pudiera ser el revolucionómetro para aplicar y saber si en nuestra patria estamos en un pleno borbollón de transformaciones?
De ipso facto, la reacción inmediata de mi impaciente "alumna" no se hizo esperar. Con un cierto tono de molestia me increpó con (más) preguntas que de momento nos alejaban (a ella) de su originaria intranquilidad cognitiva y (a mi) de esas otras interrogaciones que recién le había formulado.
Bueno profe –me dijo-, la gracia no está en que usted me pregunte sino que responda a mi pregunta, pues usted es el que sabe y yo la que viene aquí a aprender ¿o no?
Como quiera que la impaciencia ya amenazaba con vestir plenamente a la hermosa cursante, amenazando con ambientar tensionalmente al salón de clases, es por lo que no me quedó otra "estrategia de habla" que hacer-le unos escuetos "avances" respecto al asunto formulado por ella mediante su pregunta: ¿Hay revolución en Venezuela?
Le dije: Mariana -que es el nombre de pila de mi amiga de marras- digamos que la revolución tiene muchas locaciones, que ella se encuentra desparramada en distintos lugares, los cuales pueden ser observados y aprehendidos mediante el empleo de varias tecnologías, en tal sentido tal palabra la encontramos habitando en los discursos, en los actos de habla escrita o en esas oralidades que frecuentemente solemos realizar; otras veces ella está instalada en nuestras cabezas, en eso que llamamos los imaginarios, las mentalidades, pero también en acciones, en aquello que elegantemente llamamos las "prácticas sociales".
De estas distintas geografías de la revolución, quizás sea la que alude a los discursos, a los enunciados y las enunciaciones, la que más nos debe importar en principio, pues en base a lo que digan las palabras, al alcance que ellas les den al vocablo revolución, es como, tal vez, pudiéramos evaluar, hacerle seguimiento y sentencia, al mismo hecho revolucionario de presunta ocurrencia en Venezuela.
Por lo demás, la revolución, como otras tantas cosas, son fundamentalmente palabras, de allí que debemos retener lo que dicen las palabras, especialmente sobre aquella titulada como revolución, pues sin palabras, en nuestro caso, correríamos el riesgo de llamar o ver revolución, de observar actos o hechos revolucionarios, en cualquier lado y a cualquier hora y, por tal vía, ya sabes corremos el peligro de extraviarnos, de no poder dialogar provechosamente sobre nada.
Siendo así las cosas –continuaba diciéndole- no nos queda otra que ir a buscar en las palabras de la revolución bolivariana, en su biblioteca, lo que está dicho y afirmado (allí) por revolución.
A partir de tal "trabajo de campo" pudiéramos luego, reposadamente, observar y contrastar lo que hay en la calle, lo que indican los comportamientos, las actitudes y desempeños que efectuamos ahora los venezolanos y venezolanas, con tal estrategia de sentido quizás pudiéramos evaluar las políticas y los programas del gobierno con buena sensatez.. ¿Te parece?
En tanto iba soltando mis últimas palabras a Mariana, le observaba cada vez más y más atenta, por lo que al final intuí que mi "avance" le había resultado medianamente satisfactorio, no obstante me volvió a increpar con un registro tonal más elevado y casi circunspecto : "Que va profe! Ya usted se llevó la pregunta pa´otro lado, ya nos va a enredar otra vez con palabras, con el cuento de que ahora todo son palabras y más palabras. Yo no quiero palabras, yo hablo de hechos, por eso la pregunta que le hice antes: ¿hay revolución en Venezuela?"
A la estricta invitación cognitiva de mi alumna, sólo recuerdo haberle respondido: "Esta bien mi cara amiga, olvidemos por un instante el asunto de las palabras y lo que ellas dicen, lo cual también implica que dejemos ahora de utilizar la voz revolución y de no ocuparnos de lo que ella procura decir-nos, luego ¿de qué hablamos? ¿Podemos hablar de la revolución renunciando a lo que está portado en la palabra revolución? ¿No está acaso tu pregunta toda llena de palabras? ¿No será que también lo que tú llamas "hechos" son igualmente palabras construidas? ¿No estás acaso tu toda sedienta de palabras mías, las cuales, por cierto, están henchidas de mucha incompletud?
Continuará
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