La civilización humana se ha aproximado a una encrucijada de la historia no sólo en lo que respecta a problemas de la guerra y la paz. Hemos entrado en un siglo en que se nota cada vez con mayor preocupación la indisoluble ligazón del derecho a la vida con el derecho al desarrollo de los pueblos.
Hoy en día se están gastando colosales recursos financieros en armas, mientras centenares de millones de personas en el mundo padecen hambre y millones de ellas mueren anualmente de inanición. Viven en la miseria, en lo fundamental, los pueblos de los países en desarrollo. Pero el problema de la miseria también ha afectado a los países imperialistas desarrollados, sobre todo a Estados Unidos. (Cincuenta millones de seres humanos en la pobreza) El Estado que asigna para armamentos más de setecientos mil millones de dólares anuales no puede o, lo que es peor aún, no quiere dar de comer a sus habitantes, que se alimentan precariamente, no quieren instruir a sus analfabetos ni dar techo a aquellos que no lo tienen.
El problema más grave es el ensanchamiento del abismo que separa a los países económicamente desarrollados de los subdesarrollados. Las acciones de los imperialistas en este caso sólo puede calificarlas de usura internacional y, dicho con toda franqueza, sencillamente de saqueo. A decenas de países los envuelve el imperialismo cada vez más estrechamente con las redes de la dependencia financiera y tecnológica. Empero, tampoco renuncia a sus viejos métodos de empleo de la fuerza bruta.
Cada pueblo tiene derecho a regir soberanamente sus destinos. Sin este principio no pueden haber normales relaciones internacionales. Los países pobres bregan y siguen bregando por la reestructuración del orden político y económico internacional en base a los principios sensatos y justos. Todos los movimientos y organizaciones antiimperialistas, independientemente de su orientación social. La paz puede ser mantenida únicamente mediante los esfuerzos conjuntos de todos los países y todos los pueblos.
Vivimos en una época extraordinariamente compleja, en que tendencias contradictorias se han entretejido y han hecho colisión a escala global. Revoluciones sociales y desesperada resistencia de las fuerzas obligadas a desaparecer de la arena histórica; ascenso impetuoso del progreso científico-técnico y su reverso, que amenaza con poner fin a la propia vida en la Tierra; importante progreso en todas las esferas de la ciencia y las artes, y degradación, que tiene su expresión en la "cultura masiva" engendrada por el imperialismo; lujo frente a la miseria y hambre en medio de la abundancia; pujante movimiento hacia la interdependencia, hacia la aproximación y enajenación, hostilidad entre naciones y grupos de Estados del mundo actual. Todo esto engendra en no poca gente el desconcierto y pavor ante el futuro. Puede trascender su animalidad hasta la mística o por lo contrario cultivarla para la destrucción sádica y gratuita.
El lema de nuestros países Latinoamericanos en tan responsable período actual de la evolución histórica, es desarrollar el pensamiento vivo y de verificarlo en la práctica político-social. Nosotros apoyamos todo lo que favorece a los genuinos intereses de los pueblos, a la paz, a la justicia social y al progreso. Conjugar los esfuerzos en la esfera de la cultura, la medicina y los derechos humanitarios es una parte más del sistema global de seguridad. A todo lo que contradice estos objetivos lo dejamos de lado.
—El "ama a tu prójimo como te amas a ti mismo" mejor que cualquier análisis expresa la revolución óntica y cristiana. Pero, desgraciadamente, a los más de 2000 años del cristianismo, lo que impera es el hedonismo, el narcisismo, la indiferencia, la confusión, el personalismo, el bombardeo devastador de los "medios de comunicación" y la exterioridad engañosa. Sí, mayor divinidad, mayor sentido de plenitud espiritual existe entre quienes comparten su pan y su palabra insuficientes, que entre los sordos señorones de añejo lustre que, pudiendo servir a manos llenas, regatean y acaparan los alimentos y las medicinas del pueblo.
¡Gringos Go Home! ¡Pa’fuera tús sucias pezuñas asesinas de la América de Bolívar, de Martí, de Fidel y de Chávez!
¡Hasta la Victoria Siempre, Comandante Chávez!
¡Independencia y Patria Socialista!
¡Viviremos y Venceremos!