El plan del imperio es más nítido con cada hora que pasa. Si alguien
podía albergar alguna duda, esta se disipa a la luz de los últimos
acontecimientos. Confieso que estuve pendiente de las líneas que bajaran
desde los medios de desinformación privados, persuadido que representan la
voz y la voluntad del Departamento de Estado de los EE.UU., en Venezuela.
Era evidente que la conducta de estos medios marcarían las claves del plan.
Si los medios apoyaban la participación en las elecciones, esto se vería
claramente dando cabida en sus programas o por medio de sus opinadores de
oficio, especialmente los programas y opinadores bandera, a los políticos
que se ubican en esta tendencia. Entonces, el desmadejado y amorfo mundo
político seguiría adelante con sus propuestas. Si, al contrario, justo como
ha ocurrido, los medios desaparecían o invisibilizaban a los políticos
aspirantes a la concurrencia eleccionaria, el objetivo del imperio estaría
claramente definido.
Eso es justamente lo que ha ocurrido. Personajillos de opereta,
miserables y canallas de la calaña de Ezequiel Zamora o Antonio Ledesma
recitaban hoy, en esos púlpitos del terrorismo que son los medios, la
cartilla. El primero llamaba traidores y vendidos a todos cuantos se atrevan
a conciliar con el “régimen”, el segundo, desde esa estatura intelectual que
lo caracteriza, declaraba desconocer la legitimidad de la Asamblea Nacional
y consecuentemente el Comité de Postulaciones. Ambos recibían el
correspondiente respaldo mediático que ahora está siendo multiplicado por el
resto de la camarilla apátrida.
¿Hay alguna duda?. Tal como reconoció Alberto Federico Ravell, los
medios conducen a la oposición, tal como lo hicieron en los días del golpe,
el sabotaje petrolero, la guarimba o la más reciente espantada en las
elecciones legislativas. La razón de aquel retiro ha dejado de ser una
presunción, si acaso algún ingenuo aún lo dudaba. Se retiraron para esgrimir
el argumento que hoy utilizan: la deslegitimación del poder legislativo.
Sólo un eslabón más en la cadena que aspiran los conduzca a un escenario de
desmoronamiento de los poderes del estado, uno a uno. Fiscalía General de la
República, Contraloría, Defensoría del Pueblo (Poder Moral), Consejo
Nacional Electoral, Asamblea Nacional y por último, el Poder Ejecutivo.
Cualquier concesión que se les haga sólo será para ellos signos de
debilidad de la revolución y no los hará desistir del objetivo. Esto debe
tenerlo claro todo el mundo. Las concesiones significarán debilitamiento de
los poderes y argumentos para ellos. Conformar un CNE tratando de
complacerlos serán argumentos en las manos de estos conspiradores
convencidos. Les servirá para intentar demostrar que tenían razón. Desmontar
el equipo de directores que más ha hecho por el adecentamiento y la
organización del poder electoral en toda la historia venezolana, no
conducirá sino a la frustración. ¿Cómo puede esperarse que respeten un nuevo
CNE si están proclamando que no reconocen a la Asamblea que debe elegirlos?.
El pueblo revolucionario, los poderes del Estado y particularmente el
gobierno tienen que actuar con firmeza y consciente de los planes que
manejan los mandaderos de guashinton. La única estrategia que puede oponerse
a estos planes diabólicos es la participación de más del 50% del padrón
electoral en diciembre. El país tiene que prepararse, no para ganar las
elecciones en diciembre, sino para ganarle a guashinton la legitimidad de
las instituciones. Sólo un resultado que supere la mitad del padrón
electoral impedirá al zafarrancho de denuncias internacionales,
deslegitimaciones y desestabilizaciones que lloverán sobre Venezuela a
partir del mismo 3 de diciembre.
Ese es el plan de guashinton, nadie debe llamarse a engaño. En el
marco de un ambiente enrarecido por las pretendidas aspiraciones del pueblo
zuliano a la separación, aspiran a repetir los resultados que obtuvieron en
las elecciones parlamentarias: Ni un solo parlamentario elegido, pero sí la
deslegitimación del proceso. A lo largo del año 2005, rogué, imploré, pedí
de todas las formas y maneras que no se desmovilizaran las fuerzas
populares, aún a riesgo de ser llamado de las más duras maneras por no
ofrecerme a secundar las voces que reclamaban contra funcionarios o
instituciones porque sembraban desaliento. Estaba convencido de que esas
aguas nos traerían estos lodos. Hoy renuevo el llamado. Que nadie se
distraiga, que todos posterguen sus reclamos por legítimos que sean. Todos a
una como en fuenteovejuna. Si no alcanzamos el objetivo todo se nos irá como
agua entre las manos. Unidad, unidad en propósitos y objetivos o veremos
sepultados doscientos años de esperanza.
HUGO PARA TODOS Y TODOS PARA HUGO.
LA BARRICADA SÓLO TIENE DOS LADOS.