Momento crítico en Venezuela y América Latina

Situación Revolucionaria

Lenin se plantea caracterizar una situación revolucionaria, donde define como signos distintivos la imposibilidad de gobernar de la clase dominante o "crisis de las alturas", el agravamiento de la situación de la clase dominada o "que los de abajo no quieran vivir como antes" y que, producto de estas dos condiciones, se intensifique la actividad de las masas que las empuje a una "acción históricamente independiente". Todo esto son las "condiciones objetivas" para una revolución.

Sin embargo, contando con estas condiciones objetivas, no necesariamente surge la revolución si no se le suman las condiciones subjetivas necesarias. Este cambio subjetivo se refiere a la capacidad de la clase revolucionaria de llevar a cabo acciones "lo bastante fuerte como para destruir al viejo gobierno", gobierno que no cae por sí solo sino que se le debe hacer caer.

Es importante revisar el planteamiento de Lenin para entender la dinámica del poder en Venezuela en las últimas décadas y conocer las razones de los porqués de esta situación actual ya que el inicio del proceso en Venezuela se produce de manera distinta a una revolución clásica como la francesa (liberal burguesa) o la bolchevique (proletaria).

Ante la incapacidad de la burguesía de seguir siendo gobierno (empantanada con la corrupción, la crisis moral, la crisis financiera, la deuda externa, la caída de los precios del petróleo y la casi destrucción de la Opep, las divisiones internas y más) se contrapone la incapacidad del campo popular y revolucionario de llevar acciones de masas que conlleven a la toma del poder (debilitada por la represión adeco-copeyana, las medidas neoliberales que desmontan la organización de las masas obreras, el sectarismo, el teoricismo, entre otros flagelos).


Es en febrero de 1992 cuando entra en juego un tercero, un sector de las Fuerzas Armadas que irrumpe y se define cercano a la izquierda y el campo popular. Este sector, liderado por Hugo Chávez, define la balanza y se inicia el proceso constituyente en 1999 cuando éste es electo presidente. Este fenómeno histórico lo define Antonio Gramsci como Cesarismo que "expresa siempre una solución confiada a una gran personalidad, de una situación histórica-política caracterizada por un equilibrio de fuerzas de perspectivas catastróficas".

Aclara Gramsci que "puede existir un cesarismo progresista y una regresivo", siendo el cesarismo progresista es el que "ayuda a las fuerzas progresivas a triunfar aunque sea con ciertos compromisos y temperamentos limitativos de la victoria".

Desarrollo de la confrontación

El proceso constituyente inicia con sus propias limitaciones, el movimiento que impulsa la candidatura de Chávez tiene sus propias contradicciones y distintos proyectos de país los cuales se van decantando en el devenir del proceso. Sin embargo este proceso garantiza una gran apertura democrática dando espacio al campo popular, iniciándose un proceso de acumulación de fuerzas en movimientos sociales y organizaciones territoriales como lo son los consejos comunales y las comunas. Asimismo los sectores de la burguesía, con el apoyo de los medios de comunicación y la libertad otorgada por el proceso, logra amalgamarse con gran parte de los sectores de la pequeña burguesía, construyendo un movimiento de derechas, con rasgos fascista.

Hasta el 2007 el ascenso del movimiento popular ha sido de tal manera que logró superar de forma holgada al movimiento -también creciente- en defensa de los intereses de la burguesía. Sin embargo el movimiento de derechas nunca dejó e crecer, y el movimiento popular se fue perfilando como una masa de apoyo (principalmente electoral) al presidente Chávez y su gobierno, dejándose en segundo plano, por parte de todos los sectores de la izquierda, el desarrollo orgánico de la clase revolucionaria.

A finales de 2007 se inicia lo que podemos llamar como un comportamiento errático del electorado chavista, que da la victoria a la oposición frente a la propuesta de reforma a la constitución, coincidiendo con el comienzo de la crisis mundial y como resultado, la inestabilidad de los precios petroleros. De allí en adelante se obtienen resultados electorales favorables y adversos según la participación de la población chavista en las elecciones, y donde la oposición de derechas mantiene su crecimiento electoral en cada proceso.

Esta situación desató las alertas, las 3R (Revisión-Rectificación-Reimpulso), las 3R al cuadrado (3R+ Recuperar-Repolarizar-Repolitizar), las 5 líneas estratégicas de acción política del PSUV (pasar de un partido electoralista a un partido-movimiento), sumado a planteamientos previos a que se manifestara el problema como fueron los 5 motores constituyente para construir el socialismo (Ley Habilitante, Reforma Constitucional, Educación con valores socialistas, Nueva Geometría del Poder y Explosión del Poder Comunal) y la realización del congreso fundacional del Partido Socialista Unido de Venezuela, conformaron los principales planes impulsados por el presidente Hugo Chávez para romper con la inercia burocratizadora que había venido tomando el proceso. La mayor muestra de la desesperación de Chávez frente a este tema es la reunión donde lanzó el llamado Golpe de Timón, centrado en la consigna Comuna o Nada luego de la victoria electoral de 2012.

Consolidación de la burocracia

En 2004 se realiza el referendo revocatorio contra el presidente Chávez y la oposición es derrotada, quedando muy debilitada electoralmente, se sucedieron las elecciones regionales donde el chavismo obtuvo casi la totalidad de espacios de gobierno regional y local y la oposición decidió no participar en las elecciones a la Asamblea Nacional en el año 2005, quedando conformada en su totalidad por diputados chavistas. Esta hegemonía en los espacios de poder no se tradujo en construcción orgánica del poder popular y de los movimientos populares, se tradujo en concentración del poder por parte de la dirigencia del chavismo para su resguardo ante la amenaza que representaba la derecha.

De la discrecionalidad necesaria para que el presidente pudiera sortear las trampas del enemigo (burguesía e imperialismo) nace la discrecionalidad de los funcionarios a todo nivel, que terminan eludiendo la participación popular y concentrando la toma de decisiones en personas y no colectivos y guiados por intereses individuales y no el proyecto de construcción socialista. La crítica y la autocrítica desaparecen y la cooptación y la promoción desde los medios de comunicación del estado se convierten en los sustitutos del debate interno y la elección libre de los cuadros de dirección del partido.

En el campo popular, luego de conquistar avances como la construcción del PSUV, se desarrolla de nuevo el sectarismo. Casi todas las corrientes de izquierda se arriman a una sombra representada por los dirigentes del estado con capacidad de financiar al movimiento y tener, ante Chávez y ante los medios, una fachada revolucionaria, aun cuando cada dirigente de esos repita las mismas prácticas burocráticas para mantenerse en su respectivo espacio de poder. Un movimiento autónomo, con valor para realizar la crítica sin hipotecar su conciencia, era muchas veces visto como un movimiento "fracasado", porque no podrá acceder a los espacios de poder del estado y el gobierno y mucho menos a recursos emanados de las políticas del estado.

Al perder la izquierda autonomía de funcionamiento, pierde ésta su capacidad de construir espacios unitarios para confrontar al reformismo y al burocratismo en ejercicio mayoritario de la dirección de la revolución y del estado. Esta izquierda tiene una mínima capacidad de incidir en el proceso, mucho menos de estar presente en la dirección del mismo, aun cuando el mismo Chávez incorporó a compañeros de la izquierda revolucionaria en estos espacios, la misma situación descrita se encargó de expulsarlos o anularlos en su accionar (Ejem Soto Rojas y Müller Rojas) sin que ellos puedan articular efectivamente con la izquierda fragmentada.

Situación actual

Ante la ausencia de Chávez, como personalidad a la que se le otorga una gran confianza, y la ausencia de un partido organizado (inexistente antes de iniciar el proceso, pero insuficiente ante el desarrollo del movimiento de derechas), comenzamos a ver las expresiones reales de la debilidad para gobernar. La guerra económica se desata y en un comienzo el gobierno logra asestarle grandes golpes (dakazo) pero luego, centralizando el poder en pocas manos (muchas de ellas contrarias a la ideas socialistas) se desarrolla una gran incapacidad para resolver el problema y lograr unificar al pueblo, la Fuerza Armada Bolivariana, y al gobierno en una acción contundente para derrotar la ofensiva económica.

Los resultados electorales de los últimos años demuestran que la oposición ha llegado a obtener la simpatía de casi 8 millones de votantes, mientras que el chavismo también ronda esa cifra. Ha sido la abstención, la mayoritaria definición de los jóvenes y el voto castigo (sin que todavía pueda ser cuantificado) lo que ha dado el poder de la asamblea a la derecha. Nuevamente, ante las debilidades del movimiento revolucionario, estamos ante una situación de equilibrio de fuerzas con perspectivas catastróficas.

Algunos aseguran que han sido las propias limitaciones del proceso las que no han permitido cerrarle el paso a la manipulación mediática y al sabotaje de la economía por parte de la burguesía. Sin embargo esa realidad ha estado presente durante todo el proceso, lo que no se dice es que a pesar de que el presidente Chávez venía promoviendo una revolución dentro de la revolución, la inercia del proceso fue colocando al pueblo en una posición pasiva, mientras el estado, definiéndose como "protector" del pueblo, se encargaba de concentrar el poder de forma discrecional.

Crisis del capitalismo

La crisis que inicia en 2008 aun no termina. En los EEUU aumenta el descontento popular, que se manifiesta en el apoyo de los trabajadores a la candidatura socialdemócrata de Sanders y a la estrategia engañosa del fascista Trump. En Europa igual, donde ascienden los movimientos populares en algunos países y en otros son los neofascistas los que han logrado capitalizar este descontento.

El nivel de histeria de los capitales se evidencia en el comportamiento errático de las economías emergentes y desarrolladas, el sistema opera al borde de la inestabilidad. La imposición de recortes a países como Grecia, Portugal, Italia y España bajo las enormes presiones tendrán una consecuencia política enorme, pero la actual situación del capitalismo no le permite al poder europeo aflojar la cuerda para evitar un conflicto social, al contrario se prepara para reprimir y coartar aun más las libertades.

Lo mismo vemos en Argentina, el nuevo gobierno no pudo esperar e introducir las medidas neoliberales en forma gradual, la desesperación de los buitres capitalistas lo presiona para ejecutar de forma inmediata los planes de privatización, de liberalización de los precios y el dólar, de entrega de la renta de la tierra sea producto de la exportación de cereales, de carne, minerales o hidrocarburos. Adicionalmente los capitalistas y los gobiernos de países desarrollados no dudan en buscar oportunidades de negocios en los países con gobiernos progresistas, olvidando toda postura ideológica que manifiestan en los medios. Buscan cualquier oportunidad de captar la renta y sobrevivir en medio de la crisis, teniendo como resultado mantener medianamente los estándares de vida del mundo desarrollado y profundizando aun más la extracción de recursos naturales y el allanamiento de mercados.

EEUU está además en medio de un crisis de su hegemonía mundial, las contradicciones interimperialistas se profundizan y EEUU intenta aislar la influencia de las diversas potencias, tal cual la guerra fría. Ante los crecientes negocios entre países europeos y Rusia el conflicto en Ucrania es evidencia del intento de EEUU establecer un cortafuegos para evitar un entendimiento y mantener su influencia en el Atlántico norte. El crecimiento de gobiernos ultraconservadores en países de Europa del este como Hungría y Polonia confirman la estrategia del aislamiento.

Sin embargo la estrategia internacional de los EEUU es hoy en día mucho más contradictoria que antes, el creciente sentimiento progresista en el pueblo norteamericano ha comenzado a influir en el comportamiento del gobierno de EEUU como son los acercamientos con Cuba e Irán, medidas que buscan dar la sensación de que EEUU tiene un gobierno progresista. Esto tiene consecuencias para América Latina donde hasta hace poco dominaban los halcones en la gestión del intervencionismo y su alianza con sectores ultraderechista como Álvaro Uribe Vélez, alianza que trajo como resultado que EEUU tenga muy poca influencia en Latinoamérica. EEUU conoce y le preocupa esta situación y anda buscando una nueva forma de ganar legitimidad.

La estrategia de Shock en América Latina

El proceso Venezolano ha jugado el papel de aterrorizador de las burguesías del contienente, tal cual el proceso democrático chileno. Derrotar el golpe de estado de 2002 permitió animar a los movimientos y pueblos del continente de avanzar en la conquista de espacios de poder por vía electoral, con la legalidad burguesa. El avance en esta materia ha sido inédito en lo cuantitativo y nacieron espacios de intergración como la ALBA y la UNASUR.

El miedo en las burguesías promovió una articulación continental, una especie de Plan Cóndor dirigido principalmente por los medios de comunicación dominantes. La estrategia, ante la perspectiva Venezolana, ha sido la satanización de la Revolución Bolivariana, tal cual fue establecida contra Cuba en la segunda mitad del siglo XX. A través de la confusión y divulgación de medias verdades y mentiras se ha venido estableciendo desde el stablishment que Venezuela es conflictiva -y la derecha venezolana a contribuido a crear esa imagen con acciones violentas que no los conducía a ninguna parte-, y lo conflictivo aleja a la gente que puede sumarse progresismo pero sin sacrificar la comodidad.

La crisis actual del capitalismo se manifiesta para América Latina en que la disminución de la demanda de materias primas e hidrocarburos y la apreciación del dólar a través de la subida de tasas de interés por parte de EEUU lleva a la baja los precios de los principales recursos de los que dependen todos los países de América Latina. Los ingresos de los países de América Latina cayeron enormemente y esta situación en un país dependiente que requiere comprar gran parte de sus necesidades en dólares produce grandes golpes a la situación económica personal de la población.

Pero los viejos zorros de las oligarquías del continente son grandes poseedores de fortunas en dólares extraídas de cada uno de sus países y ven en esta crisis una oportunidad política y una oportunidad de negocios. Ésta santa alianza ha venido mostrando su estrategia en cada paso que han dado a partir del momento crítico en América Latina, comenzando con el fomento de la especulación y el desabastecimiento en Venezuela luego de la muerte de Chávez y con las ofensivas políticas -legales o ilegales- contra los gobiernos progresistas.

Todo parece indicar que existe una estrategia consensuada entre los grandes poderes fácticos del contienente, para ellos es el momento de aprovechar la crisis en los países con gobiernos progresistas para ejercer una acción para el cambio de gobierno de manera inmediata. Inmediata porque a pesar de que en la mayoría no se tienen planteada la realización de elecciones presidenciales en todos la derecha se plantea la salida de la presidenta o los presidentes para los próximos meses.

Esta estrategia de shock puede estar configurada para desmoralizar a toda la izquierda y a toda persona que se crea progresista devaluando a su mínima expresión a cualquier planteamiento progresista en el continente ya que las oligarquías están obligadas a pasar inmediatamente de la oportunidad política a la oportunidad de negocios, sabiendo que eso puede representar grandes resistencias porque estarían heredando una población mucho más politizada.

La estrategia de la desmoralización de los movimientos de resistencia es vieja, después de intentos fallidos matar a todo militante comunista los nazis descubrieron un mejor método para vencer la resistencia; desmoralizar a los militantes comunistas haciéndole creer que luchan en vano. Así es como los asesinatos selectivos de dirigentes o dirigentas hace que los otros dirigentes lo piensen para ser valientes, la falsa lucha contra la corrupción y el narcotráfico que pretende manchar a los dirigentes es también una herramienta de este tipo donde a través de falsas acusaciones y apoyados por los verdaderos corruptos y narcos aliados a la DEA, CIA y FBI tratan de empañar a los dirigentes históricos, la persecución de dirigentes a través de la criminalización de la protesta y sigue apareciendo la tortura física y psicológica a dirigentes y familares de dirigentes sociales y políticos entre otros. El reto de la oligarquía continental no es solo tomar el poder político sino doblegar moralmente a la resistencia.

Otra forma no menos importante de la estrategia que busca doblegar a la resistencia al capital es el aislamiento de estos movimientos con el movimiento progresista de los países desarrollados, principalmente europeos. La repetición y utilización de hechos de protesta legítimas por el medio ambiente, la creación del mito de Leopoldo López y su esposa como dirigentes populares bajo una persecución política utilizando la estética y el imaginario de la izquierda, la simplificación de la problemática latinoamericana en general y la generación y promoción de nuevos referentes "puros" de la izquierda han sido parte de una estrategia que busca que ese progresismo cómodo de Europa se decida por abandonar la solidaridad con los pueblos de América Latina para que toda resistencia se sienta sola y como resultado, en una lucha inútil.

Todo a la vez, de eso se trata la estrategia de shock que estamos viviendo hoy en día en América Latina. Pero esto también demuestra el desespero y el temor de la oligarquías a quese desate la resistencia. Están desesperado por obtener los dividendos de forma inmediata, como lo demuestra la estrategia suicida del gobierno de Argentina pactando con los fondos buitres, y temen al surgimiento de una resistencia a las imposiciones neoliberales como sucedió con el asesinato de Berta Cáceres en Honduras. Debemos entender entonces que, el plazo que Ramos Allup coloca para el fin al gobierno de Maduro en Venezuela es en realidad el plazo que tienen las oligarquías para realizar esta megaoperación, de lo contrario, si la izquierda interpreta bien la realidad puede levantar nuevamente su cabeza y echar a andar un nuevo intento ahora con la experiencia de los pueblos y la rectificación de la dirección en la que nos dirigíamos.

Oposición venezolana en el laberinto

La oposición venezolana toma la Asamblea Nacional producto del descontento frente a la situación económica e inmediatamente intenta abrir espacio para la salida del presidente Maduro de sus funciones. Varias estrategias se han mostrado donde están la enmienda, la reforma cosnstitucional, el referendo revocatorio y obligar a Maduro a renunciar. La única vía constitucional es el referendo revocatorio, sin embargo la oposición no está segura de poder ganarlo ya que no se estaría hablando de la situación económica sino de la transición política en Venezuela.

La derecha ha venido presentando varios matices a la estrategia de cambio de gobierno, el más claro es el de un sector de ultraderecha liderado por Leopoldo López, Maria Corina Machado y Antonio Ledezma que plantea "la salida" como producto de una lucha de calle violenta que promueva el alzamiento militar y la ruptura del hilo constitucional, para así poder pasar a controlar todas las instancias del estado y limitar las libertades pasando a realizar las reformas de forma inmediata sin resistencia alguna.

Y el el otro extremo está la estrategia de Henrique Capriles y Primero Justicia que plantea una transición constitucional y electoral con lo que ellos llaman un "gobierno progresista" ya que según el mismo Capriles en Venezuela no puede gobernar la derecha. Esta perspectiva a perdido mucha fuerza debido a las presiones de la misma base dura de la oposición, que ha venido siendo conquistada por los discursos y las arengas de la ultraderecha con apoyo de los medios de comunicación, además ese plan no es tan rentable para los grupos económicos que financian la contrarevolución.

Entre los planes que los grupos económicos de la contrarevoluciṕon tienen está reconquistar las tierras expropiadas, parceladas y entregadas a campesinos; devolver las empresas que fueron paradas durante el sabotaje pretolero de 2002 y 2003, expropiadas y algunas entregadas a los trabajadores; revertir más de 50 leyes que otorgan beneficios sociales a la población ya que no son aceptables por el marco que impone el Fondo Monetario Internacional; revertir otro tanto de leyes y decretos que obligan a las empresas petroleras transnacionales a pagar altos porcentajes en regalías e impuestos por su producción; privatizar la banca pública, las empresas de telecomunicaciones y de energía eléctrica, y posiblemente a las instituciones de gestión ambiental como las hidrológicas.

Este es un proyecto que aunque sea difícil de aplicar, la oligarquía nacional y transnacional pretenden obligar al gobierno de transición ejecutar inmediatamente por sus niveles de urgencia a recuperar y su incapacidad de financiar una transición suave. Lo que confirma que son ellos los que tienen un tiempo límite para lograr el cumplimiento de su plan.


La dirección de la Revolución Bolivariana

El tiempo juega a favor del gobierno bolivariano, la oposición se desgasta mientras el gobierno consigue el ingreso de divisas por otros medios distintos al petrolero y tomando medidas de ajuste que vienen a ser un alivio frente a la realidad impuesta por el mercado negro de dólares que maneja su cotización de forma ficticia. Sin embargo extender el tiempo no es suficiente ya que el pueblo, especialmente los más politizados, esperan una serie de cambios a la dirección de la revolución.

El tiempo será valioso a medida que se utilice para dar un giro en la dinámica que se ha venido asumiendo desde los espacios de toma de decisión. El problema más profundo y más difícil de resolver está en la dirección política del Partido Socialista Unido de Venezuela, que alejada de las masas y separada de cualquier estrategia de construcción de bases no ha servido de nada en la conducción de la crisis.

El partido y el chavismo en general es una confluencia policlasista de sectores que fundamentalmente se definen con antimperialista, entre esos la izquierda que se plantea la construcción de un poder popular, de un nuevo estado de abajo hacia arriba, más sin embargo este sector está muy fragmentado debido a la miopía política y los intereses mezquinos.

Es fundamental levantar las banderas de un programa inmediato de salvación de la Revolución Bolivariana, con la certeza que no será cumplida de arriba a abajo sino desde las bases para reestablecer la esperanza y asegurarse de que los 5 millones y medios de personas que votaron al chavismo aun en las peores condiciones económica se conviertan en multiplicadores de esa nueva política.

La democracia dentro del partido es clave en todo este asunto, pero no solo la democracia que conocemos o democracia burguesa, sino también la regulación de esta democracia, que no permita que quienes están en posición de poder desde el cargo en una institución o desde una posición de ventaja económica pretenda influir en la conducción y organización del partido. Una forma de lucha contra la corrupción es una reforma política que prohiba la realización de campañas políticas dentro del PSUV y fuera de él con recursos propios, que normalmente son extraídos de espacios públicos o de privados con intereses de negocios.

Es así como en este programa de salvación de la Revolución Bolivariana debe contemplarse la construcción de la comuna como una necesidad imperiosa, el desarrollo de una economía solidaria que rompa con la visión rentística, el desarrollo de la democracia radical en las instituciones públicas y las organizaciones políticas y sociales, el combate al crimen organizado, el restablecimiento del vínculo político con los movimientos sociales de América Latina y el mundo más allá de las relaciones diplomáticas e institucionales entre otras.

Para levantar las esperanzas de la Revolución Bolivariana hará falta desechar las ilusiones y prepararse para la lucha, solo así los venezolanos y venezolanas podremos contribuir a revertir este momento crítico de América Latina.



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Gabriel Gil Pinto

Comunicador Comunitario. Miembro de Catia Tve.

 nodros@gmail.com

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