La opresión del imperialismo

En todo el mundo caen las leyes como una losa sobre el lomo del pueblo, todas ellas persiguen dos objetivos: explotar la energía laboral del pueblo y levantar obstáculos que impidan que esa energía física se transforme en intelectual. Si los medios que el imperialismo gasta en armamentos para expoliar a los pueblos, los destinara a la educación, la salud y la alimentación, la espantosa fisonomía del mundo no sería tan repulsiva. El odio que el imperialismo siente al socialismo lo obliga a invertir tiempo y metal en armamentos. Esto lo debemos enjuiciar como un crimen más del imperialismo contra los pueblos.

Anteriormente a la Revolución Bolivariana, Socialista y Chavista, el pueblo trabajaba en las mismas condiciones de los tiempos de la época de la colonia y dependía por entero de los caprichos ciegos del imperialismo español, y el del mantuanaje. Él, que ayer no tenía la menor idea de lo que es la ciencia, hoy se convence palmariamente de su fuerza, del poderío del pensamiento humano.

El pueblo chavista confía en la fuerza organizadora de la razón, confianza que han perdido numerosos intelectuales de la burguesía, agotados por el estéril trabajo de querer conciliar las contradicciones de clase. Él pueblo se siente artífice de un mundo nuevo, y aunque todavía vive en condiciones difíciles, sabe que crear otras condiciones es objetivo suyo y cosa de su voluntad consciente, por lo que carece de motivos para ser pesimista. No sólo es joven desde el punto biológico, sino también desde el punto de vista histórico. Es la fuerza que acaba de cobrar conciencia de su camino, de su alcance en la historia, y cumple su obra de construcción cultural con toda la audacia inherente a la fuerza joven no desgastada aún, guiándose por una doctrina sencilla y clara. ¡Socialismo!

La meta del imperialismo es restablecer, con recursos de violencia física y moral, por medio de las guerras en los campos de batalla y el derramamiento de sangre en las calles de las ciudades, el "orden inhumano", podrido, fuera del cual el imperialismo no puede subsistir. El pueblo que se siente dueño de la producción y de la distribucción se desarrolla, naturalmente, la conciencia de su responsabilidad ante el país, y esta conciencia le hace querer mejorar la calidad de lo que produce y rebajar sus costos.

En su cínico juego los imperialistas ponen las miras en la estulticia de las masas, mientras que en la Unión, en la masa trabajadora se desarrolla el proceso de formación de la conciencia de su derecho al poder. Crece el hombre y la mujer nuevo(va) y podemos definir ya, sin miedo a equivocarnos, sus virtudes.

La tan necesaria estabilización de la Revolución sobre la estrecha base de la propiedad de la burguesía se rebeló imposible. Ésta dependía de la solución que se aportase a los problemas fundamentales heredados. La guerra dentro del problema económico y financiero; la moneda está devaluada, la economía deteriorada. El Comandante Chávez siempre nos recordaba. Nos hallamos, pues, de espaldas a la pared: el retorno al antiguo orden nacional ya no es posible en el crecimiento: o forjamos una política de producción, o la burguesía y los maiameros seguirán organizando el presente y el futuro de Venezuela. Este punto se presenta indiscutible, y entraña ciertas consecuencias para la acción.

La Revolución es la guerra de la libertad contra sus enemigos. Su objetivo es el de cimentar el Socialismo; después de la Victoria se volverá al Gobierno Constitucional, régimen de la libertad victoriosa y pacífica. ¿La fuerza sólo está hecha para proteger el crimen? La meta del socialismo es libertar a los pueblos de las viejas supersticiones y de los prejuicios de raza, nación, de clase, de religión, y crear una sociedad fraterna nacional, cuyos miembros trabajen cada uno, según sus capacidades y reciban según sus necesidades. La virtud, principio fundamental del Gobierno Revolucionario no se orientará hacia el despotismo. La virtud, es decir, el amor a la Patria y por sus leyes, la entrega magnánima que funde todos los intereses particulares en el interés general.

P.D.

La pregunta de las mil lochas: La India es un país productor de medicinas con grandes laboratorios. Venezuela le está enviando 500.000 barriles de petróleo día. (Según tengo entendido) ¿Por qué no se acuerda entre ambos Gobiernos, que los barcos que transportan el petróleo a la ida a la vuelta regresen con medicinas? Así de esa manera, se evita el acaparamiento, la especulación, el agiotismo y, a la vez, nos sacamos de encima, el chantaje del imperialismo y sus laboratorios que mantienen en Venezuela.

¡Gringos Go Home! ¡Pa’fuera tús sucias pezuñas de la América de Bolívar, de Martí y de Chávez!

¡Chávez Vive, la Lucha sigue!

¡Independencia y Patria Socialista!

¡Viviremos y Venceremos!



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Manuel Taibo


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