El presidente Nicolás Maduro, con motivo de su discurso en la plaza Caracas, luego de firmar en la sede del CNE el compromiso de reconocimiento de los resultados electorales, ratificó que el pueblo debe estar alerta ante cualquier embestida en contra del normal proceso eleccionario prevista para el 6-D y no obstante, contra nuestra soberanía, contra nuestra democracia o nuestra revolución que se viene gestando con visos de avances positivos por un lado y muy negativos por otro lado. Negativos porque no tenemos socialismo aun y la Comunas no han comprendido que ellos son los artífices del diseño de las políticas públicas locales. Un PSUV todavía fraccionada, sectarizada, somatizada, muy lejos de los problemas del pueblo y sin fuerza orgánica para que el socialismo sea un valor dominante, una expresión para el cambio y una autentica lucha revolucionaria.
Tenemos una "oposición" que está desafiando la historia que nos cedió Chávez, una "oposición" que no es oposición sino un núcleo ideológico de delincuentes que no encajan en la palabra oposición, porque ser oposición es una profesión, es un rol, es algo que se opone a una medida por ser bien estudiada. Pues, estos no estudian ni reflexionan. Es una oposición que no busca al pueblo, que quiere ultrajar un espacio construido a la medida de nuestras demandas. Pero eso no lo es todo, es una oposición que está en sintonía con un argumento diseñado por una crisis capitalista, que a continuación expreso en este artículo partiendo de lo global histórico hasta la construcción de una realidad que está por encima de nosotros, la crisis del capitalismo.
Cualquiera que lea esta pequeña parte puede decir que se aproximan diferentes percepciones de una realidad o que ya están hospedados en nuestro quehacer político, pero lo cierto es que hay demonios desatados en nuestro alrededor, luchando, bregando para destruir nuestro destino que ya está bien definido e identificado con la realidad histórica que hoy vive la humanidad. Me refiero a las demandas colectivas, a la presencia de hombre en su espacio, produciendo y generando ideas para el cambio.
Sencillamente, la vivencia insospechable, amigo lector, que hoy, ante cualquier amanecer o anochecer hemos de captar las señales de la extinción del capitalismo. Ante esta situación de caos, de incertidumbre que vive Venezuela, el contenido de lo que quiero plantear está asociado a múltiples factores, por tal motivo, mi deseo es graficar contextualmente las apariencias y las esencias de lo que ya está manifiesto en la geopolítica mundial. Por un lado, Venezuela está integrada en una geopolítica y en una geoeconomía que forma parte de un eslabón histórico cuyos comienzos están a partir del siglo XIX e inmerso dentro de un núcleo contextual denominado capitalismo, digo núcleo porque hemos girado alrededor de él. Somos semilla de la siembra capitalista y de ella no hemos podido escapar. Por ese motivo, mi deseo es interpretar esa realidad multifactorial cuyo indicador es la crisis sistémica y existencial que hoy, claramente, se palpa sin anteojos.
Si hablamos de múltiples factores donde está inmersa nuestra sociedad venezolana, la pregunta que me hago es: ¿A qué nos estamos enfrentando? Para responder a esta interrogante, permítanme decirles que Venezuela es América Latina y América Latina es el mundo y el mundo es una crisis actual y global, porque el mundo decidió poner su destino a la orden en un orden mundial que por muchos años ha dominado la escena política, económica y cultural para justificar la presencia, o mejor, la existencia de un caos que a la final nos debilita y a la vez nos fortalece. Por tal motivo, quisiera expresar tres cosas en este párrafo: En primer lugar, la expansión capitalista alrededor del mundo. El capitalismo configuró colonias en su primer momento, digamos, en su fase inicial. La fase denominada geopolíticamente imperialismo (comienzos del siglo XX, hasta la Segunda Guerra Mundial) y digamos también que su economía o el capital no era de carácter globalizado. No existía un mercado global, era una geopolítica, si se quiere, cerrada y sin fines competitivos desde el punto de vista económico. ¿Qué significa esto?, el significado es que ese imperialismo fundó colonias cerradas que representaron sus enclaves económicos y estos, según Cardozo y Faletto (1973:48), en nuestra economía tercermundistas no existían capacidades ni técnicas, ni humanas para competir con las economías foráneas,
"expresa un proceso en el cual los sectores económicos controlados nacionalmente, por su incapacidad para reaccionar y competir en la producción de mercancías que exigían condiciones técnicas, sistemas de comercialización y capitales de gran importancia fueron paulatinamente desplazados"
En segundo lugar, el siglo XX inaugura dos tipos de sociedades desde el punto de vista de su economía, dividido/clasificado en países desarrollados, y subdesarrollados, luego, para tapar el darwinismo teórico del capitalismo, nos llamaron países en vías de desarrollo y hoy, ellos nos llaman países desobedientes, es decir, a aquellos países que se sometieron a su propia emancipación, ejemplo Nicaragua, Venezuela, Bolivia y Ecuador, son ejes del progreso, desobedientes al líder, pero seguimos siendo tercer mundista y ellos en su discurso colonialista, se autodenominan primer mundo. Es obvio que dicha clasificación es debido a quienes se autodenominaban como países desarrollados, porque tiene que haber subdesarrollo para que haya desarrollo, periferia para que haya un centro de decisiones, una metrópolis hegemónica, colonias y colonizadores. Las colonias, a la sazón no podían comercializar fuera del área, puesto que eran áreas clasificadas según el orden neocolonial como países dependientes, no industrializados y como tal actuamos.
En tercer lugar, hoy según la lógica de la historia del capitalismo, los avances y las nuevas fórmulas de participación comercial, inducen un nuevo patrón ideológico, denominado globalización, donde los países centrales pasaron a ser "estructuras económicas", una nueva geopolítica, conformada por bloques expansionistas como los Estados Unidos y Canadá cuya hegemonía está dirigida especialmente hacia América latina; la Comunidad Europea, cuya hegemonía se expande hacia Europa Central y Oriental, la ex Unión Soviética, el medio Oriente y África y Japón, su expansión se dirige hacia el sudeste asiático y el Pacífico. Este esquema expansionista genera lo que hoy se llama globalización, que es la expansión del capital, de la producción, el consumo y los valores al servicio del capital creando a su vez mayor desigualdad en el mundo, mayor desempleo, mayor pobreza y mayor restricción de las libertades políticas, privatización de los servicios públicos, legitimación del fin de la historia y las utopías, no puede haber otra alternativa fuera del capitalismo, eliminación de la memoria histórica, perdida de la soberanía, de la identidad regional y nacional, etc.
Ante todo esto, América Latina, se encuentra dentro del ojo del huracán y es por ello que hoy ha asumido una posición de vanguardia en los cambios políticos y en la nueva estructura por mantener su independencia. Ya no somos el patio trasero del imperio, hemos tomado nuestras propias decisiones y nuestro propio destino histórico antineoliberal. Aún tenemos fallas que corregir y muchos puentes que cruzar, pero sí hemos generado nuestra propia epistemología regional, Una Sociología de las Emergencias, tal como lo expresa Boaventura De Sousa Santos, que según él estamos valorizando las más variadas gamas de experiencias humanas. Aquí, en nuestra región de lo que se trata es de transformarnos y de hecho, está sucediendo, en sujetos demandantes ante la historia, en una región de objetos imposible a objetos posibles, en objetos ausentes en objetos presentes. Por ello, De Sousa Santos en su libro: "Descolonizar el saber, reinventar el poder" (2010), aclara que "nuestra independencia significa el fin del colonialismo y por eso el anticapitalismo es el único objetivo político legítimo de la política progresista".
La crisis vivida es la crisis del consumismo, del individualismo, de la ganancia, de la agenda del mercado, de la competencia, de los valores impuestos. Estamos entrando a la peor catástrofe existencial del hombre con la posibilidad del peligro del planeta, por las grandes catástrofes que ya están aquí, lo que para muchos intelectuales, como Noam Chomsky e Immanuel Wallerstein hablan de "los límites de la sostenibilidad del planeta".
A la luz de estos análisis, es importante señalar que nos hemos alejados de las formas predatoria del capitalismo, no en la forma como lo había expresado Marx en la "Ideología Alemana", a través de una revolución proletaria, pero nuestro comportamiento transformador, hacia nuevas formas de convivencia, más en América Latina, paradigma descolonizador, por su gran diversidad cultural por una sociedad que busca su libertad de conocimiento y hacer respetar su territorialidad, está enfocado hacia nuevas metas, nos hemos convertidos en demandantes de la historia, como lo expresara el Che Guevara. Hemos desafiado el discurso hegemónico, tal como lo concibió el comandante Hugo Chávez quien hizo de nuestra cotidianidad en un campo de batalla para la lucha contrahegemónica, estamos desafiando nuestros propios espacios para recuperarlos, desafiamos el tiempo.
Chávez diseñó la "cotidianidad del sujeto", que está reflejada en su propio discurso, en su propio pensar y actuar. Ya la guerra no solo está enfocada hacia la guerra militar, con armas de destrucción masiva, ya eso, al capitalismo no le basta, ahora la batalla es a través de la ideas y eso es algo que a mi realmente me convence, porque en esa medida me apropio de mi ser, de verdadero sentido común, es una recuperación de mi imaginario humano. El uso de las fuerzas comunicacionales para alterar nuestra realidad común y reproducir la vida hacia caminos sin sentido, nos inducen a nuevos desafíos.
La crisis del capitalismo los ha conducido hacia países como los BRICS, como países emergentes, el imperio, evitando a toda costa su avance para crear un mundo multipolar. En nuestra región latinoamericana, busca acabar o desarticular el eje progresista que centrado en expandir su política en el hemisferio, tales como Venezuela, Ecuador, Bolivia, Nicaragua y Cuba, este último con el levantamiento del bloqueo económico constituye una trampa del sionismo enquistado en la Casa Blanca para romper con el liderazgo que ha mantenido durante más de 50 años en América Latina y el Caribe con la idea de tratar de destruir los avances integracionista de la región. El acercamiento de Obama con Raúl Castro es una trampa para bloquear, desde Cuba, el progreso Latinoamericano.
Por otro lado, a nivel local, desde Venezuela, los Estados Unidos tiene como objetivo estratégico, destruir la Revolución Bolivariana para recuperar el petróleo y el resto de nuestros recursos, tal como lo hizo en Chile en 1973 y en Afganistán e Irak, que para activar su Doctrina de Seguridad tuvieron que destruir las Torres Gemelas, como un pretexto para invadir países del medio Oriente y el norte de África, como lo hicieron con el asesinato de Muamar Muhamad Abu-minyar el Gadafi, presidente de Libia para recuperar su petróleo y los acuíferos fósiles subterráneos y hoy, en Siria quien se ha resistido como gato boca arriba defendiéndose de los grupos de terroristas creados por los Estados Unidos para derrocar a Bashar al-Asad, actual presidente de Siria para conformar un puente geopolítico para vigilar a Rusia.
¿Qué pasa con el capitalismo?, la busqueda de destrucción del planeta, convertir nuestro planeta en un total caos para implantar los valores "democráticos" al servicio del mercado y la ganancia. Para muchos intelectuales del mundo, desde Venezuela estamos cambiando el mundo, Chávez creo una nueva palabra, un nuevo discurso un nuevo pensamiento y una muralla de ideas y una nueva dirección libertaria.