El legado político-electoral de Chávez en clave de 6-D: ¿Zonas de riesgo electoral? (III)

“Este Programa de Gobierno para la Independencia Nacional y el Socialismo que presentamos, no es más que una convocatoria a un amplio debate de ideas y propuestas en el seno del pueblo venezolano, que sirva para elaborar el II Plan Socialista de la Nación Simón Bolívar (2013-2019) y  seguir conformando el gran bloque histórico, democrático y popular integrado por los obreros y obreras, campesinos y campesinas, estudiantes, afrodescendientes, indígenas, académicos y académicas, pequeños y medianos productores y productoras del campo y la ciudad, comerciantes,  transportistas, motorizados, maestros y maestras, profesionales de la salud y en general, servidores y servidoras públicos, mujeres, militares, pobladores, pescadores y pescadoras, cultores y cultoras, deportistas, líderes comunales y sindicales y de manera muy especial por la juventud venezolana.”

(Propuesta del Candidato de la Patria Comandante Hugo Chávez para la gestión Bolivariana socialista 2013-2019. 11 de Junio de 2012, p.5)

“Contempla la necesidad de garantizar la continuidad del proceso revolucionario, lo que implica lograr la más contundente victoria popular en las elecciones presidenciales del 7 de octubre del 2012. Para ello, la unidad de los trabajadores y trabajadoras, pequeños y medianos productores y productoras del campo y la ciudad, así como demás sectores sociales del pueblo, es condición indispensable. Asimismo, se plantea preservar la soberanía sobre nuestros recursos petroleros en particular, y naturales en general. Lo anterior, a su vez, habrá de traducirse en la capacidad fortalecida para manejar soberanamente el ingreso nacional. Lograr la soberanía alimentaria, desencadenando nuestro potencial agro-productivo, será otro de las objetivos estratégicos”.

(Propuesta del Candidato de la Patria Comandante Hugo Chávez para la gestión Bolivariana socialista 2013-2019. 11 de Junio de 2012, p.4)

1.- INTRODUCCIÓN:

En las entregas anteriores hemos desarrollado algunos aspectos del contexto que enmarca las elecciones parlamentarias del 6-D en Venezuela (http://www.aporrea.org/ideologia/a217278.html). También nos hemos referido a los pisos y techos históricos de desempeño electoral del proceso bolivariano bajo la conducción del Presidente Chávez (http://www.aporrea.org/actualidad/a217317.html).

Algunos comentaristas un tanto desesperados dicen que “diga ya los escenarios”. Sin embargo, es conveniente detenerse en el legado electoral de Chávez antes de cometer imprudencias en tal delicada materia.

En las entregas anteriores enfatizamos la importancia de analizar en profundidad la tendencia histórica de las brechas o ventajas electorales obtenidas, conjuntamente con el análisis de las variaciones de los caudales electorales de cada fuerza en función de caracterizar adecuadamente los síntomas de crisis de crecimiento electoral de las fuerzas bolivarianas. Este análisis para fines prospectivos debe combinarse con adecuados análisis de la situación presente, bajo criterios cualitativos como cuantitativos (encuestas confiables, sin encubiertos y graves sesgos político-cognitivos, con metodologías ajustadas a las particularidades de 114 elecciones: 24 estados, 87 circunscripciones nominales y 3 circunscripciones de los pueblos indígenas).

Así mismo es posible elaborar hipótesis sobre la diferenciación de ciclos electorales en el proceso bolivariano, para evaluar su incidencia en los escenarios del 6-D, circunstancias en las cuales emergen nuevos factores y condiciones de crisis que se agregarían al desgaste histórico entre el año 2007 y 2012 y que podrían, si no se toman los correctivos adecuados, a coadyuvar en un aumento de la probabilidad de una derrota electoral de la revolución bolivariana para el 6-D.

Digamos en palabras llanas lo que todo el mundo comenta: la oposición lleva ventaja y el GPP debe realizar una eficaz operación remate. Si no lo hace y baja los brazos antes de tiempo, o piensa que es imposible remontar, entonces pierde.

Ese riesgo político debe ser superado y analizarse como el peor de los escenarios, y este escenario debe ser invertido a través de la recuperación del caudal del voto histórico bolivariano con base a las siguientes premisas:

a) Consolidar, integrar y ampliar una “fuerza política consistente” (fuerza material y fuerza moral, como señalara Simón Rodríguez en sus escritos), que encarne los principios de claridad de objetivos, unidad de mano y liderazgo, capacidad de movilizar una masa crítica (base social de apoyo mayoritaria), despliegue de una maquinaria electoral, capacidad de maniobra y planes de contingencia, que asegure la movilización efectiva del voto, la defensa de la paz y la estabilidad en el marco de la Ley y la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela..

b) Conservar y ampliar los bastiones territoriales y ampliar bases sociales de apoyo  partir de ventajas electorales en cada una de las 87 circunscripciones nominales, 24 estados y 3 circunscripciones indígenas.

c) Mejorar y ampliar el sistema de alianzas sociales y políticas, convocando a la unidad de todas las corrientes nacionales, populares, revolucionarias que conforman el Bloque histórico, democrático y popular, fortaleciendo la unidad cívico-militar y el Gran Polo Patriótico, organizando la movilización social y política de “los obreros y obreras, campesinos y campesinas, estudiantes, afrodescendientes, indígenas, académicos y académicas, pequeños y medianos productores y productoras del campo y la ciudad, comerciantes,  transportistas, motorizados, maestros y maestras, profesionales de la salud y en general, servidores y servidoras públicos, mujeres, militares, pobladores, pescadores y pescadoras, cultores y cultoras, deportistas, líderes comunales y sindicales y de manera muy especial por la juventud venezolana”. (Propuesta del Candidato de la Patria Comandante Hugo Chávez para la gestión Bolivariana socialista 2013-2019. 11 de Junio de 2012, p.5)

d) Encarar el reto del Liderazgo y de la conducción sustitutiva a Chávez, asumiendo como principio fundamental de su ejercicio una cultura política democrática, participativa, con protagonismo popular para el ejercicio efectivo de la revolución democrática que permita hacer factible el pasaje de la “democracia protagónica” a la “democracia revolucionaria” (revisitar en este tema Primer Plan y segundo Plan socialista de la Nación).

e) Consolidar y expandir su capacidad hegemónica en el terreno ético-cultural, intelectual, político y económico, implementando todas las medidas que coadyuven en la superación de amenazas y debilidades en el propio ejercicio de la gobernabilidad y legitimidad del proceso de transformación bajo el horizonte del Socialismo Bolivariano, Democrático y Revolucionario para el siglo XXI.

Estas cinco premisas pueden reconstruirse de la formulación de diversos discursos, planes y proyectos que conforman el legado histórico del Presidente Chávez.

De hecho, el retorno indispensable a las bases éticas y programáticas de la propuesta originaría de Chávez para la gestión bolivariana y socialista 2013-2019 es una de las claves básicas para reconocer cómo una victoria electoral no es un hecho “electoralista” sino la continuidad del cumplimiento necesario del primer objetivo histórico y nacional de llamado Plan de Patria:

“1.1.1 Lograr una sólida, combativa y festiva victoria en las elecciones presidenciales del 7 de octubre de 2012, que eleve la moral del pueblo venezolano y de los pueblos del mundo en su lucha por la emancipación.”

En tal objetivo están enunciadas las características de una victoria electoral en el pensamiento de Chávez: a) una victoria sólida, b) una victoria combativa, c) una victoria festiva, d) una victoria que eleve la moral del pueblo venezolano y de los pueblos del mundo en su lucha por la emancipación.  Reformulando tal objetivo de acuerdo a las exigencias de la elección parlamentaría podría enunciarse así:

“1.1. Garantizar la continuidad y consolidación de la Revolución Bolivariana en el poder:

1.1.7 Lograr una sólida, combativa y festiva victoria en las elecciones parlamentarias del 6 de diciembre de 2015, que eleve la moral del pueblo venezolano y de los pueblos del mundo en su lucha por la emancipación.”

¿Es deseable, posible, viable y probable cumplir tal objetivo?

Se trataba por tanto, no de una victoria electoral, sino de una “victoria política”, que genere necesariamente saldos acumulados en la correlación de fuerzas para garantizar: a) la continuidad y consolidación de la Revolución Bolivariana en el poder, y b) elevar la moral del pueblo venezolano y de los pueblos del mundo en su lucha por la emancipación.

Es allí donde cobra su diferencia específica la apreciación de Chávez del hecho electoral como una “medición de fuerzas”, alejado de los extremos de calificar las elecciones como un simple escenario de marketing y maquinaria política, por una parte, o subestimar tal terreno como un simple ejercicio de carnaval electoral de la “democracia burguesa”.

De allí que sea importante revisitar las victorias electorales de la revolución bolivariana bajo la conducción de Chávez para extraer algunas lecciones.

2.- EL LEGADO DE CHÁVEZ Y SU DESEMPEÑO ELECTORAL.

Hay batallas y victorias electorales de Chávez que sin duda constituyen fuerzas inspiradoras para los partidos y movimientos sociales que defienden la existencia y la necesidad de un mayor protagonismo estratégico y táctico del GPP-SB.

¿Quién puede dudar que aquella “analogía electoral” de la “Batalla de Santa Inés”, no pasó a ser ejemplo para re-moralizar y concientizar a las bases sociales de la revolución bolivariana? ¿Quién puede dudar que Chávez no proclamo públicamente en el año 2006, que la campaña electoral era para conquistar el espacio de posibilidad para la construcción del Socialismo?  ¿Quién puede dudar hoy que la elección de Octubre-2012, no configuró el modo en que Chávez dejo una suerte de “legado electoral”? Para quienes tengan alguna duda sobre tales medios de repolitización y re-moralización, planteemos las brechas alcanzadas en aquellos eventos:

  1. Revocatorio 2004: Brecha a favor: 18,46 %,

  2. Presidenciales 2006, brecha a favor: 25,94 %,

  3. Presidenciales 2012: brecha a favor 10,76 %.

En la memoria del “voto duro” y “blando” de la revolución bolivariana hay una implicación subjetiva en esas luchas. Basta que no se in-visibilicen aquellos logros para tener presente un sentido mínimo de auto-eficacia histórica. ¿Dijo usted auto-eficacia histórica?

Agreguemos otra variable: auto-estima histórica. Si el movimiento bolivariano revolucionario levantó la bandera de la “dignidad nacional”, su pasaje por la “ventana táctica” lo llevó a conformar una “maquinaria electoral de masas”: el MVR y un sistema de alianzas políticas: el Polo Patriótico. Chávez elevó el imaginario del sujeto nacional-popular, sus afectos, sentimientos y emociones bajo un conjunto de estereotipos positivos, donde se combinó la motivación de poder y la motivación de logro.

Luego Chávez intento una riesgosa operación de unificación de la dirección política y un salto de la maquinaria electoral de masas a un “partido revolucionario de masas” (creación del PSUV). Algunas voces confundieron tal operación con la liquidación de la diversidad de fuerzas política hasta entonces existentes en el Polo Patriótico. Algunos incluso llamaron a la construcción de un “Partido Único” de la revolución, como si tal sistema de mediación política no hubiese sido cuestionado radicalmente por quienes efectivamente lo sufrieron en carne propia: toda la disidencia de izquierdas en el “socialismo realmente existente”.

Al parecer poco o nada se había aprendido de la experiencia histórica de los frentes políticos de izquierda (donde se reparten cuotas de poder) por un lado, o del “socialismo estatista con un sistema político de partido único” para fines de desplegar un camino de emancipación humana. Creo que a tiempo y con algunos costos innecesarios, Chávez logro rectificar.

Allí cabe destacar algunas incipientes reflexiones de Chávez sobre la ausencia de democracia en tal figura del socialismo real, que algunos nostálgicos de aquellas erráticas experiencias dominadas por “sistemas políticos de partico-único” siguen defendiendo sin un balance crítico de inventario.

Luego además, para Chávez, la cuestión electoral no era un mero asunto cuantitativo de guarismos o mayorías numéricas, sino además un asunto cualitativo sobre los medios y fines sustantivos de la democracia y del poder popular. Era un terreno de medición de fuerzas bajo parámetros constitucionales, legales y pacíficos. Calificar tal terreno como simple “democracia burguesa” es precisamente descalificar las bases institucionales construidas desde 1999, por más fallas que existan en tales espacios y órganos.

De modo que una cosa es la “épica electoral” comprendida como “electoralismo”, y otra cosa su comprensión como medio de pedagogía política para una nueva conciencia de la movilización de la soberanía popular en un nuevo proyecto histórico (repolitización y re-moralización).

Veamos entonces un cuadro de la “épica electoral” de Chávez analizando las brechas y variaciones del caudal de votos por estados para captar con un mínimo sentido realista la geografía electoral del “techo electoral” de la revolución bolivariana.

 

2004

2006

2012

ESTADOS

RB

OPO

BRECHA

RB

OPO

BRECHA

RB

OPO

BRECHA

ZULIA

53,14

46,58

6,56

51,38

48,45

2,93

53,33

46,28

7,05

MIRANDA

50,91

48,98

1,93

56,74

43,01

13,73

49,97

49,51

0,46

DIST.CAPITAL

56,04

43,96

12,09

62,74

36,92

25,82

54,85

44,52

10,33

CARABOBO

56,77

43,11

13,66

61,73

38,01

23,72

54,49

44,88

9,61

LARA

64,76

34,98

29,77

66,47

33,20

33,27

51,44

47,76

3,68

ARAGUA

67,98

31,91

36,08

71,85

27,87

43,98

58,57

40,82

17,75

ANZOATEGUI

69,21

30,34

38,87

61,28

38,45

22,83

51,54

47,69

3,85

BOLIVAR

66,36

33,29

33,07

62,84

36,90

25,94

53,67

45,51

8,16

TACHIRA

50,55

49,10

1,45

51,13

48,60

2,53

43,26

56,26

-13,00

SUCRE

66,95

32,57

34,38

73,71

26,09

47,62

60,22

39,22

21,00

FALCON

57,24

42,19

15,06

62,31

37,44

24,87

59,84

39,47

20,37

MERIDA

53,84

45,80

8,04

53,78

45,98

7,80

48,48

51,06

-2,58

MONAGAS

60,96

38,82

22,14

70,94

28,88

42,06

58,49

41,00

17,49

PORTUGUESA

72,86

26,44

46,41

77,06

22,65

54,41

70,89

28,34

42,55

BARINAS

69,21

30,34

38,87

68,95

30,83

38,12

59,20

40,18

19,02

TRUJILLO

66,28

33,23

33,05

69,46

30,32

39,14

64,03

35,46

28,57

GUARICO

70,97

28,78

42,19

71,95

27,84

44,11

64,12

35,17

28,95

YARACUY

60,23

39,36

20,87

65,17

34,51

30,66

59,97

39,34

20,63

NUEVA ESPARTA

49,97

50,03

-0,07

58,59

41,18

17,41

50,99

48,47

2,52

APURE

67,61

32,04

35,57

69,76

30,05

39,71

66,10

33,19

32,91

VARGAS

64,21

35,62

28,59

69,35

30,36

38,99

61,42

37,91

23,51

COJEDES

66,96

32,64

34,32

73,36

26,40

46,96

65,32

33,93

31,39

DELTA AMACURO

70,37

28,59

41,78

78,02

21,76

56,26

66,88

32,19

34,69

AMAZONAS*

70,32

28,88

41,44

77,81

22,00

55,81

53,45

45,60

7,85

Se trata nada más y nada menos que los mejores desempeños electorales de la Revolución Bolivariana desde el referendo revocatorio, desempeños que requieren ser analizados a partir de los factores y condiciones que los hicieron posible, más allá de las explicaciones unilaterales que señalan que todas estas victorias son producto de precios petroleros favorables.

¿Dónde a primera vista, se  visualizan poderosos bastiones territoriales con brechas relativas mayores de 20 puntos para los tres eventos electorales? Tenemos los siguientes estados: Delta Amacuro, Cojedes, Vargas,  Apure, Yaracuy, Guárico, Trujillo, Portuguesa, Falcón y Sucre.

¿Dónde a primera vista se visualizan debilidades (en un contexto de un cuadro global de fortalezas) en “secciones territoriales” (En palabras de Gramsci) con brechas relativas menores a 5 % de ventaja en al menos dos de los tres eventos electorales mencionados? En Nueva Esparta, Táchira y Miranda.

Retengamos tal cuadro de fortalezas y debilidades de la geografía electoral por estados, bajo la conducción de Chávez, para ir profundizando en el análisis del legado electoral de Chávez. Bajo estas cifras  no podemos perder de vista las variables mediadoras, la lógica de los actores, la estrategia de campaña, el papel de las bases sociales de apoyo a ambos proyectos históricos. Reiteramos que hay que ir más allá de los números electorales.

Los estados del país han sido ordenados en el cuadro anterior en una lista de mayor a menor participación relativa de cada entidad en el Registro Electoral Permanente (REP), a diferencia de la lista ordenada alfabéticamente, para señalar su importancia en las elecciones en cada entidad y a nivel nacional de acuerdo al “criterio poblacional”.

Así mismo, en las elecciones parlamentarias, dadas las características del sistema electoral venezolano vigente por la Ley, tal ordenamiento de las entidades es válido en razón de su importancia para el voto lista, pero no podemos utilizarlo como referencia de la misma manera para el voto nominal bajo un sistema electoral mayoritario en circunscripciones.

Dado que las elecciones son además por circunscripciones, obtiene la mayoría política en la integración de la Asamblea Nacional  aquella fuerza o alianza política que obtiene la mayor cantidad de victorias en cada una de las circunscripciones y entidades. Es decir el que conquiste la mayor cantidad de las 87 circunscripciones nominales asegura la mayor cantidad de diputados de un total de 113 cargos disponibles. Se trata de elecciones donde se miden nada más y nada menos que de 24 entidades (voto lista), 87 circunscripciones nominales (voto nominal) y 3 regiones de los pueblos originarios: 114 elecciones simultáneas a lo largo y ancho del país.

Todo esto para señalar que en tales elecciones estará en juego el modo a través del cual la proyección del liderazgo de Chávez y de su proyecto histórico logró arraigarse en la geografía electoral de las circunscripciones electorales y los estados del país. De esta manera, se determina la distribución de los bastiones territoriales, sus corredores electorales y su vinculación con municipios y parroquias que expresan la particular estratificación socio-territorial del país.

Incluso, en aquellas “épicas electorales” es posible rastrear “zonas de riesgo y debilidades electorales” que tendrán sus repercusiones positivas o negativas para los resultados del proceso a desarrollarse el 6-D-2015, de acuerdo siempre al desempeño de las estrategias y tácticas de los actores políticos. Aunque las segmentaciones puedan ser arbitrarias o convencionales, planteamos que una “zona de riesgo electoral” puede ser establecida con base a un parámetro de brecha igual o menor a 5 % de ventaja sobre un oponente o coalición de oponentes. La hemos definido así para alertar sobre las previsibles controversias que los actores expresen por los resultados si no se ven favorecidos, incluso hasta el punto de articular el hecho electoral a estrategias de desestabilización política y deslegitimación inducida.

Cuando la ventaja sobre el oponente es menor a 3 % se entra en una “zona de alarma electoral”,  y más allá de 10 puntos es posible hablar de una suerte de “zona de confort o mayoría electoral estable” hasta llegar a “zonas de supremacía electoral” (con brechas mayores a 20 puntos). En escenarios polarizados, donde ronda el fantasma del desconocimiento de resultados, cualquier ventaja menor a 3% será calificada como algo problemático para los actores derrotados, sobre todo si el evento electoral queda enmarcado en un cuadro de presiones geopolíticas internacionales. Incluso con resultados mayores a 5 % en la brecha aparecen fuertes discrepancias sobre los resultados.  

Claro que podríamos utilizar otros valores, por ejemplo, hablar de alarma desde un 5%, pero a la luz de la experiencia electoral comparada a nivel mundial y latinoamericano, desconocer un resultado con brechas de 4 o 5% de ventaja luce como un despropósito, aunque vale la pena destacar que no debe olvidarse que en el año 2004 en Venezuela, ante la derrota de la opción opositora a Chávez del Referendo Revocatorio, algunos sectores de oposición se lanzaron a la aventura retórica de desconocer los resultados e incluso mostrar las pruebas del “fraude”, incluso cuando la ventaja fue nada más y nada menos que 18,46 % de Brecha. De modo que ya existen precedentes históricos en estas materias de “desconocimiento de resultados” y “estrategias de deslegitimación inducida” para generar posibles acontecimientos que alteren la estabilidad constitucional y la paz en el país. Esto sería entrar en otro tema.

Volviendo al asunto del riesgo y la debilidad electoral de la Revolución Bolivariana es posible identificar con precisión estados (bastiones territoriales) donde el desempeño de Chávez estuvo en el año 2012 por debajo o igual de una ventaja de 5 %. Estos estados para el año 2012 son cinco (5): Táchira (-12,95 %), Nueva Esparta (2,57 %), Miranda (0,44 %), Mérida (-2,64 %) y Anzoátegui (3,93 %).

Comparando el año 2102 con las debilidades derivadas de la primera tabla comparativa de los años 2004 y  2006 vemos que se agregan a Nueva Esparta, Táchira y Miranda, los estados Mérida (-2,58 %) y Anzoátegui (3,85 %). En efecto, tendríamos en total cinco (5) estados con bajo desempeño electoral.

Si comparamos tal desempeño electoral con las brechas obtenidas en el año 2006, tenemos en aquel año sólo dos estados (2): Zulia (2,93 %) y Táchira (2,53 %) aparecen como estados en zona de riesgo electoral. Así que a la lista anterior de cinco estados, le agregamos el estado Zulia, lo cual nos sumaría un total de seis  (6) estados.

Si tomamos en consideración los resultados del referendo por la reforma constitucional en su Bloque B tenemos a los siguientes doce (12) estados del país cuya brecha los ubica en una zona de riesgo electoral (con una brecha menor a 5% de ventaja): serían Zulia (-14,51 %), Yaracuy (4,15 %), Táchira (-15,01 %), Sucre (1,77 %), Nueva Esparta (-12,51 %), Miranda (-13,31 %), Mérida (-9,67%), Lara (-2,99 %), Falcón (-0,47 %), Distrito Capital (-5,69), Carabobo (-6,25), Anzoátegui (-9,31 %) y quizás Bolívar donde no llego a completarse la totalización o el escrutinio de votos.

Ahora bien, si pasamos de tal desempeño electoral de Chávez en 2006, 2007 y 2012 con el desempeño obtenido por el Presidente Maduro en las elecciones presidenciales del año 2013, tenemos los siguientes quince (15) estados en zona de riesgo: Zulia (-4,45 %), Vargas (1,49 %), Trujillo (1,49 %), Táchira (-25,9 %), Nueva Esparta (-6,04 %), Monagas (1,49 %), Miranda (-5,01 %), Mérida (-14,06 %), Lara (-4,31 %), Distrito Capital (3,13 %), Carabobo (1,27 %), Bolívar (-3,96 %), Barinas (4,5 %), Anzoátegui (-5,13 %) y Amazonas (5,04 %).

En términos cronológicos pasamos de dos (2) estados en zona de riesgo en el 2006, a doce (12) en el 2007, a cinco (5) en el 2012 y a quince estados (15) en el año 2013. Los signos positivos nos indican aquellos estados donde la ventaja es muy estrecha y los signos negativos donde hay sencillamente desventaja o derrota. En términos cronológicos, el número de estados con desventajas o derrota son en el año 2006 cero (0), diez u once (10) en el 2007, dos (2) en el 2012 y ocho (8) en el 2013.

En tales estados (signo positivo con brecha menor a 5 % o con signo negativo) tenemos identificados los bastiones territoriales donde operan severas debilidades y peligros para las fuerzas bolivarianas. Obviamente allí se debe establecer un “Plan Específico de Acción” para recuperar fuerzas, para agregar voluntades, para ampliar el trabajo político de construcción de alianzas sociales, sectoriales y políticas.

Ahora bien, en las elecciones por voto-lista y nominal en un sistema electoral semejante al sistema electoral mayoritario paralelo se precisa determinar el modo de agregación de municipios y parroquias para dar paso a la evaluación ya no en detalle de los estados sino de las Circunscripciones. Allí el foco de atención de cualquier “Plan político de acción” depende del análisis de la escala local, del trabajo político sectorial y territorial en los municipios y parroquias del país.

Tomemos un ejemplo. A pesar de las fortalezas acumuladas históricamente, por ejemplo, en el estado Aragua para el voto lista, cuando analizamos cada uno de sus circuitos nos encontramos que la Circunscripción 1 conformada por los Municipios Girardot, Mario Briceño Iragorry y Ocumare de la Costa, muestra debilidades en el desempeño electoral del GPP frente a la oposición en los dos (2) primeros municipios de los tres (3) que lo conforman. Esto hace que históricamente C1-Aragua sea un bastión territorial del voto opositor, dado que las fortalezas de la Revolución Bolivariana en el Municipio Ocumare de la Costa no compensan las ventajas de la oposición en los otros dos municipios.

Por tal razón es fundamental comprender los resultados totales de los votos por la agregación de municipios y parroquias (circunscripciones), y profundizar en las particularidades de desempeño de cada uno de sus territorios. De modo que el análisis del voto nominal implica pasearse por al menos por el desempeño electoral de 335 municipios del país. En la entrega final de esta serie de artículos mostraremos un cuadro síntesis cuáles son los municipios y parroquias donde cada una de las fuerzas tiene ventajas y desventajas electorales, agrupándolos en las circunscripciones electorales.

De manera que no coincide término a término la lógica de las mayorías poblacionales para cada estado en el voto lista con la conquista del voto mayoritario para la mayoría de las circunscripciones. La victoria para las circunscripciones consiste en que la o las candidaturas de determinada fuerza o alianza electoral ganen el mayor número de circunscripciones, obteniendo en cada una de ellas el voto mayoritario.

En contraste, para el voto lista por estados, se distribuyen los cargos de acuerdo al número de votos obtenidos por la lista de cada fuerza o alianza electoral en cada estado, siguiendo para ello el método de representación proporcional del sistema D´Hondt ()

Eso significa que las estrategias puedan modificar realidades en las tendencias históricas de las brechas, sobre todo si se trata del voto nominal, pues además mientras se escogen 113 escaños nominalmente por lista se escogen 51 escaños.

Hay que partir entonces de una apreciación realista de las condiciones históricas para poner a tono las llamadas condiciones subjetivas.  Si la brecha a favor la oposición en tales entidades: estados  y circunscripciones fuera de 30-50%, las posibilidades objetivas y la viabilidad de transformarlas a corto plazo sería mucho más difícil.  

De modo que cabe la pregunta: ¿Puede ganar la revolución bolivariana en Miranda, Táchira y Nueva Esparta? Sí, si van conquistando ventajas electorales en cada uno de los municipios y circunscripciones. No, si el trabajo político en municipios y parroquias se considera que cae del cielo nacional. Algo parecido sucede con las encuestas nacionales cuando sus muestras no toman en cuenta las realidades específicas de cada una de las circunscripciones.

Y el argumento es válido también para las fuerzas opositoras. ¿Puede ganar la oposición en Delta Amacuro, Portuguesa, Cojedes o en Vargas?  Todo depende de su implantación territorial para obtener ventajas electorales. Lo que define estas posibilidades objetivas son las mudanzas, las transformaciones de las correlaciones de fuerzas electorales y esto depende de un proceso eminentemente político y territorial de articulación y agregación de voluntades y respaldos en una “fuerza política consistente” que altere la brecha histórica.

De modo que aparecen claramente los “bastiones territoriales” más o menos asegurados, los bastiones territoriales “disputados por estrechos márgenes”, donde son posibles los escenarios de “voltear la tortilla”, o la inversión del signo de la ventaja electoral, así como los bastiones territoriales que en determinado momento resultan ser debilidades y derrotas, pero que pueden recuperarse dependiendo de la influencia determinante de un clima situacional y el trabajo político (territorial y sectorial), para convertirse de bastiones perdidos en bastiones claramente disputables, incluso para ser luego conquistados.

No se trata entonces de la “fatalidad de los hechos consumados”, se trata de otra perspectiva: la política asume los riesgos de las luchas, las victorias y las derrotas. Como decía aquella sentencia de Trotsky: “(…) todo el que se inclina ante los hechos consumados es incapaz de preparar el porvenir.”

Así cómo es posible construir zonas de riesgo electoral para el voto lista (por estados), es posible construir zonas de riesgo electoral para la revolución bolivariana en el voto por circunscripciones, municipios, parroquias, hasta llegar a centros electorales y mesas de votación; tomando como base de agregación las 87 circunscripciones establecidas para el año 2010 y reiteradas para el año 2015. De allí la importancia de una ejecución descentralizada del manejo de diagnósticos de la situación electoral y planes de acción para la recuperación, consolidación y ampliación del voto  en municipios y parroquias.

Sin embargo, cuando se trata de voto lista, el riesgo se minimiza, en tanto que allí se aplica, reiteramos, el método D´ Hondt de adjudicación de cargos por voto lista. En este caso las brechas tendrían que ser extremadamente amplias para que se puedan ganar o perder todos los cargos a ser adjudicados por lista. En cambio, para el voto nominal, una diferencia de tan solo un voto, un diminuto voto, es determinante para una inversión del signo de la batalla, ya sea la victoria o ya sea la derrota. Pero todo este tema será objetivo de la última entrega. Por ahora evaluemos, el legado electoral de Chávez y que fortalezas podrían obtenerse de cara al 6-D.

3.- LA SIGNIFICACIÓN HISTÓRICA DE LA DERROTA DEL REFERENDO POR LA REFORMA CONSTITUCIONAL EN EL AÑO 2007: EL FANTASMA DEL “BLOQUE B”.

Pero así como hay “épicas electorales” en la Revolución Bolivariana (2004 o 2006), ejemplos que inspiran, hay “tragedias electorales” con su caudal de parábolas que enseñan algo más. En términos de “voto inconsistente” de la revolución bolivariana, donde hay debilidades en las fuerzas morales y materiales, conviene fijarse en su distribución por Estados para fines de comprender los peores escenarios del voto lista para el 6-D.

Entre las zonas de riesgo electoral (debilidades + derrotas) más relevantes que pueden identificarse, donde es constatable un voto ideológicamente inconsistente, aparecen para el año 2007 una suma importante de entidades, producto de una variación del porcentaje de votos entre el año 2006 y el año 2007, así como los cambios en las  brechas.

Si sumamos la totalidad de estos estados tendríamos once (11) estados en los cuales los parámetros se moverían entre una zona de alerta, una zona de alarma y una zona de derrota electoral: Zulia (-14,51 %), Miranda (-13,31 %), Dtto. Capital (-5,69 %), Carabobo (-6,25 %), Lara (-2,99 %), Anzoátegui (-9,31 %), Táchira (-15,01 %), Sucre (1,77 %), Falcón (-0,47 %), Mérida (-9,67 %) y Nueva Esparta (-12,51 %).   

Veamos la siguiente tabla:

 

PRESIDENCIALES 2006


REFER. 2007-BLOQUE B


VARIACIONES

ESTADOS

RB

OPO

BRECHA

RB

OPO

BRECHA

VAR RB

VAR OPO

ZULIA

51,38

48,45

2,93

42,74

57,25

-14,51

-8,64

8,8

MIRANDA

56,74

43,01

13,73

43,34

56,65

-13,31

-13,4

13,64

DIST.CAPITAL

62,74

36,92

25,82

47,15

52,84

-5,69

-15,59

15,92

CARABOBO

61,73

38,01

23,72

46,87

53,12

-6,25

-14,86

15,11

LARA

66,47

33,2

33,27

48,5

51,49

-2,99

-17,97

18,29

ARAGUA

71,85

27,87

43,98

52,57

47,42

5,15

-19,28

19,55

ANZOATEGUI

61,28

38,45

22,83

45,34

54,65

-9,31

-15,94

16,2

BOLIVAR

62,84

36,9

25,94

SD

SD

SD

SD

SD

TACHIRA

51,13

48,6

2,53

42,49

57,5

-15,01

-8,64

8,9

SUCRE

73,71

26,09

47,62

50,88

49,11

1,77

-22,83

23,02

FALCON

62,31

37,44

24,87

49,76

50,23

-0,47

-12,55

12,79

MERIDA

53,78

45,98

7,8

45,16

54,83

-9,67

-8,62

8,85

MONAGAS

70,94

28,88

42,06

57,64

42,35

15,29

-13,3

13,47

PORTUGUESA

77,06

22,65

54,41

62,68

37,31

25,37

-14,38

14,66

BARINAS

68,95

30,83

38,12

55,68

44,31

11,37

-13,27

13,48

TRUJILLO

69,46

30,32

39,14

61,98

38,01

23,97

-7,48

7,69

GUARICO

71,95

27,84

44,11

58,12

41,87

16,25

-13,83

14,03

YARACUY

65,17

34,51

30,66

52,07

47,92

4,15

-13,1

13,41

NUEVA ESPARTA

58,59

41,18

17,41

43,74

56,25

-12,51

-14,85

15,07

APURE

69,76

30,05

39,71

60,99

39,00

21,99

-8,77

8,95

VARGAS

69,35

30,36

38,99

55,65

44,34

11,31

-13,7

13,98

COJEDES

73,36

26,40

46,96

60,64

39,35

21,29

-12,72

12,95

DELTA AMACURO

78,02

21,76

56,26

60,71

39,28

21,43

-17,31

17,52

AMAZONAS*

77,81

22,00

55,81

57,94

42,05

15,89

-19,87

20,05

Lo que mostró la evidencia numérica del desempeño de las brechas electorales para el Bloque B de la Reforma Constitucional es la debilidad del voto duro Chavista en lo que podemos denominar el corredor electoral principal del país: Zulia (-14,51 %), Miranda (-13,31 %); Dtto. Capital (-5,69 %), Carabobo (-6,25 %), Lara (-2,99 %), Anzoátegui (-9,31 %) y Táchira (-15,01 %), con la excepción en este bloque de Aragua con un desempeño de la brecha a favor de 5,15 % y Bolívar donde aún hoy no hay información publicada.

Pero si analizamos a la vez la columna de variación del caudal de votos de la revolución (VAR RB) entre 2006 y 2007 tenemos un interesante dato. El promedio nacional de variación del porcentaje de votos a favor de la revolución bolivariana fue negativo en aproximadamente -13,95 %. De modo que por encima del promedio (peor caída) tenemos a los siguientes estados o entidades regionales: Sucre (-22,83), Amazonas (-19,87 %),  Aragua (-19,28),  Lara (-17,97), Delta Amacuro (-17, 31 %), Anzoátegui (-15,94) y Distrito Capital (-15,59 %).

Mientras el análisis de brechas permite conocer la ventaja o desventaja en la relación de fuerzas electorales entre actores oponentes, el análisis de las variaciones permite conocer el desgaste o recuperación del caudal de votos relativos o absolutos de la propia fuerza o alianza. De modo que hay que combinar ambos métodos de análisis, sobre todo si queremos comprender cuál es la dirección y el ritmo de crecimiento o decrecimiento electoral.

Así mismo, las variaciones del caudal de votos o de porcentaje de votos entre eventos electorales tan próximos, puede ser indicativo del modo de desempeño del “voto blando”. Y en términos electorales existe una suerte de matriz para trastocar los segmentos del voto adversario si se logra identificar el porcentaje de votos duros, blandos, luego los no alineados y en abstención.

Es previsible que sea mucho más fácil, atacar al voto blando que al voto duro; es decir, cooptar el voto blando, a los independientes o segmentos abstenciones que conquistar el voto duro del adversario. A su vez, es parte de las tácticas políticas explotar las divisiones entre segmentos electorales del oponente. De modo que si usted logra, por ejemplo, conquistar una operación de desplazamiento del “voto duro bolivariano” en “abstención castigo”, ha logrado una operación estratégica de importancia. De hecho, en todo el año 2015 ha sido clave para la estrategia de la derecha internacional y la oposición nacional, lograr atacar directamente al “centro de gravedad” del voto duro chavista, al instituir una división contrastante en la guerra de percepciones entre Chávez y Maduro.

El chavismo que no se identifica positivamente con la gestión de gobierno de Maduro está compuesto de voto blando y voto duro, pero al golpear a ambos se está minando en realidad el voto duro de la revolución bolivariana.

Quizás el voto blando chavista se desplace hacia formas de oposición moderadas, hacia la abstención-desilusionada o hacia los independientes moderados, pero lo que le interesa estratégicamente a los oponentes de la revolución bolivariana es que se quiebre el voto duro chavista, desplazándolo o hacia la abstención-castigo (desmoralización + reclamo), o hacia otras formaciones políticas que se presenten a sí mismas incluso como las representaciones originales del chavismo más radical (alternativas radicales fuera del GPP), siempre por fuera del sistema de alianzas que apoya a Maduro.

De allí la importancia para las estrategias del GPP de no subestimar una política de alianzas sociales, sectoriales y políticas que recojan y atraigan diferentes segmentos de votantes potenciales, maximizando fortalezas y minimizando debilidades. De allí la torpeza de no tratar adecuadamente las contradicciones no antagónicas y secundarias en el campo bolivariano, suponiendo que el PSUV por sí mismo puede derrotar a la oposición.

Dejemos algunos datos en blanco y negro: Si analizamos los resultados de las elecciones presidenciales del año 2012 por entidades estadales, el PSUV por sí mismo (sin aliados) superó a la suma total de votos de la oposición en doce (12) estados del país.  En tal evento electoral del año 2013 el GPP (PSUV + aliados) conquistó  (22) estados. Sin aliados no sólo se perderían los dos (2) estados que se perdieron sino diez (10) más.

En contraste en las Presidenciales del año 2013, el PSUV por sí mismo (sin aliados) superó a la suma total de votos de la oposición en seis (6) estados del país.  En tal evento electoral del año 2013 el GPP (PSUV + aliados) conquistó la victoria en (16) estados. Sin aliados no sólo se perderían los ocho (8) estados que se perdieron sino diez (10) más; es decir, 18 estados. En palabras llanas, el Presidente fuera el candidato de la oposición. A pesar que los partidos del GPP no representan el caudal de votos del PSUV, representan el plus necesario para derrotar a la oposición. Y el argumento inverso también es válido, sin el PSUV, el GPP no ganaría elección alguna a la oposición unificada. Se trata de una relación de necesaria complementación y eso implica alianzas políticas.

En efecto, desde el punto de vista cualitativo, hay eventos electorales donde aparecen en su máximo esplendor la condensación de errores, debilidades, falta de correspondencia entre dirección, cuadros medios y bases sociales, donde es mayor la eficacia de las amenazas y de la acción de los oponentes así como el poder de los dispositivos mediáticos de derecha en la manipulación de las pasiones más conformistas, la confusión entre fantasía y viabilidad, las maniobras de la “quinta columna” y el olvido de las “lecciones constituyentes” de 1999.

Una lectura bajo la cobertura de la “subcultura de la prepotencia y el triunfalismo” pusieron a la orden del día un conjunto de “premisas falsas” para suponer que luego de las elecciones del año 2006, por ejemplo, todo era “pan comido”, como si fuesen “verdades autoevidentes”. Es posible que se haya fallado de una visión táctica adecuada para viabilizar aquella estrategia de los cinco (5) motores constituyentes. El exceso de confianza y suponer que del otro lado hay “mochos”, por ejemplo. Sin embargo, se trata de un juego interactivo con finales abiertos.

En consecuencia, los oponentes deben ser considerados como oponentes inteligentes, sin subestimaciones. Las debilidades propias serán aprovechadas por las estrategias y tácticas de oponentes inteligentes, que siempre intentaran debilitar y dividir a su adversario.

Volviendo al año 2007, de manera sencilla podríamos decir que aquellos Bloques A y B de propuestas de “Reforma Constitucional” fueron en general un fárrago normativo, con algunas propuestas confusas, ininteligibles, desconectadas de las demandas y aspiraciones sentidas de la base social. Algunas normas prefiguraron ideas valiosas sobre el Socialismo del siglo XXI, otras parecían re-fritos del cuestionado “Socialismo real”.  En consecuencia, la oposición y la derecha supieron explotar tales inconsistencias.

Así mismo, el “arte de la maniobra” empleada descartó la activación de la “metódica constituyente”, el ejercicio efectivo de la democracia participativa, sus mecanismos de consulta abierta y asamblea. Se impuso el verticalismo y la metódica de arriba-abajo. Se olvidó la épica electoral del año 1999, del año 2000, del año 2004 y del año 2006. Se olvidó incluso lo que en el MVR se concibió como “metódica intermedia”.

Se confió además en exceso, con prepotencia y triunfalismo, en una combinación de “cesarismo plebiscitario” legitimado en el año 2006, con una composición parlamentaría que no expresaba ni representaba la opinión pública del país, así como tampoco las demandas y aspiraciones de variados sectores de la vida nacional. Además se abusó de una instancia como el parlamento cuyo origen fue un evento electoral caracterizado por una ausencia: la temeridad de aquella oposición que se lanzó de nuevo a sus aventuras de desconocimiento de las vías electorales en el año 2005. Aquella fortaleza se transformó en una debilidad para configurar consensos con sectores no representados incluso en los actores políticos de oposición.

Ciertamente, la revolución ganó por aplanadora en las parlamentarias del año 2005, y ese “monólogo parlamentario” ya en el año 2007, en ausencia de una metódica constituyente, supuso que el llamado Bloque B era una “tremenda jugada de legitimación parlamentaria”. Así se cocinó una verdadera tragedia para el arte de la maniobra a la luz de los resultados del referendo 2007.

Lo que ocurrió fue el desplome de un segmento electoral de la revolución bolivariana, con especial relevancia en aquellas opiniones sobre el Bloque B cuyos resultados muestran que en 12 meses se puede pasar del techo electoral al piso electoral casi en caída libre: de una brecha a favor de casi 26 % a una desventaja de -2,11 %. Una pérdida de 28 % de la brecha.  

Pero no hay que ver las derrotas por su lado triste. Hay muchas enseñanzas que destacar de aquellos acontecimientos. Mucha información reveladora. Entre ella, la existencia de un voto bolivariano inconsistente, con una combinación de segmentos heterogéneos: moderados por un lado, críticos por otro, confundidos, muchos que no pasaban por el tamiz de la  subcultura del “ordeno y mando” siempre desde arriba, desde el inmaculado aparato político y la figura del “gran timonel”. Estaba fallando en términos llanos la “democracia participativa interna” y no sólo la democracia participativa como proyecto de país. Estaba fallando el mensaje diferenciado hacia diversos sectores del chavismo, hacia los ni-ni y hacia sectores democráticos de la oposición; no se construyó ni se maximizo el mínimo común, una base de consenso para viabilizar una propuesta de reforma constitucional con el mayor grado de legitimidad posible.

Se requería entonces una medida política táctica: fortalecer el sistema de alianzas políticas y sociales: abrir el juego político a la participación desde abajo, modificar los rasgos autoritarios de la cultura política. Que el socialismo fuera consustancialmente democrático y pluralista. Se descartó tal llamado a la unidad estratégica, y peor aún, táctica.

Las voces más ciegas sencillamente le echaron la culpa a la inmadurez ideológica del pueblo. Luego de los amargos resultados, las alturas del poder sintieron por primera vez el escalofrío de los “pies de barro”. Con piernas débiles no se podían alcanzar definitivamente  las cumbres.

Fue la primera derrota de Chávez, y a la vez de un parlamento que quedó en evidencia como “monólogo político”.  Ya se sabía que el pueblo opositor cuestionaba el estilo político de Chávez, además de su proyecto histórico (movilizaciones de calle, golpe de estado, paro petrolero, referendo revocatorio).

Ahora surgía un nuevo territorio político expresado en el viejo lenguaje de los doctrinarios de izquierda: ¿Por qué “la masa” no siguió a su “destacamento de vanguardia”? ¿Quiénes estaban tan confundidos y fueron presa fácil de las maquinaciones mediáticas de la derecha? ¿Fue acaso un ejemplo de pura psicología colectiva del rebaño cautivo por la manipulación de la derecha?

Una parte significativa de la base electoral de apoyo a la revolución bolivariana  no respaldó el proyecto de reforma constitucional: ¿Eran estas “masas” simplemente rebaños manipulados, alienados, carentes de “conciencia revolucionaria”?

Este campanazo de alerta pudo tempranamente haber colocado a la soberbia, a la hubrys, en el banquillo de una reflexión abierta, crítica y rigurosa. Pero se evadió en grandes trazos la situación. Incluso la desmesura de aquella operación política generó una anécdota significativa sobre un comentario del propio Fidel a Chávez: ¿Por qué Chávez y la AN convocaron tal reforma si podían impulsar cambios en el marco de la constitución de 1999? ¿Por qué con tal metódica desde arriba?

Aquella situación del año 2007 pudiera ser la maestra principal para no repetir errores ante el evento del 6-D-2015, sobremanera por factores de naturaleza económica y psicosocial que están afectando las condiciones de vida y la subjetividad de sectores, grupos y clases, además de afectar la vida cotidiana de los bastiones territoriales que han respaldado históricamente al proceso bolivariano.

¿Acaso no se siente el “malestar, el descontento y la escasez” en Apure, Delta Amacuro, Barinas, Trujillo o Cojedes que han sido tradicionales bastiones territoriales de la revolución bolivariana?

Creemos sí, pero no hay las mismas respuestas que en Táchira, Bolívar, Nueva Esparta o en determinadas áreas geográficas de Miranda. No todo es reacción condicionada a estímulos o des-estímulos utilitarios. Hay compromisos utilitarios, clientelares en la revolución bolivariana, esta es la cara populista redistributiva de su desempeño, pero hay otras caras en la revolución bolivariana, como aquella del paro petrolero del año 2003: por ejemplo, el ¡Con Chávez me resteo!, los compromisos o conexiones afectivas, imaginarias, simbólicas e ideológicas. Así como se dice que ¡Amor con hambre no dura!, también se dice ¡No solo de pan vive el hombre!

Estamos hablando de manera sencilla del factor subjetivo, ideológico y moral del proceso revolucionario bolivariano, de las identificaciones e aspiraciones alrededor del proyecto histórico que Chávez logro arraigar en la geografía electoral del país. Cada bastión territorial presenta su propio perfil distintivo. No es posible trazar una brocha gruesa estadística sin graves distorsiones. Este tema que debe ser clarificado, sobre todo para empresas encuestadoras y analistas que hacen muestreos en grandes centros poblacionales, o proyecciones lineales con base a modelos estadísticos que homogenizan la población y la trabajan linealmente con el principio aditivo. No se trata de sumar guarismos electorales, se trata de combinar rigurosamente una aproximación al análisis cuantitativo y cualitativo del hecho político electoral de circunscripciones heterogéneas.

Pero volviendo al asunto central del evento electoral del año 2007, otra de las lecciones que debe aprenderse es que el control del poder cegó y anuló ciertas capacidades de verse en el otro lado de la ecuación de las relaciones de fuerzas. De modo sencillo, el triunfalismo encandiló, reforzó lo sectarismos.

Es comprensible que a las alturas del poder no les gusten las “malas noticias”, los informes donde se identifican “problemas”, la presencia del “malestar, desilusión y el descontento”. Prefieren los “días felices”, el repliegue a la “isla de la fantasía”, la “jaula de cristal”, las “mieles del poder”, el apego al “principio del placer narcisista”, puro “Yo Ideal” diría algún psicoanálisis “salvaje”. Pero la realidad envía sus señales por canales insospechados y muchas de esas señales le dicen: “estás equivocado” a los deseos y fantasías desmesuradas. ¿Ven, escuchan y sienten las señales?

De modo que la gestión política de gobierno es la gestión del malestar, de demandas, de aspiraciones, de expectativas, de percepciones y experiencias, de la ilusión política por una parte, pero de las condiciones de existencia efectiva por otra, no se trata sólo del mundo virtual en un contexto de complejidad, conflicto e incertidumbre. Se trata de percepciones, ciertamente, pero no de delirios. Claro que hay percepción de la inflación, por ejemplo, pero delirio es decir que la inflación es sólo una percepción. Solución: ¡Que no se perciban datos de inflación! Craso error.

Si la acción de gobierno se separa, si rompe puentes con las demandas, expectativas y aspiraciones sentidas, repetimos sentidas, corporalmente sufridas de la población, y peor aún, de su propia base de apoyo social, surgen inevitablemente las tragedias electorales. Aquí no hay lugar a posmodernismos bobalicones. Sépalo amigo lector, el idealismo cultural puede ser contraproducente si violenta los requisitos básicos de la supervivencia. Nadie idealiza culturalmente si no respira ni metaboliza alimentos. Allí el materialismo más reductivo nos recuerda la dureza de las piedras.

La gestión política de gobierno debe politizar pedagógicamente, impulsar una narrativa de re-moralización en cada fase de la lucha, no caer en las trampas del pote de humo, del autoengaño, del simulacro. El resultado del 2007 fue tan dramático que no había narrativa para reconectar a la base de apoyo social con su estructura de dirección política. Incluso, se buscó el atajo de identificar “traiciones encubiertas”, de señalar a “chivos expiatorios”.

El año 2006 parecía la fantasía del amor correspondido entre la base y su dirección política. El año 2007 parecía el retorno de lo real, el trauma, la contingencia no deseada. ¿Se han metabolizado realmente aquellos eventos?

Es preciso entonces pasearse por aquellos acontecimientos de derrota electoral, reconocer fallas, aplicar correctivos, ser sobre todo humildes a la hora de fortalecer el sistema de alianzas políticas, sectoriales y sociales; dejar tanta soberbia para pequeños episodios de la vida privada, construir un esquema de movilización para tiempos de crisis, pero a la vez dar lo que acertadamente algunos críticos de izquierda han denominado “razones sagradas” a los potenciales votantes, a los simpatizantes y militantes, asumir la batalla desde la perspectiva de corregir y mejorar, desde la perspectiva de los objetivos aún no realizados del proyecto histórico.

Históricamente no se ha tratado de una elección para un proyecto reformista, sino de una medición de fuerzas electorales para una revolución. ¿O quizás no?

A la hora de valorar los factores subjetivos de la movilización política, las ideas-fuerzas debe empalmar necesariamente con afectos, la conexión emocional no puede ser diluida en un mar de desencuentros, y a la vez estos afectos empalmar con creencias que cumplan el doble papel de fortalecer la moral y ser faros orientadores desde el punto de vista de la teoría, de la reflexión sobre la situación.

Sigamos evaluando desde nuestra perspectiva (escúchese bien: una perspectiva) a otros eventos electorales sobre el legado electoral de Chávez para detectar posibles zonas de riesgo.

4.- LAS ELECCIONES PARLAMENTARIAS DEL AÑO 2010: UNA NUEVA “CAMPANADA DE ALERTA”:

Si algún evento re-moralizó a Chávez, a sus anillos de poder más cercanos y a su base electoral, fueron los resultados del referendo por la enmienda constitucional del año 2009. Claro, no sin algunas heridas al deseo sin resistencias ni contingencias.

La postulación continua al cargo de Presidente de la República, fórmula presente en la reforma del año 2007 no podía ser exclusiva prerrogativa para el Presidente en ejercicio. Gobernadores y Alcaldes también podían alegar su derecho a que fuese la soberanía popular la que escogiese su destino político. Y así se hizo.

El debate sobre la llamada “reelección indefinida”, fórmula mediática para intentar replicar la guerra de opinión del año 2007, tuvo que reconocer la posibilidad de postularse al escrutinio de la soberanía popular a la totalidad de los cargos ejecutivos de representación popular: Presidencia, Gobernadores y Alcaldes, implicaba otro tipo de racionalidad política en la comprensión del principio de “alternabilidad democrática”.

Mucha tela se ha cortado desde entonces sobre los principios de separación de poderes y de alternabilidad democrática. La oposición sigue utilizando el repertorio cognitivo del liberalismo democrático y su apelación a principios doctrinarios más que al reconocimiento prioritario de la soberanía popular. En eso siguen el canon norteamericano que naturalizó como sentido común la sentencia de aquel francés que sentenció: “El mayor peligro de las repúblicas americanas proviene de la omnipotencia de las mayorías”. Se parte de Tocqueville para encallar en la denuncia del “Totalitarismo”, en la denuncia de “la soberanía popular en manos del demagogo”.

La revolución bolivariana ha apelado en cambio, contradictoriamente entre palabras y hechos, al ejercicio directo de la soberanía popular, resignificando radicalmente el peso de los principios liberal-democráticos. Dicta el Plan de la Patria originario de Junio de 2012:   

“Éste es un programa de transición al socialismo y de radicalización de la democracia participativa y protagónica. Partimos del principio de que acelerar la transición pasa necesariamente por, valga la redundancia, acelerar el proceso de restitución del poder al pueblo. El vivo, efectivo y pleno ejercicio del poder popular protagónico es insustituible condición de posibilidad para el socialismo bolivariano del siglo XXI.”

En realidad, el discurso de la Revolución Bolivariana ha creado un boquete en los axiomas “auto-evidentes” de la democracia liberal. Lo que antes se consideraba premisa indudable ahora aparece como juicio controvertible. Es por allí donde se reactiva el debate entre revolución democrática y democracia revolucionaria, donde aparecen las figuras diversas del poder popular y la multitud constituyente, sobre el pueblo consciente y organizado y el papel de la vanguardia política. Todo este barullo de democratización de las relaciones de poder constituye el filón subversivo del proceso bolivariano.

Por otra parte, los académicos construyen categorías para ver en qué grado de autoritarismo o democratización se encuentra el proceso político venezolano, entendiendo por democratización su aproximación al modelo de la democracia liberal. La última “moda académica”, ha sido asimilar la experiencia venezolana al llamado “autoritarismo competitivo”. También se señala que la democracia parece estar actualmente en una “zona gris o borrosa” y la academia también parece que pinta sólo con los colores de conceptos y categorías del “pluralismo elitista”. Lo que nadie discute es el proceso de naturalización del “Canon Democrático”, por cierto fijado en la Carta Interamericana democrática de la OEA como “democracia representativa”. De modo que de Tocqueville a la OEA no es que existan grandes abismos.

Pocos se detienen a pensar en los fundamentos filosóficos de las concepciones político-normativas, ni se detienen a pensar en cómo se asimila y acomoda la política en el plano de la conciencia popular, como se interpreta la democracia en el aprendizaje significativo de los que aspiran efectivamente en su vida cotidiana, a que sus derechos no sean simples abstracciones jurídicas o bellas palabras en bocas ajenas. El poder popular claro que asusta, si de ejercicio de derechos económicos y sociales se trata, de derechos colectivos. Todavía hay quienes dicen que los derechos son sólo de los individuos, todo otro derecho es (como iteración) la cuna del totalitarismo.

En fin cuáles son las narrativas que operan con eficacia histórica. La academia quiere legislar en nombre de su “razón”, en desmedro de la soberanía popular. Se desempolvan todos los guiones sobre los peligros de las “turbas, muchedumbres, mayorías y masas”. Hay  muchos filones de debate, pero el foco de este artículo implica concentrarse en un punto: ¿Qué pasó electoralmente en las correlaciones de fuerzas entre el año 2009 y el año 2010 para que se desencadenara en el país toda una histeria acerca de la amenaza totalitaria?

Veamos algunos guarismos electorales:

 

2009

2010

   

ESTADOS

RB

OPO

BRECHA

RB

OPO

BRECHA

VAR RB

VAR OPO

ZULIA

47,29

52,70

-5,41

44,44

55,26

-10,82

-2,85

2,56

MIRANDA

47,42

52,57

-5,15

41,44

51,70

-10,26

-5,98

-0,87

DIST.CAPITAL

51,97

48,02

3,95

47,73

48,91

-1,18

-4,24

0,89

CARABOBO

52,44

47,55

4,89

53,52

43,92

9,60

1,08

-3,63

LARA

55,54

44,45

11,09

40,79

58,51

-17,72

-14,75

14,06

ARAGUA

60,52

39,47

21,05

50,27

40,77

9,50

-10,25

1,30

ANZOATEGUI

SD

SD

SD

44,96

53,02

-8,06

SD

SD

BOLIVAR

58,03

41,96

16,07

50,32

48,61

1,71

-7,71

6,65

TACHIRA

42,64

57,35

-14,71

42,09

56,45

-14,36

-0,55

-0,90

SUCRE

68,36

31,63

36,73

51,40

48,14

3,26

-16,96

16,51

FALCON

55,49

44,50

10,99

52,28

47,17

5,11

-3,21

2,67

MERIDA

49,43

50,56

-1,13

48,70

50,04

-1,34

-0,73

-0,52

MONAGAS

63,82

36,17

27,65

58,72

35,95

22,77

-5,10

-0,22

PORTUGUESA

72,08

27,91

44,17

63,10

34,34

28,76

-8,98

6,43

BARINAS

60,29

39,70

20,59

56,35

43,07

13,28

-3,94

3,37

TRUJILLO

67,50

32,49

35,01

67,75

30,34

37,41

0,25

-2,15

GUARICO

64,88

35,11

29,77

58,27

40,11

18,16

-6,61

5,00

YARACUY

59,94

40,05

19,89

67,75

30,34

37,41

7,81

-9,71

NUEVA ESPARTA

SD

SD

SD

40,81

57,98

-17,17

SD

SD

APURE

66,48

33,51

32,97

60,52

38,19

22,33

-5,96

4,68

VARGAS

59,85

40,14

19,71

54,82

44,15

10,67

-5,03

4,01

COJEDES

68,87

31,12

37,75

63,89

33,42

30,47

-4,98

2,30

DELTA AMACURO

73,77

26,22

47,55

71,54

23,62

47,92

-2,23

-2,60

AMAZONAS*

72,21

27,78

44,43

42,02

55,78

-13,76

-30,19

28,00

¿Qué se observa en tal tabla? Fijémonos en la columna que indica las variaciones del porcentaje de votos en la revolución bolivariana (VAR RB). Solo tres (2) estados: Carabobo, Trujillo y Yaracuy no mostraron una variación negativa, es decir, una cifra de desgaste. Si nos fijamos en las brechas, en términos gruesos lo que aparece es una caída de la ventaja del proceso bolivariano frente a la oposición.

Cuando un barco comienza a hacer agua, se recomienda “aislar la zona de la contingencia”, sellarla, establecer allí un equipo especial que se encargue de reparar y controlar daños. No se trata simplemente de buscar el corcho de una botella y meterlo en un hueco. Menos, meter los  dedos de algunos operarios. El asunto es serio, requiere inteligencia, no borrachera triunfalista.

Entre las zonas de riesgo electoral más relevantes que pueden identificarse en el cuadro indicado aparecen las brechas de los siguientes estados o entidades para el año 2010: el Distrito Capital (-1,18 %), y entidades como Bolívar (1,71 %), Sucre (3,26 %), Mérida (-1,34 %). Falcón aparece cercano a la zona de riesgo (5,11 %). También encontramos las zonas que conforman históricamente bastiones opositores: Zulia, Miranda, Lara, Anzoátegui, Táchira, Nueva Esparta y Amazonas.

Si sumamos la totalidad de estos estados tendríamos trece (13) estados en los cuales los parámetros se moverían entre una zona de alerta, una zona de alarma y una zona de derrota electoral. De modo que entre el año 2006 y el año 2010, el cuadro electoral se ha transformado.

Ya Zulia, Miranda, Táchira, Lara, Nueva Esparta y Amazonas aparecen como claros bastiones territoriales de fuerzas opositoras. Lara y Amazonas aparecen como bastiones opositores por efecto de la ruptura del sistema de alianzas entre actores en el seno del Polo Patriótico (PSUV y PPT en aquel momento).  Otros estados comienzan a entrar en una clara zona de alarma: Anzoátegui y Mérida, por ejemplo, con zonas de alerta en Carabobo, Sucre y Falcón.

De modo que si incluimos al Distrito Capital tenemos a doce (12) Estados donde es previsible que las fuerzas políticas y sociales de la revolución bolivariana tengan que realizar una concentración de esfuerzos adicionales en contraste con aquellos bastiones territoriales donde la tarea política fundamental es consolidar posiciones obtenidas.

Si analizamos lo planteado para el año 2007 donde identificamos las variaciones de porcentajes de votos y cambio de brechas a los estados: Zulia, Miranda, Dtto. Capital, Carabobo, Lara, Anzoátegui, Táchira, Sucre, Falcón, Mérida y Nueva Esparta, encontramos una gran coincidencia. No entra el estado Bolívar pero si observamos la variación de la brecha veremos una tendencia de desgaste que lo lleva a una zona de riesgo político.

En fin, es posible ir identificando aquellos estados que por la variación de los porcentajes relativos de votos y por la variación de las brechas presentan debilidades que deben tramitarse como tarea política.   Y un mensaje claro: si el chavismo se divide, la oposición tiene su gran oportunidad.

5.- LA ARRITMIA ELECTORAL Y EL LENTO DESGASTE DE CHÁVEZ: DEL TECHO DE BRECHAS DEL AÑO 2006 AL CIERRE DE BRECHAS EN 2012.

Mucho se ha analizado el cuadro comparativo de los resultados electorales separados por seis (6) meses: octubre 2012-abril 2013, para destacar el desigual desempeño electoral de las elecciones donde Chávez fue el candidato, y luego por las evidentes contingencias, ya no pudo ser más el candidato-timonel de la revolución bolivariana. Pero volvamos al asunto de la hipótesis del desgaste bajo la conducción de Chávez.

Hoy son sentido común las narrativas que colocan el foco de atención en los desiguales desempeños electorales entre Chávez y Maduro, pero estas omiten por lo general lo que hemos advertido en diferentes artículos a partir del análisis de brechas históricas.  El legado electoral de Chávez puede caracterizarse por dos períodos: uno de auge consistente entre 1998 y el año 2006, y otro ciclo político electoral (2007-2012) caracterizado por la “arritmia electoral”.

Ya hemos señalado este fenómeno como expresión de contradicciones internas, de debilidades, errores y desgaste en el campo bolivariano, así como de avance también circunstancial para las fuerzas opositoras. Si comparamos al Chávez del año 2006, con el épico esfuerzo de Chávez en el año 2012, encontraremos más allá de un abordaje mítico-sentimental, la clara manifestación del desgaste histórico. Tal desgaste era constatable a partir del análisis de la tendencia de las brechas electorales, a partir de los techos y pisos electorales que comenzaban a aparecer en el seno del proceso, sobremanera a partir del año 2007.

De modo que los que suponen que la revolución iba electoralmente bien con Chávez, pero luego con Maduro comenzó a declinar están viendo el asunto desde el trasfondo mítico-sentimental.

Veamos el siguiente cuadro comparativo de desempeño por estados para los años 2006 y 2012:

 

2006

2012

   

ESTADOS

RB

OPO

BRECHA

RB

OPO

BRECHA

VAR RB

VAR OPO

ZULIA

51,38

48,45

2,93

53,33

46,28

7,05

1,95

-2,17

MIRANDA

56,74

43,01

13,73

49,97

49,51

0,46

-6,77

6,50

DIST.CAPITAL

62,74

36,92

25,82

54,85

44,52

10,33

-7,89

7,60

CARABOBO

61,73

38,01

23,72

54,49

44,88

9,61

-7,24

6,87

LARA

66,47

33,20

33,27

51,44

47,76

3,68

-15,03

14,56

ARAGUA

71,85

27,87

43,98

58,57

40,82

17,75

-13,28

12,95

ANZOATEGUI

61,28

38,45

22,83

51,54

47,69

3,85

-9,74

9,24

BOLIVAR

62,84

36,90

25,94

53,67

45,51

8,16

-9,17

8,61

TACHIRA

51,13

48,60

2,53

43,26

56,26

-13,00

-7,87

7,66

SUCRE

73,71

26,09

47,62

60,22

39,22

21,00

-13,49

13,13

FALCON

62,31

37,44

24,87

59,84

39,47

20,37

-2,47

2,03

MERIDA

53,78

45,98

7,80

48,48

51,06

-2,58

-5,30

5,08

MONAGAS

70,94

28,88

42,06

58,49

41,00

17,49

-12,45

12,12

PORTUGUESA

77,06

22,65

54,41

70,89

28,34

42,55

-6,17

5,69

BARINAS

68,95

30,83

38,12

59,20

40,18

19,02

-9,75

9,35

TRUJILLO

69,46

30,32

39,14

64,03

35,46

28,57

-5,43

5,14

GUARICO

71,95

27,84

44,11

64,12

35,17

28,95

-7,83

7,33

YARACUY

65,17

34,51

30,66

59,97

39,34

20,63

-5,20

4,83

NUEVA ESPARTA

58,59

41,18

17,41

50,99

48,47

2,52

-7,60

7,29

APURE

69,76

30,05

39,71

66,10

33,19

32,91

-3,66

3,14

VARGAS

69,35

30,36

38,99

61,42

37,91

23,51

-7,93

7,55

COJEDES

73,36

26,40

46,96

65,32

33,93

31,39

-8,04

7,53

DELTA AMACURO

78,02

21,76

56,26

66,88

32,19

34,69

-11,14

10,43

AMAZONAS*

77,81

22,00

55,81

53,45

45,60

7,85

-24,36

23,60

Al constatarse en la columna VAR RB el desgaste del propio desempeño electoral de Chávez, conviene ir más despacio en aquellos juicios de contraste entre Chávez y Maduro en cuestiones electorales. Si se toma como año base de la comparación el 2006 tenemos desgaste en 23 estados. Y si escogemos el resultado de la enmienda constitucional 2009 como año base en porcentaje de votos, tenemos desgaste para la revolución bolivariana en 14 estados. Si comparamos los resultados de las presidenciales del año 2012 con el Bloque B de la Reforma Constitucional tenemos una clara recuperación del voto bolivariano en 22 estados. Es a este fenómeno que denominamos arritmia electoral. Pero en promedio, desde el año 2007 hasta el año 2013, Chávez no logro recuperar el caudal de votos obtenidos en las elecciones del año 2006. Se modificó el desempeño en un techo de aproximadamente 10 % de ventaja sobre la oposición, generándose un nuevo ciclo electoral.

Esto indica buenas y malas noticias. La mala, se bajó el techo electoral de las fuerzas bolivarianas en términos de brecha. La buena, se constató la capacidad de recuperación del voto bolivariano ante resultados adversos anteriores. Esta extraordinaria capacidad de recuperación (2007-2009) o (2010-2012) también aparece en el contraste entre las expectativas de resultados que las encuestas han proyectado y los resultados efectivos emitidos por el CNE. ¿Cuántas veces declararon las encuestas electorales “derrotado” al proceso bolivariano y cuántas veces ha sido así efectivamente? Si se trata de transmitirlo de modo simple: El “chavismo” es un fenómeno electoral muy duro de derrotar.

En contraste, la oposición ha estado marcada por la pesadilla permanente del “Mito de Sísifo” electoral, lo cual ha generado un agujero negro en su fuerza moral, consolidando diversas “fallas sísmicas” en sus sistemas de alianzas políticas. ¿A quién pueden cobrarle las derrotas una coalición heterogénea de viejos y nuevos partidos de oposición?

Aquí hay que destacar el excepcional logro político de acumular fuerzas y mayorías electorales relativas en el estado Zulia para el año 2012, como primer hecho. Numéricamente así lo configura. Pero en el resto de los Estados la situación es contrastante con este excepcional hecho político.

Las variaciones de los porcentajes de votos para la revolución bolivariana, comparando el año 2006 con el año 2012, expresan una tendencia negativa. Aun cuando Chávez ganó en 22 de los 24 estados del país en el año 2012, lo cual constituye una gran victoria frente a la oposición, podemos afirmar que mientras en el año 2006 la victoria fue sencillamente aplastante, en el año 2012 la victoria fue importante pero no apabullante. La victoria del año 2006 constituyó el techo electoral en términos porcentuales generales para la revolución bolivariana, con la excepción del estado Zulia ya mencionado, que en el año 2006, conformó el bastión opositor por excelencia para la candidatura presidencial de Manuel Rosales.

Pero una cosa es quedarse en la superficie de los votos relativos de cada uno de los polos en conflicto, y otra ir más allá: analizar las brechas para identificar cuáles son las corrientes que se están moviendo en las relaciones de fuerzas. Si usted analiza el cuadro con detalle vera que las brechas ya no son las mismas. Algo ha cambiado: se trata de mirar profundo para evitar que lo peor se manifieste.

En el artículo final miraremos el tercer ciclo electoral de la revolución bolivariana, un ciclo que aparece ya desde las presidenciales del año 2013. Sin embargo, avanzaremos solo un diminuto paso en el presente artículo en la elaboración de las herramientas para abordar los escenarios del 6-D, señalando las ventajas históricas de la revolución y de la oposición, así como identificando solo para efectos del voto nominal a aquellas circunscripciones que consideramos quizás decisivas para asegurar la victoria electoral del GPP o de la MUD.

6.- LAS VENTAJAS HISTÓRICAS DEL GPP Y DE LA MUD PARA EL 6-D: A CONTRAVIA DE LAS ENCUESTAS.

Evaluando algunos de los escenarios posibles para el 6-D, y partiendo del análisis de 335 municipios del país en una evolución histórica que comienza en el año 2007, hemos elaborado la siguiente tabla de referencia para abordar las fortalezas y debilidades para la Revolución bolivariana en cada uno de las circunscripciones.

Estos son sólo datos referenciales de ventajas y desventajas que no pueden interpretarse mecánicamente como pronósticos. Se trata de una suerte de balance de fuerzas en el caudal de votos obtenidos históricamente, además de un análisis de brechas y variaciones en los votos, tomando en cuenta además la evolución histórica de la abstención, de la participación, del voto nulo y los cambios en el registro electoral:

Las siguientes tablas permiten identificar las ventajas que el GPP podría tener en 37 de las 87 circunscripciones, lo que representa 43 diputados nominales de los 113 diputados en las circunscripciones.  En la siguiente tabla, la coalición opositora tendría fortalezas o ventajas históricas en 30 circunscripciones de las 87 circunscripciones, lo que representa 37 diputados nominales de los 113 diputados en las circunscripciones.

Ambos cuadros nos permiten realizar comparaciones sobre la distribución de ventajas territoriales en cada una de las circunscripciones y en cada uno de los estados, donde se hace evidente que para el caso del GPP, las ventajas se ubican mucho más en las circunscripciones de aquellos estados menos poblados, donde ha consolidado fuertes bastiones territoriales con la excepción de Amazonas y Nueva Esparta, mientras la coalición opositora parece haberse arraigado territorialmente en las circunscripciones de los estados más poblados del país.

El mismo ejercicio para determinar las ventajas histórico-electorales para la coalición opositora o MUD, permite visualizar cada una de las circunscripciones por estados, así como el número de diputados que representan, configurando la siguiente distribución:

Sin embargo, cabe destacar que el GPP también ha logrado implantarse en circunscripciones de los estados más poblados, justamente aquellas donde es posible valorar el desempeño de los corredores electorales que se constituyen por la agregación de municipios y parroquias con una fuerte composición y de clases de los sectores populares.

También se hace evidente que si sumamos las circunscripciones de ambos cuadros no suman la totalidad de circunscripciones ni de diputados nominales. Por eso se hace preciso agregar a las dos tablas anteriores, una tercera tabla que representa las estimaciones de aquellos  estados en los cuales existen circunscripciones (municipios y parroquias) donde las brechas no permiten identificar claras ventajas en su agregación, sino una suerte de combate cuerpo a cuerpo o de lucha cabeza a cabeza en la competencia electoral.

De modo que la tabla donde no hay ventajas ni para el GPP ni para la MUD, y que además pueden decidir la correlación de fuerzas electorales en el voto nominal la hemos denominado “cabeza a cabeza” para expresar el equilibrio inestable de fuerzas en la correlación electoral, lo que puede dar como un desenlace un resultado a favor o un resultado en contra.

En la siguiente tabla es posible ver que existen 21 circunscripciones de 87 circunscripciones donde ni el GPP ni la MUD pueden señalar que tienen una ventaja asegurada, lo cual representa 36 diputados nominales de 113 diputados que podrían distribuirse de modo diferenciado hacia un polo o hacia otro en un escenario de máxima polarización.

De modo que en términos provisionales, podemos asegurar con cierto margen de certeza que estos 21 circuitos serán decisivos en un escenario de polarización. Sin embargo, en este artículo queremos enfatizar el legado electoral de Chávez, lo cual nos permitirá en una entrega final hacer un análisis detallado de los posibles escenarios para el 6-D.

Tal distribución de circunscripciones permite indagar donde se planteará una lucha por obtener así sea, ventajas mínimas suficientes, y seguramente es previsible que en tales circunscripciones y estados surjan controversias sobre los resultados.

Como vemos el GPP aparece con una ventaja histórica en 37 circunscripciones lo cual representa 43 diputados nominales. Mientras tanto, la oposición parece con ventajas históricas en 29 circunscripciones que representan la posibilidad de obtener 34 diputados. Tenemos además 21 circunscripciones que representan 36 diputados donde ninguna de las fuerzas puede asegurar que tienen ventajas definitivas pare el 6-D, luego del análisis de brechas y variaciones de caudales electorales. Si a esto le agregamos los escenarios de voto lista donde aparecen resultados muy parejos que dan alternativas como GPP 26 y OPO 25, o la inversa, es posible totalizar una primera aproximación señalando que el GPP cuanta posiblemente con 68-69 diputados mientras la oposición cuenta con 59-60 diputados como piso para abordar los escenarios.

Reiteramos además  que pueden existir ciertamente variaciones de las ventajas históricas dada la actual situación de crisis en alguna que otra circunscripción. Por eso hay que manejar tales datos como una primera materia prima a ser contrastada con la situación actual. Lo cierto es que existen 21 circuitos decisivos a la hora de los resultados finales. Es inevitable que exista un plan de acción especial para tales bastiones territoriales.

Todo esto depende ya no de guarismos electorales sino de la calidad de la intervención de los actores en la campaña electoral, de su capacidad de articular y agregar mayores respaldos a su favor, menores rechazos en contra o neutralizar la abstención en su contra.



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Javier Biardeau

Articulista de opinión. Sociología Política. Planificación del Desarrollo. Estudios Latinoamericanos. Desde la izquierda en favor del Poder constituyente y del Pensamiento Crítico

 jbiardeau@gmail.com      @jbiardeau

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