Pildoritas 45 (año IX)

Dos experiencias contrapuestas, lidiando con el burocratismo

En 17 años de revolución he tenido la oportunidad de seguirle los pasos a la burocracia que lamentablemente es una tara con la que cargan todas las democracias, unas más, otras menos, pero que no se puede afirmar es una condición intrínseca al sistema sino que depende de los funcionarios que en los diferentes niveles de la administración, en lugar de ser un factor que facilite la relación entre los usuarios y las instituciones, en muchos casos, se convierten en cuellos de botella, en obstáculos que a la postre lo que logran es opacar las iniciativas y buenas intenciones de cualquier funcionario con poder de decisión, que es quien termina siendo, junto al gobierno en general, blanco de las críticas, quejas y no pocas acciones incluidas las de calle y a veces hasta judiciales, sobre todo cuando la falta de respuestas oportunas a los requerimientos de la gente, afectan gravemente las condiciones de vida de las personas.

Aquí en el Táchira, es muy común que ello suceda, existen oficinas públicas que se han convertido en ejemplos claros de lo que no debe ser, de lo que no debe hacerse, cuando se tiene el poder pero las más de las veces para disfrutarlo y no para ejercerlo en beneficio de la gente.

Hay una dependencia en especial que tiene fama de ser un bastión del maltrato, de las alcabalas, cuando la gente pretende accesar a alguna oficina en especial, para plantear su caso y peor aún cuando, se intenta llegar hasta el Despacho del Jefe de la misma.

Es la Zona Educativa del Estado Táchira, en la que era normal, hasta la llegada de su actual Director, el Profesor ELEAZAR LOPEZ SILVA, que cualquier cristiano, incluso quien como este escribidor se desempeñó durante muchos años como supervisor de planta de la Zona y alguna vez necesitó diligenciar ante las oficinas que fueron la sede de un buen tiempo en el ejercicio profesional.

Una vez requerí obtener las notas certificadas de un nieto que se necesitaban para su inscripción en la Universidad Simón Bolivar y se hizo tan difícil que para evitar perder la oportunidad y el cupo hubo que viajar a obtenerlas por Caracas,

Otro día para mi solicitud de pensión de vejez requerí de una firma de la Jefe de Zona de la época y después de acudir diariamente en búsqueda del documento, no obtuve respuesta oportuna sino solo cuando me posé en las escaleras de la planta baja del edificio e increpé en alta voz ante el numeroso público que allí había, a la funcionaria, lo que obligó a que una persona, que resultó ser mi ex alumna de la universidad, apareciera con el papel firmado por la Jefe, quien no tuvo la valentía ni la deferencia de dar la cara.

Son dos experiencias frustrantes y que tuve que resolver a mi manera, pero pensemos en la mayoría de la gente que sufre humillaciones, madruga, se somete a las inclemencias del clima etc., muchas veces para perder un día antero, y no conseguir una solución a su planteamiento, ni una respuesta, así sea para que le den un no, pero con cariño, argumentado y convincente de que la posibilidad no existe, a la vez que se le proporciona información si la hay, de una alternativa para su problema.-

Es quizá pedir mucho, tal vez, o porque la mayoría de los funcionarios, carecen de vocación y han llegado al cargo más por meritos políticos que porque poseen convicción y están conscientes que se deben al público, o simplemente porque son la cuota de tal o cual político, medianamente encumbrado en las élites de arriba.

Hoy tuve una experiencia diametralmente opuesta a las que aquí les he narrado, me tocó acudir a las Oficinas de la Zona Educativa, quizá predispuesto a pasar por situaciones similares pero quedé gratamente sorprendido cuando ni siquiera encontré obstáculos, ni porteros mal encarados y simplemente me asomé a las oficinas del Jefe de Zona a quien encontré de pie, atendiendo casos personalmente y al verme le pude hacer la seña de que necesita hablarle, me recibió enseguida, oyó mi planteamiento, y de inmediato ordenó a una funcionaria buscar al Consultor Jurídico, un Abogado de nombre Daniel Porras, quien acudió de inmediato y de la manera más amable recibió los recaudos, me proporcionó su Nro., de celular, grabó el mío y me prometió iniciar el trámite que simplemente consiste en un cambio de código porque mi esposa que es docente, aparece en el cheque de pago desde hace 06 años como NO GRADUADA, cuando su ingreso se realizó, precisamente por ser graduada y cumplir con todos los requisitos de ley.

Esta vivencia me cayó como un bálsamo que alivió mi incredulidad, el desencanto y aprehensión que se siente cuando se tiene que recurrir a una oficina pública, lo cual no es típico de la Revolución, más bien en esta hemos oído de voz de los únicos presidentes que hemos tenido, condenar el burocratismo como un cáncer que le hace mucho daño a la imagen de una gestión.

La magnífica atención que recibí esta vez me hace afirmar que si se puede cuando en realidad se ama una profesión, se cuida la imagen propia, de la institución que se representa y la de este Proceso, que hay que decirlo, tiene enemigos como ninguno, simplemente porque ha llegado para, a costa de intereses malsanos de los depredadores de los pueblos, buscar la mayor suma de felicidad para los ciudadanos, sobre todo los más pobres, esos que fueron y seguirán siendo, objetos y sujetos del verdadero socialismo, llamado por nuestro líder inmortal socialismo del Siglo XXI.

No queda más, entonces, que agradecer a los funcionarios mencionados, el cambio que la Zona Educativa del Estado Táchira, está experimentando y que entre otras cosas y en poco tiempo, ha logrado amainar de manera considerable, la lluvia de críticas que era común oír, sobre este importante despacho de la Administración Pública. Gracias y felicitaciones sinceras.-

 



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Saúl Molina


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