Mendoza, Martinez y Manuel, tres caras de una misma moneda

Una de las grandes lecciones que nos dio el Comandante Chávez fue su entereza para enfrentar las traiciones, “Entre un principio y mil amigos” decía, “me quedo con mis principios”, no con razón, quienes osaron traicionarle, hoy son presas del olvido popular, mayor castigo. Y recordar a nuestro Comandante Chávez, bien viene al caso de las situaciones que hoy atraviesan tanto los trabajadores y trabajadoras de empresas Polar como de nuestras universidades públicas. Las primeras víctimas de todo proceso de guerra económica o políticas de caos económico, como lo denominan en sus manuales, los organismos de inteligencia del imperialismo de los EEUU, sin duda, vienen a ser los trabajadores y trabajadoras de la Patria, indistintamente si están con el Proceso Bolivariano o estén ganados por las fuerzas políticas de la reacción anti Patria. Sus salarios se corroen y contraen de tal forma que, solo les queda recurrir a los métodos de la clase trabajadora para combatir ya no, contra las políticas imperialistas sino contra la inflación inducida, que amenaza su sobrevivencia como especie trabajadora. Tal cual, es la situación de la Venezuela Bolivariana de estos tiempos en que, todas aquellas políticas de marcado corte social implementadas por nuestro Comandante Chávez para garantizar el Buen Vivir del pueblo venezolano, se han venido a pique ante el avance arrollados de las políticas de caos económico que, entre otras cosas, no persiguen otro fin sino retrotraernos a un tiempo histórico que pensábamos ya superado por la insurgencia popular de febrero de 1989, pero que, en los actuales momentos, sin que la burguesía sea gobierno, la estamos padeciendo con suprema agudeza: liberación de precios, sueldos reducidos a lo mínimo indispensable o lo que es lo mismo: sueldos de sobrevivencia, hiperinflación, desabastecimiento y colas inducidas, desinversión del factor capital, en momentos en que la burguesía nacional y transnacional, instalada en el país, obtiene grandes ganancias, máximas ganancias. En resumidas cuentas, en una coyuntura que el modelo de capitalismo neoliberal que pensábamos liquidado, nos demuestra que no estaba muerto, peor aún, asfixia y tiende a destruir, el modelo de socialismo bolivariano que durante quince años  fue construyendo con tesón, nuestro Comandante Chávez, en conjunción con el pueblo venezolano.

 Es, en medio de esta coyuntura, que las esperanzas del pueblo trabajador comienzan a ser demolidas, no quedándole otra opción sino luchar o morir en el intento de mejorar sus condiciones de vida, hacer letra viva el mandato constitucional de poder acceder a un Salario Digno y no, el mínimo necesario o salario mínimo nacional. Las y los trabajadores de empresas polar y de nuestras universidades públicas expresan, mejor que nadie, esas expectativas de lucha de la clase trabajadora venezolana. Ambos grupos de trabajadores y trabajadoras, no se van por las salidas extra constitucionales, sino por el contrario, hacen uso de las prerrogativas que les otorga la Constitución Bolivariana para encauzar su aspiración al Buen Vivir, que no es otro sino el Contrato Colectivo. En contraposición, tanto el factor capital (Lorenzo Mendoza) como el factor del Estado (ministros Jesús Martínez y Manuel Fernández), coinciden ambos en cerrarles esa posibilidad sobre la base de sabotearles la negociación de sus contratos colectivos, lo que debemos interpretarlo como la vigencia plena del Estado burgués, aquel que creíamos en proceso de regresión, pero que, los hechos de vida diaria, de las luchas de clases, nos confirman que, está más vivo y reaccionario que nunca antes, tal cual viviéramos en plena cuarta república.

 Tanto Mendoza, como Martínez y Fernández, acuden a una vieja práctica muy empleada en aquel tiempo histórico, cuyo punto máximo lo expresó el mayor golpe dado a la clase trabajadora venezolana, para lo cual, se conjugaron el gobierno de Rafael Caldera, Fedecámaras y la CTV: el robo de las Prestaciones Sociales de los trabajadores y trabajadoras de la Patria, mediante la aprobación de la LOT. Hoy, como podemos apreciar, Gobierno y burguesía depredadora, se juntan para cerrarle a la clase trabajadora, el único camino que tiene para mejorar sus condiciones de vida: el Contrato Colectivo. No pudiendo utilizar, el mismo mecanismo empleado en la cuarta: la LOT, porque el Comandante Chávez se los imposibilitó con la aprobación de la LOTTT, ahora pretenden revivir a los esquiroles de toda la vida: los sindicatos patronales, para sobre la base de los cuales, sepultar las aspiraciones de la clase trabajadora, tanto de polar como de nuestras universidades públicas. Así, mientras en polar, Lorenzo Mendoza crea su esquirol en Sutra-Ba, sindicato con el cual, pretenderá acordar el contrato colectivo de sus trabajadores y trabajadoras; en las universidades públicas, Jesús Martínez y Manuel Fernández, pretenden encauzar dicha discusión con sus esquiroles de Fetrauve, Fenasinpres y Fenastrauv, ahora unificados en Ftuv.

 Pero, sigamos con las analogías para verificar las similitudes de ambos procesos en polar como en nuestras universidades públicas. Así, en los medios de comunicación de la burguesía se pretende presentar a los trabajadores y trabajadoras de polar como parte de una ofensiva gubernamental para desestabilizar la empresa y expropiarla, satanizándolos. En los medios públicos, contradictoriamente, se presenta a las trabajadoras y trabajadores universitarios, como parte de una ofensiva de la burguesía que busca dar un golpe de Estado al gobierno legítimamente constituido, satanizándolos también. En ambos medios, dependiendo del cristal que se aprecie, se coloca a la clase trabajadora en la acera de enfrente, como enemigo fundamental del Estado burgués que unifica tanto a Mendoza, como a Martínez y Fernández, como funcionarios de éste [Estado burgués]. Eso quizás, nos explique del por qué de la conducta timorata del MPPPST, ante la conducta anti trabajadores de Lorenzo Mendoza, quien se niega a discutir el contrato colectivo de empresas polar. A la burguesía, ni con el pétalo de una rosa; mientras, al trabajador y trabajadora que leva anclas en función de luchar por sus derechos se les trata con una dureza tal, que desdice del carácter obrerista del camarada Maduro, su cualidad de hombre devenido del seno de la clase trabajadora, un hermano de clase.

 En la hora de los Principios, Chávez por delante, siempre es oportuno recordar al Comandante en aquella coyuntura de divergencia con los trabajadores de Sidor, allá fue, a reunirse con ellos, en medio de la mayor divergencia, en que los reclamos de los trabajadores sidoristas resonaban como un eco rimbombante y revolucionario, el Comandante no dudó, decidió: “discútase la contratación colectiva”, incluso, en medio de su molestia visible, jamás se le ocurrió jugar al paralelismo sindical, era un hombre que siempre se las jugó por la inclusión, y así lo deben reconocer los trabajadores y trabajadoras universitarias, la mejor expresión de ello son las Normativas Laborales de 2008, de obreros y empleados administrativos. Chávez, era hombre de los trabajadores y trabajadoras de la Patria, por eso siempre afirmaba: “con los trabajadores me resteo” y en la hora de dificultades, como esa que devino del reclamo de los trabajadores de Sidor; el Comandante, valiéndose de su ejemplo moral de Buen Gobernante, se limitaba a exigirles que: “solo pido que se discuta con madurez y criterio de responsabilidad, no pensando solo en los intereses de los trabajadores. Teniendo en cuenta el interés social, nacional y popular”. Solidez moral, había suficiente para exigir a los demás, por parte de nuestro Comandante. Algo que, no pareciera haber mucho en quienes hoy les exigen a los trabajadores y trabajadoras de la Patria: “apriétense el cinturón”, porque muy poco o nada, cinturón queda ya por apretar. Menos aún, cuando la burguesía depredadora, se llena a riendas sueltas sus bolsillos de los dólares de la República, invirtiéndolos a raudales en países hermanos, mientras aquí, con la complicidad de la burocracia estatal, nos somete a las mayorías nacionales a las mayores penurias…


Caracas, 24-05-2015



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Henry Escalante


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