"La inflación no es real es inducida" – estamos en el reino del realismo mágico

Mis estimados lectores, que me honran con los minutos de su valioso tiempo que dedican a leer mis artículos. Tal como lo señala el título, la inflación no es "real" según dijera el Vicepresidente de la Nación, todo es una ficción. Cuando ustedes vayan a comprar un producto cualquiera y resulta que el precio ha aumentado un 50% o un 100%, sépanlo, eso no es real, es una jugarreta que le juegan sus sentidos. Que no le alcancen sus ingresos para comprar los bienes básicos eso no es real, es pura fantasía.

Según el Vicepresidente, la inflación no es real sino inducida, producto de la especulación nada más, así que, no se preocupe sea feliz. Estas declaraciones son las mismas que usó el defenestrado ministro de economía "Luis Salas el breve", que después de ser nombrado y elogiado como una lumbrera en materia económica, salió por la puerta trasera sin mayores explicaciones y quedó condenado al ostracismo.

El Vicepresidente, al igual que Salas, confunde la inflación como fenómeno real, perfectamente observable y medible en el tiempo, con las causas que lo originan. Decir que el fenómeno no es real porque es inducido y producto de la especulación, es poner la carreta delante de los bueyes. Se trata de caer en el realismo mágico donde todo es ficción, lamentablemente, en este caso y de la mala.

Como he señalado en otros artículos, la especulación que es muy real, siempre aparece en las economías de mercado donde la oferta es insuficiente y se da un esquema de precios regulados. En una economía sin regulación de precios y con una oferta abundante proveniente de muchos productores que compiten entre sí, el acaparamiento y la especulación no es posible. La razón es muy sencilla, no tiene racionalidad económica, es decir, no genera ganancias.

Cuando se habla de inflación inducida la pregunta lógica es ¿inducida por quién? Por supuesto por el imperio y la oligarquía apátrida. Sin embargo, este razonamiento pareciera entrar en contradicción con los aumentos de precios de los productos regulados decretados en Gaceta Oficial, últimamente, aumentos que llegan a ser de diez veces. En este caso, podríamos decir que la inflación está siendo inducida por el propio gobierno. ¿Será que en esto de la inflación el gobierno se alió con el imperio del mal y la oligarquía traidora? O más bien será que el gobierno ha terminado reconociendo que hay incrementos en los costos que obligan al aumento de los precios. El gobierno ha venido aumentando el sueldo mínimo en forma sostenida en una carrera con los precios, sin embargo, siempre quedando rezagado respecto de esos últimos. El aumento del sueldo mínimo que se da por la vía del incremento inorgánico de la masa monetaria termina siendo combustible para la inflación si no se da también un aumento en la producción.

Venezuela está en recesión desde hace un tiempo largo ya, esto significa que se producen menos bienes y servicios anualmente, pero por el otro lado, se aumentan los sueldos nominales. Esta situación no puede llevar a otro escenario que una inflación galopante que disminuye el salario real, es decir, la capacidad de compra de la población. Pareciera ser que el gobierno no quiere entender que en una economía de mercado (y a pesar del socialismo del siglo XXI, está sigue siéndolo), la oferta y la demanda determinan los precios. Una oferta de bienes y servicios en descenso con una demanda creciente por la vía del gasto público financiado con déficit, tiene que conducir a la elevación continua y acelerada de los precios ¿Es tan difícil entender esto? Pareciera ser que para el gobierno la economía es algo tan complejo como la física cuántica. ¿Será que deberán llamar a Stephen Hawkings para que les explique? Mejor es llamar a Stephen King para que haga una novela de terror titulada "Morir en la cola y con los bolsillos vacíos".

Si la inflación no es real, es perfectamente lógico pensar que el gobierno no haya tenido nunca y tampoco ahora, una política antiinflacionaria, a no ser que sea una tan ficticia como la inflación misma, recuerden, estamos en el mundo de la fantasía económica. De hecho, nunca ha tenido una política económica como tal, una obligación básica de todo gobierno. Nunca ha tenido una política monetaria que controle el circulante y mantenga la inflación en niveles aceptables, que mantenga tasas de interés positivas para estimular el ahorro. Nunca ha tenido una política cambiaria que proteja el valor de la moneda frente a otras manteniendo o incrementando las reservas internacionales, tal como ha hecho Bolivia. Nunca ha tenido una política fiscal equilibrada en materia de ingresos y gastos. Nunca ha tenido una política coherente y efectiva de estímulo a la producción nacional para disminuir la dependencia de las importaciones y mantener un adecuado nivel de ocupación de la fuerza de trabajo.

Por otra parte, el Vicepresidente expresó que Venezuela sufre un cerco financiero a pesar de haber demostrado ser un buen pagador de sus obligaciones. Esto equivale a reconocer que a pesar de haber mantenido una posición genuflexa frente al sistema financiero internacional, este no tiene confianza en el país. Tal como señalara el ministro Pérez Abad este año las importaciones se reducirían a 20 millardos de dólares, la mitad del año pasado. Es muy posible que se reducen los dólares disponibles para la importación de alimentos y medicinas, con la finalidad de reservarlos para el pago de la deuda. De ser este el caso, se sacrificaría el bienestar de la población venezolana para satisfacer a la banca internacional, lo que sería muy contradictorio con el planteamiento que señala que este es un gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo. Sin embargo, y a pesar, de los esfuerzos del gobierno por pagar la deuda externa, he leído una noticia que indica que el PDVSA estaría considerando un plan de canje hostil de bonos por deuda, para evitar el pago en efectivo y de esta manera correr la arruga. Según la noticia publicada, habría voces discordantes respecto de tal medida en el gobierno, por los riesgos que correría la petrolera con sus activos en el exterior frente a posibles demandas.

Por último, si el desabastecimiento y la inflación no son reales, si la baja en la capacidad de compra de la población no es real, si los sectores más vulnerables no están pasando hambre, si la deuda externa no nos está asfixiando, entonces estamos en el mejor de los mundos, el mundo feliz de aldous Huxley. Todo lo que vivimos es un sueño, mejor dicho una pesadilla, pero no se preocupe pronto despertará, saldrá a la calle y nadie lo robará, entrará a la farmacia y comprará todas las medicinas que necesita y muy baratas, irá a un supermercado y verá los anaqueles repletos de todo tipo de mercancías y saldrá con muchas bolsas repletas de comida por tan solo Bs. 1.000,00, irá a una librería y saldrá con diez libros, pasará por una agencia de carros y le será difícil decidirse por cual modelo, y el carro solo le costará 6 meses de sueldo.

Sí, mis estimados lectores, la vida en Venezuela no es más que un sueño, una irrealidad, pero despertaremos algún día. Eso espero y que sea pronto, porque este sueño cada día me gusta menos.


 



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Hernán Luis Torres Núñez


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