Si hay algo que debo agradecerle a la mafia de los Carlos y a su apóstol Juan, es haberme permitido hacer extensivo mi proselitismo político a una variada gama de personas que se ven en la necesidad de reabastecerse de combustible para sus vehículos. Cuando la manecilla está por marcar "E" de échale (obviando el empty del norte), comienzas a mentalizarte sobre el hecho de pasar, mínimo, una noche en el carro en espera de tan preciado líquido. Puedes haber cursado estudios de yoga, puedes ser la persona más serena del mundo, pero no dejas de maldecir y mentarle la madre internamente a estos caraduras de la oposición que echaron por tierra el libre ejercicio de echar gasolina en sana paz y en la estación que te diera la gana. Yo, particularmente, prefiero buscar las colas nocturnas. El sol en los valles de Aragua, se muestra especialmente inclemente y no se hasta que punto, aliado de la oposición. Ni una puta nube que sirva de alivio.
Pero, toda crisis ofrece su alternativa recreativa. Cuando las opciones operativas te arrastran a entrar en una cola de estas, vas calibrando las opciones y métodos para hacerla más llevadera. Lo primero es estacionarte y
ubicar a los compañeros de infortunio. Estos grupos se ubican generalmente cada diez o quince carros. Te acercas y haces la pregunta reglamentaria, incluso estúpida: ¿Saben cuándo llega la gandola?. La respuesta varía según los optimistas o los pesimistas. Unos te responderán que el bombero, el policía, el guardia, un amigo de su vecino que está en Yagua o el encargado de la bomba dijo que hoy viene, pero no saben cuando, pero de que llega, llega y otros que hablé con fulano y me dijo que hoy no venía o llevo tres días aquí y no ha llegado. Dificulto que llegue hoy (todo esto acompañado de una cara de arrechera). Tres veces haciendo esta cola, me han convencido que, los primeros y más numerosos, son afectos a Chávez; cosa que he podido comprobar luego. Y los segundos, muy pocos, terminan renegando del gobierno y aislados en su carro sin querer "contaminarse" con los optimistas. Si esto no es cierto, busquen a un solo afecto a la oposición que afirme lo contrario.
Luego de este intercambio inicial, notas que has violado cierta conversación y que estás sujeto a una breve e intensa observación para detectar tu inclinación política. Algunos carraspean y la experiencia me dice que son los moderados chavistas que tienen cierto miedo escénico de abrirse a la opinión de un extraño. Pero hay él que no le importa un carajo si tengo cara de escuálido y retoma su conversación sobre ese Carlos Ortega coño de madre que está jodiendo el país. Es aquí donde se comienza a enlazar la amistad de quienes, aún siendo extraños, asumen que tenemos un proceso que nos hermana. De hecho, si midiéramos los índices de popularidad de Hugo Chávez en estas colas, ¡Hasta el 2021, camarada!.
Posteriormente, cuando se evidencia que las horas pasarán y se hace necesario calmar la ansiedad, surgen los pantrys y el infaltable dominó; esto acompañado de cavas con hielo, jugos naturales (los refrescos ya no son una necesidad), ron o whisky nacional (la cerveza tiene problemas de aceptación popular) y las ganas de socializar con los compañeros recién adquiridos. En fin, toma forma una nueva expresión popular que reúne a venezolanos radicales y moderados e incluye, a aquellos que se mantenían alejados de la diatriba política. Por que este pueblo se politizó; se llenó de país, de símbolos patrios, de una PDVSA desconocida que siempre estuvo allí y que ahora enorgullece a quienes captan su real importancia. Surgen nombres, Zaida, Roger, Luis, Ernesto, Milano, Pedro, Francisco, Lorena (preñada y haciendo cola con orgullo), Jorge, Eduardo, Joao, Lisandro, familias que cooperan trayendo el almuerzo o media hora para ir a casa a bañarse y regresar mientras cuidan tu puesto. Preguntas, respuestas,
análisis y dudas que se van aclarando en un espacio pequeño, en la acera, en el hombrillo de la autopista, en la madrugada y hurgando los beneficios enormes de la solidaridad humana. Solidaridad y crecimiento ciudadano. Solidaridad, amor por este país y contacto con tu hermano. Simple solidaridad. Esa solidaridad que crea normas básicas de organización. Esa solidaridad que rechaza a aquellos que quieren colearse esgrimiendo la "viveza criolla". Esa solidaridad que nos ayuda a entender este proceso revolucionario y el valor de educar las masas a favor de esa Venezuela que queremos. Esa solidaridad que nos regala un sueño, una idea, un símbolo por encima de toda ideología.
¿Quién lo diría? Yo, agradeciendo a quienes me metieron en una cola. ¡Claro!
Respetando mi deseo, igual tendrán que pagar por los daños causados a ese pueblo que agradezco haber conocido. Por que somos un tribunal con una moral
de acero.