Seamos como Numa

Otro a quien ni por asomo se le puede señalar de absolutamente nada chueco, con una credibilidad y un discurso concreto en cuanto a la realidad que vivimos los venezolanos, y cargado de valentía en cuanto sabe que con toda seguridad no es ni bien visto, ni bien recibido por la jerarquía católica del cardenalato, esta sí, cual cualquier partido político de la ultraderecha, cargada de desprestigio, parcialidad y sesgo permanente. .

Me refiero como lo hice en artículo anterior con el gran Julio Escalona, al Padre Numa Molina, a quien en varias ocasiones, buena parte del pueblo ha tenido la oportunidad de oír y leer sus artículos, que surgen de su pluma, o mejor de su teclado para no irme tan atrás, como saetas que parten en dos y hasta en más, el abanico de falsedades que a diario inunda los medios de la derecha y las redes sociales .

Este sacerdote, una especie en extinción si al sector clerical de la Iglesia católica nos referimos, a quien bien podríamos parangonar con el Camilo colombiano, que cuando le tocó tomó las armas y por una causa afín a la nuestra regó con su sangre tierra neogranadina, o con el nicaraguense Ernesto Cardenal, con clarísimas ideas de progreso puro, viene por sí solo, sin engavillamiento, sin el poder cupular de la llamada Conferencia Episcopal Venezolana, actuando por lo general contra viento y marea, pues los medios abiertamente antisistema, le ignoran, porque no les interesan las verdades que dice y las reflexiones que entrega, que en la mayoría de los casos resultan un bálsamo cargado de tal contundencia, que una sola frase devela y destruye matrices de opinión, pero que no dejan pasar errores que no se pueden negar, dentro de un Proceso hermoso cual el que nos dejó como herencia y legado, quien fuese un ser tan admirado por este sacerdote Jesuita, que no es otro que el bien llamado Comandante Eterno, a quien conoció a fondo, sobre todo saturándose de su espiritualidad innata y profunda, que ya quisieran poseer muchos sacerdotes, a quienes por el contrario hemos visto convertir los púlpitos en tribuna política, en un claro desvío de la misión que como "discípulos de Cristo", tienen en el mundo terrenal y echar a un lado su juramento emulador de la vida y obra del crucificado, de estar siempre al lado de los pobres y no como nuestra CEV que se regodea rosándose son la flor y nata de la más rancia oligarquía caraqueña y con las de las grandes ciudades, lo que les ha llevado, por su comportamiento vergonzoso, a resignarse a morder, como un sector opositor más, el polvo de la derrota en ya más de dos decenas de eventos electorales.

Clérigos como Numa Molina, por sus características, su ejemplo, su humildad, su formación filosófica, teológica y en el campo del derecho canónico, sumados a su contacto permanente con los pobres y sus justas causas, son quienes deberían estar al frente de nuestra Iglesia Católica, lo cual garantizaría una jerarquía acorde con los principios de nuestras encíclicas papales, de nuestro evangelio y la prédica de grandes hombres que hoy tienen bien merecida la santidad otorgada.

Lamentablemente los "Numas" que no abundan pero los hay, por lo general son víctimas y en muchos casos marginados porque los jerarcas que ven en ellos un peligro inminente para sus planes, como en nuestro caso, por lo general perversos, sin analizar más, solo por el hecho de entregarse a quienes a todas luces, por sus frutos, se han confabulado con la derecha que aquí padecemos para hacer hasta lo imposible a fin de entregarle nuestra Patria a intereses foráneos.

Parangonando pues la frase "Seamos como Chávez", podemos decir: " Seamos como Numa"

 

 



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Saúl Molina


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