Chávez, en conjunción con el pueblo

Para que la obra de un Líder logre una influencia tan inmensa como ésta en difusión y en intensidad, es menester que en ella se dé la conjunción de dos elementos pugnantes que muy rara vez coinciden: la conjunción del hombre genial con el ansia de libertad de su pueblo y su tiempo. Lo genial y lo revolucionario suelen están reñidos como el agua y el fuego. El signo del genio ¿no es, casi siempre, el rompimiento con la Revolución que representa el pasado como la encarnación del alma de una tradición nueva, la declaración de guerra de una generación que caduca como signo precursor de otra que en él comienza? El genio y su época son como dos mundos que aunque cambien entre sí luces y sombras se mueven en orbitas distintas; y si acaso coinciden en el firmamento el segundo siempre se unen. Rara vez suena en el firmamento el segundo en que la sombra de uno de estos dos astros cubra tan de lleno el disco del otro que los dos contornos de ambos se identifiquen. El Comandante Chávez es el único Líder cuyo sentido íntimo se conjuga totalmente con las necesidades del pueblo. Chávez el "humor", al carácter observador, la moral, la estética, el contenido artístico y espiritual, el sentido de vida genuino — unas veces extraño para quien lo mira desde fuera; otras veces simpático y atrayente — de los pueblos que viven allende de nuestras fronteras. El carácter de Chávez es algo más que un barniz extendido sobre el organismo espiritual de un hombre: es algo que se lleva en la masa de la sangre, que marca el ritmo de la vida y late en lo más íntimo y en lo más recóndito, en lo más personal del ser. Chávez supo acomodarse gustosamente en la tradición llanera; se instaló en sus cuatro paredes como en su propia casa. Se sentía feliz en ella; no echaba nada de menos, y jamás, durante su corta y agitada vida, puso la planta fuera de las fronteras, morales o estéticas de Venezuela. Chávez sentía vocación de revolucionario. En su espíritu, se conciliaba muy bien con el venezolano, y el segundo acabó por absorber al primero. Su obra es la voluntad del pueblo, y para aquilatar la intensidad, los méritos y las posibilidades frustradas de este gigante, no hay que olvidar un momento que al enfrentarnos a él nos enfrentamos al pueblo venezolano. Chávez es la expresión más alta que alcanza la tradición heroica de Bolívar, el pasado Heroico, el pasado glorioso y el sueño del porvenir. Todavía quedan en Venezuela almas que no se resignan a creerlo, que anhelan volver al pasado, a fuerza de pasión, la rueda del tiempo, imprimirle la furia de su girar pasado. El país no quiere que interrumpan su progreso, repudia a sus explotadores. Y allá van, a buscar el espíritu esclavizador a los rincones donde se guarece, empeñados en encender de nuevo la hoguera con los rescoldos. Más el pueblo chavista no se deja avasallar por los tiranos. El mercader, el burgués, el latifundista, el banquero, el corredor de comercio son los amos de este reino, y se repantigan en él trono como en una poltrona. La burguesía sestea en los placeres de la digestión.

Los que gobiernan "hoy" en Venezuela, "que dicen hijos de Chávez". Así lo piensan acaso muchos que, por lo irreflexiva indiferencia, se hacen cómplices de los especuladores y traficantes y amasan fortunas que les permitirán holgar en medio del hambre y la escasez que amenaza a nuestra Patria, pero mayor lejos de Chávez. La consternación se apoderaron de la Patria el amor solo tiene halito de vida en la palabra hablada, los que relancen, cómo después de un gran desastre. Al estado, la destruyen social y corrompen a los pueblos. Los que gobiernan debe ser implacables, y en especial con los que traicionan nuestra confianza. No hay mayor crimen del hombre contra que la deslealtad, y particular si todo cuanto tienen se lo deben a uno. En nuestros tiempos continúan las mismas luchas que vivieron en el ayer nuestros antepasados. Las luchas de castras a través de este Proceso Histórico nos han dejado el camino abierto hacía de clases. Venezuela, una gran libre y abierta a la explotación por parte de todo vagabundo (20.000 dólar) los robados indeseable que especulación, roban y enriquecerse a como dé lugar. Y nosotros de bien somos los grandes imbéciles, que todo lo aceptamos a quienes todos lo quieren y llevaban fuera de nuestras fronteras.

El idilio es inmortal, porque es goce de vida, y retorna incesantemente, como el cielo azul después de la tormenta, como el eterno encanto de la vida por sobre todas las crisis y conmociones del alma. Y mientras sea así, mientras haya hombres y mujeres necesitados(as) de libertad, que agotados(as) por la opresión trágica de la pobreza, quieran escuchar las admoniciones de Chávez que fluyen quedamente de las cosas, sus ideales retornarán también incesantemente.

Presidente señor Maduro: ¿Vamos a acabar la Revolución o vamos a iniciarla…? Un paso de más sería un acto funesto y culpable. Un paso de más en la línea de la libertad seria la destrucción de la burguesía. En la línea de la igualdad seria la destrucción de la propiedad. El pueblo se cansa. El pueblo aspira a disfrutar del fruto de sus esfuerzos. Estamos en vísperas de la mentar todos los sacrificios que hemos hecho por la Revolución.

¡Gringos Go Home! ¡Pa’fuera tús sucias pezuñas asesinas de la América de Bolívar, de Martí, de Fidel y de Chávez!

¡Hasta la Victoria Siempre, Comandante Chávez!

¡Independencia y Patria Socialista!

¡Viviremos y Venceremos!



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Manuel Taibo


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