Nuestra revolución encontró muchos enemigos, demasiados enemigos. No me refiero sólo a los imperialistas rapaces que hicieron todo lo posible para que regresáramos al pasado semicolonial. También me refiero al analfabetismo masivo, a la miseria y al secular agobio del pueblo. Pero ése es el destino de toda revolución auténticamente popular, que siempre encuentra resistencia en las fuerzas del mundo caduco. En nuestro país, lo sabemos por experiencia propia. El pueblo tuvo que resistir pruebas muy difíciles. Basta recordar de 27 y 28 de febrero de 1989, que se cobró más de 6000 de vidas humanas, por el gobierno puntofijista. Y el golpe de estado fascista, contra el Presidente Comandante Hugo Chávez, del 11 de abril de 2002, y el de Maduro 2013, todas víctimas humanas del pueblo, son de estos burgueses, fascistas criminales.
Era, pues, necesario hablar abiertamente de los defectos para aprovechar al máximo las ventajas de la economía socialista, la cual, por su propia esencia, es capaz de renovarse y perfeccionarse continuamente. De las revoluciones del siglo XIX decía Marx que ellas "se critican constantemente a sí mismas…, vuelven sobre lo que parecía terminado, para comenzarlo de nuevo, se burlan concienzuda y cruelmente de las indecisiones, de los lados flojos y de la mezquindad de sus primeros intentos…". Eso es acertado, tiene mucha fuerza.
Lo cierto es que, dando su justo valor a lo hecho, queremos avanzar con mayor rapidez, sobre una base cualitativamente nueva. Las potencialidades creativas del socialismo son tales que podemos resolver problemas más complejos y de mayor envergadura que antes. La autocomplacencia va en contra de la naturaleza misma del PSUV, de la comunidad socialista, de nuestra moral. En cuanto a la estrategia de la aceleración, ésta abarca todos los aspectos de la vida social: la economía, la ciencia y la técnica, la esfera social y la vida cultural de la comunidad. En unos casos, directamente; en otros, indirectamente.
Respecto a las facetas internacionales de la estrategia de aceleración, se puede decir lo siguiente. El socialismo no se desarrolla en el contorno de una región. Hay una competición entre los dos sistemas sociales: el socialismo y el capitalista. Ya de por sí, esta competición –la deseamos exclusivamente pacifica— hace que nos preocupemos por acelerar el desarrollo socioeconómico. El socialismo no tiene derecho a rezagarse. Disponiendo de los recursos que tenemos hoy –y no se trata sólo del potencial productivo y científico-técnico, sino, y en primer lugar, de seres que aman a su país y que están dispuestos a hacer todo lo necesario por su prosperidad-- el PSUV ha optado con plena razón y seguridad por acelerar el desarrollo de Venezuela.
--Consideramos una tarea profundizar el autogobierno socialista del pueblo, la más plena inclusión de los trabajadores en la dirección de asuntos estatales y sociales. En esencia, es la democracia amplia el clima obligatorio en que se manifiestan más plenamente las posibilidades creadoras, tanto de la comunidad como del individuo.
¡Gringos Go Home! ¡Pa’fuera tús sucias pezuñas asesinas de la América de Bolívar, de Martí, de Fidel y de Chávez!
¡Hasta la Victoria Siempre, Comandante Chávez!
¡Independencia y Patria Socialistas!
¡Viviremos y Venceremos!