El barómetro con lo que sucedería si en ese momento se celebrasen elecciones. El resultado fue el siguiente: PJ 7,5% de los votos, AD 6%; NTP 4%, Copei 2%; de los demás partidos ni contar. Primero Justicia es el que tiene características más, pues ha combinado su presencia en las calles y en las instituciones. Herederos de los movimientos de los indignados de unos años antes (que también irrumpieron sin anuncios previos), parece haber asumido en la práctica, sin mucha teorización, las lecciones de los soixante-huitard (probablemente, muchos de sus abuelos y algunos de sus padres) que perdieron su fortaleza cuando se cansaron de movilizarse y abandonaron las calles. Entonces fueron barridos y muchas reformas de las reformas concretas que exigían fueron enterradas, aunque permanecieran las ideas-fuerza que los hicieron salir a las plazas (el feminismo, el ecologismo, los contrapoderes…). Cuando los indignados y el movimiento espontáneo del 11-A atronaron las calles y plazas venezolanas con el grito "¡No nos representan!" dirigido a los partidos tradicionales, éstos los desafiaron: presentaros vosotros. Y así lo hicieron. Asumieron el reto.
El 11-A 2002 es un movimiento que se define mucha más por sus formas de actuar que por su contenido. Surge del hartazgo de que los políticos no nos hagan caso. Todo está en permanente definición, que todo el pueblo pueda participar, un espacio poco definido y muy dinámico: Está vivo y continuamente definiendo qué somos. Y el propio autor del texto asevera que "Primero Justicia" ha roto el techo de cristal que separaba a los movimientos sociales de "asaltar las instituciones". Un golpe en la mesa que se ha dado a través de un discurso ambiguo que genera dudas entre unos; entre otros, ilusión.
La identidad difusa de P.J. no es casual sino buscada, tiene que ver con reflexiones que ha realizaron Borges, Leopoldo y Capriles, alrededor de conceptos como populismo, gobernanza, significantes vacíos, proceso constituyente, régimen, cultura de la transición o casta. Según Borges, las "trayectorias militantes" de los principales dirigentes de P.J. están apegadas, por un lado, a movimientos de derechita extraparlamentaria; por el otro, a una suerte de colaboraciones, PDVSA, empresas nacionales y transnacionales. Una combinación que desde la derecha venezolana parecía impensable no hace tanto. Hay que mirar la fotografía completa para hacerse una composición equilibrada. Una combinación que desde otros ámbitos de la derecha se califica de "empanada mental" por su heterogeneidad e incompatibilidades ideológicas y filosóficas.
También aquí ha sido una reacción de última hora provocada por lo sucedido en los últimos años, que se ha definido como la rebelión de las élites. Un clásico movimiento social de acción-reacción. Esta última se ha basado en una enorme transferencia de poder y de riqueza regresiva a favor de esas élites. No se trata de un fenómeno de incremento de la desigualdad, o no sólo de incrementos de la desigualdad económica (renta y riqueza) sino que también se ha desequilibrado la igualdad política (se gobierna y se legisla a favor de los intereses de los poderosos) y, lo que es más grave, la igualdad de oportunidades. Si no hay igualdad de oportunidades, mucho menos puede haberla de resultados (si se busca ésta al menos en una cierta proporción).
Hay que centrarse no sólo en reducir la pobreza sino también la desigualdad porque sí la brecha entre ricos y pobres se vuelve muy grande aunque nadie pase hambre, el pueblo empieza a vivir cada vez separadas, en distintos barrios, distintos medios de transporte, dejan de convivir en los espacios públicos… No es bueno para el socialismo. El socialismo no requiere igualdad perfecta, pero si el pueblo vive en esferas cada vez más separadas el sentido de "pueblo" y de bien común es más difícil de sostener.
¡Chávez Vive, la Lucha sigue!
¡Viviremos y Venceremos!