El presidente y sus "gurús" enviaron deliberamente a Venezuela y su pueblo a una profunda recesión, basándose en una teoría sin probar que afirmaban que la súbita contracción haría que la economía recuperase la salud. En su lógica interna, esta medida era asombrosamente parecida a la de los psiquiatras que recetaban terapia electronvulsiva, convencidos de que las conmociones deliberadamente inducidas con las descargas conseguirían mágicamente reiniciar los cerebros de sus pacientes.
La teoría de la terapia económica se basa en parte en el papel de las expectativas como combustible de un proceso inflacionario. Para poner freno a la inflación no basta con cambiar la política monetaria sino que además hay que cambiar la actitud de los consumidores, pulperos y trabajadores. Lo que hace un cambio súbito y brutal de política es alterar rápidamente las expectativas y señalar al pueblo que las reglas del juego han cambiado dramáticamente: los precios no van a seguir subiendo ni tampoco los sueldos.
Según esta teoría, cuanto antes se consigan mitigar las expectativas de inflación más corto será el doloroso, período de recesión y alto desempleo.
Sin embargo, creemos en nuestra Patria en los que la clase dirigente ha perdido su credibilidad ante el pueblo, se dice que sólo un "shock" político enorme y decidido puede lograr "enseñar" al pueblo esta dura lección. Causar una idea brutal, pues conlleva crear pobreza generalizada, motivo por el cuál ningún líder político hasta este momento había estado dispuesto a poner a prueba la teoría. ¿Quién querría ser responsable de lo que impulsa deliberadamente la recesión? El país, ciertamente, se convulsiona bajo el "tratamiento". Contrariamente a lo que los "gurús" predijeron optimismo, la crisis que lleva tres años, no meses. El gobierno, que había adoptado inmediatamente la metáfora de la enfermedad que utilizaron, no se arrepentía de nada y explicaban que "se había escogido ese camino por que es el único que ataca directamente las causas de la enfermedad".
El sueldo básico, próximamente el 70% de sus ingresos se dedican simplemente a comprar pan, lo cual obliga al pueblo a prescindir de "lujos" como la leche, el pollo, la carne de res, el café y el autobús para llevar a los hijos al colegio y, ir al trabajo.
Venezuela avanza en territorio desconocido y los partidarios del "libre comercio", acostumbrados a debatir los méritos de tales políticas en marcos puramente académicos, le presentaba mucha atención. "Los manuales de la economía dicen que ésa es la forma en que debería funcionar el país, pero, ¿en que otro lugar se puede ver puesta en práctica?"
Si ese historial hace que Venezuela sea un milagro para los rojo-rojitos, quizá sea porque el tratamiento nunca tuvo como objetivo de volver luego, como si la salud a la salud de la economía. Sacar la artillería, quizá se suponía que tenía que hacer exactamente lo que hizo: enviar la riqueza a los de arriba y conmocionar al pueblo hasta del mapa.
Co su plan en grave peligro, los "gurús" y las pirañas (que en muchos casos son los mismos personajes). ¿No sería más fácil, en ese caso, que el gobierno disolviera al pueblo y eligiera otro?
—Que arda el saqueo de Venezuela y la caída la Revolución chavista.
"El ser humano —decía Robespierre— no es corrupto, pero es corruptible. ¿Hubiera sido otro el comportamiento del líder de la revolución Francesa de haber tenido otra concepción de la Naturaleza Humana?
¡Chávez Vive, la Lucha sigue!
¡Viviremos y Venceremos!