Muchas veces es mejor no enterarse de las cosas íntimas del gobierno adentro: Chismes, intrigas, competencias, traiciones, corrupción, y todo eso de la antipolítica que tanto daño hace a la revolución sean verdad o mentira.
Si uno pregunta por la vida de Rafael Ramírez entonces surge el eco del chisme; Maduro lo sacó de PDVSA porque estaba en negocios turbios, si uno le llega información de éste o cual gobernador de la revolución entonces escucha que tienen a Maduro engañado, si por casualidad averiguas porqué esas figuras emblemáticas de la revolución en los tiempos del golpe de Estado contra Chávez, resulta que ahora algunos de ellos denigran del gobierno pidiendo su renuncia, caso Analiza Osorio donde el Nacional les fascina publicar.
O son los auténticos hijos de Chávez o llegaron a la categoría de nietos. Uno que no está en cargos públicos de los cuadros medios o altos está como más vacunado de eso de pisarse la manguera.
Cuando se consulta la página de Aporrea hay como un cierto coro de los supuestos AUTOCRITICOS que desinflan a los revolucionarios quienes el PSUV es lo peor, que el gobierno traicionó el legado de Chávez, que ya no tenemos revolución.
No sé si esto le hace juego a esa derecha fascista que hace un tiempo veía por el suelo y que de repente tomó fuerza. Y cómo no la va tomar si ven y disfrutan a revolucionarios dividiéndose y acusando el gobierno que ellos mismos fomentaron en sus décadas de ejercer el poder institucional y que ahora cuestionan.
Yo me consideró de la revolución mucho antes de aparecer Chávez en nuestra historia política, pero no me hace ser más revolucionario o chavista que otro.
Si saco la cuenta qué cosas me ha beneficiado la revolución, podría decir que muchas, aunque hasta ahora en 17 años no sé lo que es tener un celular de esos que hace el Estado, no sé lo que es ser dueño de una computadora, de una antena cable de TV, o ser propietario de un apartamento o casa de la misión de vivienda, menos tener unos lentes gratis porque nunca los hay para cubrir una miopía de -7 y -8, yo no sé lo que es un cargo público, es más, estaba en estos día en una cuadrilla de pintura de barrio tricolor y de repente quede afuera porque la eliminaron contaba con esos realitos para diciembre.
Hace años no sé lo que es tener un programa en una radio comunitaria por lo difícil que a veces es entrar, tengo muchas veces que levantarme a las 2:30 de la madrugada para tratar de comprar a las 8 am un combo de alimentos donde siempre falta el pollo, la carne, el café y granos, y diganme cómo sueño con una tableta de computación.
Usted dirá, entonces porqué apoya este gobierno si no ha sido beneficiado de estas cosas que a diario chavistas y no chavistas obtienen.
De verdad hay razones para no votar, pero jamás he supeditado la revolución a tener cargos y cosas, creo que voy más allá, a la dignidad, a la liberación interna, a la cultura, al saber, a la identidad y tantas cosas tan vitales que se pierden solo porque el gobierno no me dio una tableta, o un celular o un cargo público.
Más bien me hace feliz cuando una familia X recibe vivienda, aunque se corra con el riesgo de que salgan a votar por la derecha, cosa que jamás haré.
Nunca a pesar de ciertas cosas he levantado mi voz contra el Estado ni contra los que trabajan día y noche por el Pueblo.
Chávez pidió lealtad, soy de los que creen en la corrección sin traición y división.
Una casa me llegará, igual un carro, o una computadora, o un celular de esos grandes, o mi soñada tableta.
Somos los hijos de Chávez, no sus nietos.