El fantasma de Chávez

Ignoro si la oposición recalcitrante ha sopesado la posibilidad de que un Chávez derrocado mediante un golpe de Estado o, peor aún, un Chávez muerto, se convierta, más que en un símbolo, en un acicate para la revolución latinoamericana.

En mi opinión, todas las fuerzas golpistas, así estén apoyadas por la infantería de marina gringa, no bastarían para evitar nuevas versiones del “caracazo”, reproducidas en diversas poblaciones del país. La pesadilla de algunos ricachones de ver sus residencias saqueadas por la plebe se tornaría en realidad concreta, y no quedaría un solo bunker, por remoto e inaccesible que sea, que no sufra los embates de una población indignada.

Me atrevería a pronosticar que el asesinato de Gaitán o el ejemplo del Ché Guevara resultarían pálidos al lado del nuevo símbolo de la protesta popular.

Por otra parte, no creo que en los laboratorios de ideas o “think tanks” de Estados Unidos hayan desestimado tal posibilidad, pues hasta las transnacionales que sostienen a Bush, con todo y su avidez de lucro, intentan entender o anticipar los avatares de la política continental.

Se dirá que en el olfato de los gringos no se puede confiar pues no anticiparon la caída del Sha de Irán y el remedo de las mil y una noches que le servía de corte. Tampoco vislumbraron el desmoronamiento de la Urss o la destrucción del Muro de Berlín. Pero lo de Chávez les toca más de cerca, pues se trata de su zona de influencia, la más próxima al territorio propio.

Por distintos que sean los estilos de Chávez y López Obrador, el destino de uno está vinculado al del otro. Sería hora de que los gringos reparen que en México hay que aflojarle la rienda a las tensiones sociales. Se trata de un país con millones de pobres y pocos ricos en grado superlativo, sin términos intermedios.

Un estallido social en América Latina influiría en alguna medida en la situación mexicana.

A su vez, una conmoción popular en México enviaría oleadas de inmigrantes hacia Estados Unidos sin que haya un muro, electrónico o con parafernalia de punta, que detenga a los refugiados provenientes del sur.

Por muchas razones mas les vale calarse a Chávez hasta el último día de su mandato. Además, si lo dejan gobernar por un rato, podría demostrar la incapacidad que le atribuyen. ¿O acaso temen que tenga éxito?

augusther@cantv.net



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Augusto Hernández


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