La impotencia de la política

¿Qué es política? ¿Qué es democracia?
El peor analfabeto político: No oye, no habla, no participa en los acontecimientos políticos. No sabe que el costo de la vida, el precio de las caraotas, el pan, la harina de maíz o trigo, del zapato y de los remedios, dependen de decisiones políticas. El analfabeto político es tan burro que se enorgullece y ensancha el pecho diciendo que odia la política. No sabe que de su ignorancia política nace la prostituta, el menor abandonado y el peor de todos los bandidos, que es político corrupto, mequetrefe y lacayo de las empresas nacionales y multinacionales.
Bertolt Brecht.

Fruto de esta descompensación ha surgido una corriente ideológica que vuelve a los orígenes de la dialéctica y entiende que la esfera del mercado, en el primero cuarto del siglo XXI, conlleva una limitación del socialismo. Esa corriente avanza con fuerza, cuanto más se conocen los efectos de la Recesión en nuestro pueblo. Se ha quebrado el equilibrio mediante el cual el socialismo, al impedir la exclusión del pueblo por parte de la clase dirigente, (rojo-rojitos) aumenta la deslegitimidad del sistema económico y social, mientras que el mercado, al paliar la influencia de lo político sobre la vida cotidiana del pueblo. Cada uno de los principios que rigen la esfera política y económica encuentra su limitación natural en el otro, sabiendo que la jerarquía de valores exige que, en última instancia, el principio económico estuviera subordinado al socialismo.

El pueblo convendría que, ya no son la política y el derecho quienes gobiernan al venezolano, sino los mercados. El pueblo expresa mayoritariamente ese sentimiento en las encuestas de opinión. Las sensaciones de incertidumbre y de inseguridad prevalecen; la autonomía de la economía y de las coerciones que la misma impone a las decisiones políticas reduce el campo de la seguridad colectiva que representa el socialismo. Se habla de la “impotencia de la política”, ya que los cambios en el Estado de Bienestar, en los sistemas de protección, en las políticas sociales no proceden de las decisiones tomadas por los representantes del pueblo sino de la coerción exógena que se impone al socialismo. La legitimidad de esa coerción se justificaría en la eficacia de las políticas tomadas, pero ello conduce a invertir esa jerarquía normal de los valores: ahora lo primero es la eficiencia, y después, sólo a título testimonial, el socialismo.

Atendiendo a los resultados es difícil convenir, además, que las políticas económicas hegemónicas en los últimos tres años hayan sido lo suficientemente eficientes en relación con los fines que pretendían. Entre el pueblo subsiste, en el mejor de los casos, un estado de ánimo de inequidad.

Tradicionalmente la ciencia política ha considerado que los retrocesos en el apoyo específico no siempre, ni siquiera a menudo, erosionan el apoyo difuso dando origen a cambios políticos básicos. Los niveles bajos de satisfacción con el funcionamiento del socialismo son compatibles con niveles altos de apoyo difuso. Ahora bien, si el descontento con el rendimiento del sistema continúa durante un tiempo prolongado, entonces sí podría rebajar los vínculos más profundos del pueblo con las instituciones del sistema.

P.D.
—Qué espera este Gobierno para ponerle un parao’ a los Bachacos, que están llevando todo lo NUESTRO para Colombiagranadina y las islas del Caribe. En Venezuela los bachacos roban lo que encuentran, nuestras viviendas, no hay medicinas, no hay comida, no hay leche, no hay café, roban las baterías del carro, roban los cauchos. ¿Qué Pasa en el país, señor Presidente? ¿Qué medidas va a tomar para sacar al país del lodazal en que está metido?
¡Chávez Vive, la Lucha sigue!


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Manuel Taibo


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