Generalmente, tratar de cambiar un tipo de gobiernoproduce confrontaciones. Es la búsqueda del poder para aplicar otras políticas. La lucha histórica ha sido contra las minorías que explotan a las mayorías. Se trata de enfrentar la injusticia impuesta por las élites que también dominan el aparato económico. Riqueza y poder político han sido los elementos que en las sociedades se han utilizado para decidir el futuro de millones de seres humanos.
En los tiempos de las monarquías se planteaba la instauración de las Repúblicas: el fin del estigma de unos pocos que controlan el poder y viven de las mayorías. En pocas palabras, las revoluciones han empujado la historia hacia las sociedades más justas, esa búsqueda permanente de los seres humanos por relacionarse entre sí como iguales. Cuando surge la rebeldía es porque una porción social, insurgea favor de los intereses de las grandes masas populares.
El gran dilema del movimiento de independencia en Venezuela fue en sus primeros tiempos la falta de participación y apoyo de los oprimidos, de los pobres, a la causa libertaria, dirigida por los blancos criollos que eran a su vez hijos de esclavistas. Cuando se logra la incorporación de las mayorías del pueblo en los ejércitos republicanos, cambia el rumbo de la revolución y se plantea entonces la independencia junto a la libertad de los esclavos, el derecho a la educación para los indígenas. O dicho de otro modo, la igualdad social. Y es allí donde se encuentra la médula de las revoluciones: o es popular o no es revolución.
Los rebeldes se deslindan del poder constituido y se convierten en motores de transformación subvirtiendo el orden social establecido dentro de un gran movimiento que se torna confuso y muchas veces inentendible. La rebelión está signada por el auge de una vanguardia que conduce al pueblo hacia su redención y liberación, erigiéndose nuevas estructuras y un Estado humanista y de justicia, mientras sea necesario ese Estado. En nuestro país hay una revolución, el anti imperialismo y la lucha contra el capitalismo salvaje, son signos indudables en contra del poder mundial constituido.
De tal modo, que una "revuelta de los ricos" como diría el periodista de "theGuardian" Mark Weisbrot, no tiene nada que ver con rebeldía, al contrario es un intento de retomar el poder para beneficio de las clases que han dominado siempre a Venezuela. Su propuesta, es volver al control de las riquezas naturales como el petróleo, para entregarlas a la potencia mundial más influyente y poderosa militar e ideológicamente. Dirigir el país, para retrogradar hacia las más desiguales relaciones económicas y supeditar la soberanía nacional a los intereses foráneos. Los rebeles, en este caso, aunque parece contradictorio, tienen el poder político y son asediados internacionalmente, descalificados y demonizados por los medios de comunicación mundiales y la diplomacia aliada a la OTAN y la unipolaridad estadounidense. Los rebeldes en Venezuela promueven desde el gobierno, la inclusión social, la independencia y el desarrollo nacional.