23 de Enero de 2003
Titino está agachado en el balcón de su casa. Trata de encajar la cacerina
en la Beretta 9 mm niquelada, pero los nervios se apoderan de su cuerpo
y el
temblor en sus manos, no le permite culminar esta maniobra. Estaba en su
caja plástica recién destapada con dos cajas de balas Winchester y dos
cacerinas adicionales. Compró este arsenal hace tres meses, cuando
asistió a
una de las reuniones del condominio. "¡Mosca!" - Le dijeron - "Esos
chavistas van a bajar del cerro y van a barrer con nuestros apartamentos...
Van a violar a tu esposa y a tus hijas... Se van a llevar tu carro último
modelo y le van a regalar tus muebles a unos cubanos que viven en Catia
entrenando a los malandros de Diosdado...". Su esposa está en un rincón de
la sala, abrazando con fuerza a sus dos hijas. Una de ellas gime
tratando de
soltarse y los dedos de Verónica se blanquean al impedir que Gigi logre su
cometido. Titino trata de respirar hondo y ubica en su memoria las
clases de
yoga que le dictó el profesor Maranatha, pero la calma no llega. "¡Ese
cabrón de Maranatha!" - balbucea - "Y eso que me cobró en dólares el
Indú de
mierda... ¿Dónde estará el instructivo de esta vaina?...". Verónica se
desespera y le dice en susurro, temiendo que alguien la oyera: "¿Qué pasa
Titino? ¿Cómo que no puedes meter las balas en esa cosa? ¿No me digas
que de
nada te sirvieron las clases en el polígono de tiro? Mi mamá bien me lo
decía. Titino sabrá mucho de Ingeniería y Computadoras, pero para ser
mercenario es un cagón...". Titino no respopnde. Por fin la bendita
cacerina
entró en el mango de la pistola. "¡Ajá! Por fin. Bonita la cosa esta..." -
ahora le responde a su mujer - "A tu mamá es a la primera que debería
meterle dos tiros por habladora de paja. Quisiera ella tener el Penthouse
que te compré". Verónica no está como para defender a su madre.
Paquita, la
española del 5-A, le advirtió sobre los comunistas republicanos. Le dijo
que
no perdonaban virgos treceañeros y su hija mayor no los tenía, pero los
aparentaba. "Maldita sea el día en que me puse a escuchar las historias de
esa franquista...". Titino se asoma al balcón. Apenas muestra los ojos
y la
nariz. Pepeto y Felix están montando una barricada en la garita de
vigilancia. Despidieron ayer al vigilante. Era negrito y tenía pinta de
chavista infiltrado. "Ese tierrúo estaba pasando información a los
comunistas... ¡Seguro que si!... Yo le vi una vaina rara en las manos el
otro día... Me dijo que era una arepa con queso, pero ¡Que va! A otro perro
con ese hueso. Ese tenía C4 escondido en la garita... Menos mal que botaron
a ese carajo; veía medio extraño a mi Verónica. ¡Claro! Como nunca ven un
culo blanco...". Verónica trata de retener a Gigi. Catherine está tranquila
en su regazo. Pero Gigi insiste en soltarse de sus manos. "¡Quédate
tranquila, Gigi! ¿No ves que tu papá nos va a defender de esas hordas de
chavistas que quieren quitarnos nuestro apartamento, nuestro carro,
nuestras
acciones en el Country y su linda oficina en el Sambil? - de inmediato
piensa - "¡Coño! Me salió como propaganda de Banco...". Gigi se voltea
hacia
su madre y le dice: "Mami, solo quiero prender la televisión para ver las
comiquitas". "¡Que comiquitas del carajo!" - grita su padre - "Prende esa
vaina y ponla en Venevisión. Quiero saber por donde vienen esos
desgraciados. A ver si cogen para Santa Mónica y se olvidan de esta
urbanización".
Gigi, por fin se desprende del abrazo de su madre y toma el
control para encender el televisor. Por error marca el 08 y ven las
imágenes
de Venezolana de Televisión. La multitud es enorme. Están en la Avenida
Bolívar. No cabe un alma y se desbordan las calles vecinas. Fuerzas
Armadas,
Universidad, El Nuevo Circo, El Silencio hasta Plaza Venezuela. Cantan,
bailan, gritan, gozan... "¡Uh! ¡Ah! ¡Chávez no se va!... ¡Uh! ¡Ah! ¡Chávez
no se va!... Chávez, Chávez, Chávez...". Titino no lo puede creer.
Suelta la
pistola en el piso y se va acercando al televisor. "¿Qué es esto? ¿No y que
venían a invadirnos?". "Chávez los tiene locos, Chávez los tiene
locos..." -
se escucha desde la pantalla. Verónica suspira y traga grueso. Gigi,
baila y
canta al son de la pegajosa canción "Chávez los tiene locos, Chávez los
tiene locos...". Titino ve a su mujer y no sabe si reír o llorar; solo
pregunta: "¿Qué día es hoy?" "23 de Enero, papi" - le responde Verónica.
Vuelve al balcón, recoge la pistola y la mete de nuevo en su caja. Recoge
las cacerinas y todo va a parar a la bolsa negra en que se encontraban.
"Verónica. Recuérdame vender esta mierda o botarla bien lejos de la casa".
Se asoma en el balcón y abre la ventana de par en par. Respira profundo.
Todavía están Pepeto y Felix armando la barricada. En un segundo entiende
todo y grita desde el balcón: "Feeeelix... Pepeeetoo... Dejen esa mierda y
váyanse a dormir ¡Nojodaaaa!".
Nota: Este es un cuento de lectura rápida. Cualquier parecido con la
realidad, es pura coincidencia.