Quinto malo

Cooorre que llegó el champú y la acetona!

A finales de 2014 y en los pocos días de comienzo de este mes de enero, se han incrementado las colas de personas a las puertas de supermercados privados que –previo acaparamiento o control interesada de la distribución- hacen ofertas para la venta de productos que estaban “desaparecidos”.

Como en los ataques masivos de langostas en determinados cultivos y por algunas temporadas, enjambres de personas realizan largas colas para adquirir, una y otra vez (porque nadie aplica el cacareado “control biométrico” para el denominado “bachaqueo”) el producto que sea –necesario o innecesario- que se ofrezca en los lugares de mercadeo, aludidos.

He tenido la oportunidad de observar directamente el fenómeno y, estoy seguro, más de uno de quienes ahora me leen, también lo ha hecho. Si no es que se encuentra en uno de los tantos que siguen el “coooooooooorrre que llegó el champú y la acetona”. Hay quienes lo hacen tras la leche o la harina de maíz precocida y, quizá, pueda que tengan un argumento un poco más válido del de quienes se desviven por cualquier cosa, como los productos cosméticos u otros que
corresponden a los rubros de “necesidades creadas o inducidas”.

En cualquier caso, y es el tema al que –nuevamente- queremos referirnos en esta nota de reflexión y alerta, es que la concurrencia a los puntos de comercio levantados con intenciones agitativas, se convierte en un medio expedito para la difusión del caos y para crear o estimular campañas desestabilizadoras en las que el centro de ataque es la Revolución Bolivariana y, en particular, el gobierno que encabeza el camarada Nicolás Maduro.

Hasta militantes del chavismo pueblan las largas filas de desesperados que corren tras un producto que no necesariamente necesitan. Las compras se realizan con ansiedad y con un sentido de acaparamiento que no hace sino reproducir los mismos mecanismos que aplican los grandes empresarios y comercializadores que sí saben de los planes de desestabilización y caos que se quieren sembrar en nuestro país, por órdenes de las grandes transnacionales y de los aparatos políticos y militares del imperio estadounidense.

Lo que es más grave. Las masas de personas que son manipuladas y movilizadas en función de establecer y difundir la matriz del caos, demuestran no tener las armas de la conciencia para enfrentar, detener e impedir el asiento de una sensación de “fracaso de la Revolución Bolivariana”. Hablamos, desde hace 15 años, del pueblo gobierno y, en lo formal, se delega al poder popular esa función política. Pero, buena y significativa parte de ese pueblo, no es capaz de asumir su tarea de gobernante y, de manera organizada, tomar el control de situaciones como la que en esta nota describimos.

La primera acción –individual, si se quiere, aunque la propuesta es que sea colectiva y organizada- debe ser la de no correr tras cualquier necia oferta de venta de productos, muchos de ellos innecesarios. La segunda es que, si por alguna razón, en realidad se requiere de un producto de consumo básico, que sólo se adquiera el estrictamente necesario y no con propósitos acumulativos o acaparadores. La tercera acción es que la militancia organizada del chavismo, en cualquier instancia, se organice en brigadas de divulgación y de contrainformación que, en las propias filas de desesperados consumidores, realicen campañas de concienciación, apoyados en materiales impresos de fácil y convincente lectura. En cuarto lugar, nuestros grandes medios de comunicación e información, actuando como un sistema bien organizado, debe reforzar y acentuar (como política del sistema de comunicación e información del Estado) las campañas de apoyo al pueblo, a la revolución y al gobierno que preside nuestro camarada Nicolás Maduro.

Si no emprendemos una estrategia de conjunto, si no colocamos al Partido (Psuv) y al Gran Polo Patriótico al mando de estas acciones y las ejecutamos sin demora y de manera articulada, el riesgo de perder una gran batalla o de debilitar nuestras fuerzas, está presente. Entendamos que esta fase de la guerra económica, en los planes enemigos, tiene trazada la estrategia de captar grandes sectores de la población para que, por medio del descontento, contribuyan al caos y a la desestabilización. Nuestra determinación es impedir que pasen: ¡No pasarán!



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Iván Padilla Bravo

Director del semanario cultural "Todos Adentro", medio adscrito al Ministerio del Poder Popular para la Cultura. http://www.mincultura.gob.ve/

 ivanpadillabravo@gmail.com      @IvanPadillaB

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