Todos navegamos en un mismo barco

Queremos dar mayor dinamismo al factor humano, modificando seriamente la política social en interés del pueblo. Yo diría que ahora la intensificación de la política social es la clave para solucionar muchos problemas del pueblo. El grado de comprensión de los problemas y de las contradicciones vitales, así como de las tendencias sociales, depende en gran parte el estado y desarrollo de la teoría, del ambiente que existí en el frente teórico.

Cabe decir que la renovación no marcha con facilidad y que el principal obstáculo está en el modo de pensar. Es necesario cambiar la psicología formada durante el gobierno del Comandante de Chávez. Estamos creando premisas económicas, sociales, políticas e ideológicas tales que nos permitan esperar que el Proceso triunfe. De vemos garantizar la renovación de todas las esferas del pueblo.

Prestamos gran importancia a los problemas de saneamiento en los terrenos cultural y moral del pueblo. Son muy fuertes en nuestro pueblo las aspiraciones de justicia, cumplimiento consecuente de los principios socialistas, afianzamiento de los valores alcanzados. Por eso luchamos intransigentemente contra todo fenómeno negativo, contra los abusos de cargo de los ejecutivos, contra la delincuencia y el comportamiento amoral, contra la infracción de la disciplina y el orden, contra el alcoholismo. Todo el pueblo participa activamente en este Proceso. Lo nuevo se enfrenta a lo viejo, adquiriendo a veces formas graves. La lucha se desarrolla bajo la dirección del pueblo. En el seno del pueblo mismo se perfecciona la labor. En el propio pueblo tiene lugar un proceso de rectificación. Además, plantean la cuestión así: todos los cambios que se llevan al pueblo deben empezar por él. Ahora, se exige más de los dirigentes del gobierno. Ahora les hacemos recordar cuál es su deber ante al pueblo.

La no violencia debe ser la base de la vida en la comunidad humana: la filosofía y la política asentada en la violencia y el temor, en la desigualdad y la opresión, en la discriminación radial y religiosa o por el color de la piel, son amorales e inadmisibles. Ellas aportan el espíritu de la intransigencia, tan dañina para los excelsos anhelos del pueblo, y niegan todos los valores humanos.

El potencial material e intelectual del pueblo debe ser puesto al servicio de la solución de los problemas de la comunidad: es preciso encontrar solución a problemas, tales como el alimentario, el demográfico, la alfabetización, la conservación del medio ambiente, mediante un empleo racional de los recursos de la Tierra.

Los prejuicios respecto al papel de las relaciones monetarias-mercantiles y a la ley del valor, su frecuenta contraposición al socialismo como si se tratase de algo ajeno a él, generaban criterios económicos arbitrarios, conducían a la subvaloración de la autogestión financiera, al igualitarismo respecto a los salarios, a principios subjetivos en la política de formación de precios. Todo ello motivó distorsiones en la circulación monetaria y a que se desatendieran de formación los problemas de regulación de la ofenda y la demanda.

Consecuencias especialmente graves tuvo la restricción de la autonomía económica de las empresas, lo cual socavaba las bases de los incentivos económicos, obstaculizaba la consecución de altos resultados finales, disminuía la iniciativa laboral y social de la gente, debilitaba la disciplina y el orden.

¡Gringos Go Home! ¡Pa’fuera tús sucias pezuñas asesinas de la América de Bolívar, de Martí, de Fidel y de Chávez!

¡Hasta la Victoria Siempre, Comandante Chávez!

¡Independencia y Patria Socialistas!

¡Viviremos y Venceremos!



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Manuel Taibo


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