Este mes como cada año, todo el mundo católico celebra y conmemora 2018 años del nacimiento de uno de los "majaderos de la historia", según el Libertador Simón Bolívar; de miles de formas en el globo, según las tradiciones las familias y pueblos en general, retoman estas fechas para rendir tributo a quien, siendo Dios, tomó el cuerpo y la esencia de ser humano para venir a redimir a los pueblos de la tierra, colocarse al lado de los más necesitados, los pobres de bienes terrenales, establecer una doctrina que luce eterna, conformar una iglesia, proclamar unos principios, convivir con todos los estratos de la sociedad, dar lecciones de vida, mostrarse como ser humano hasta llegar a una ira necesaria, que le llevó a sacar a latigazos del templo a los oligarcas precursores e incluso, después de perseguido aún en el vientre materno para que no naciera, entregar su vida no sin antes cumplir la misión encomendada por el Padre.
Ese Dios hecho hombre al que todos conocemos como Jesús vuelve cada año a revivir su historia, que parte desde la forma de ser concebido, en un vientre virginal, hasta la manera de nacer en un humilde pesebre, su desaparición como adolecente, para aparecer en el templo, la conformación del grupo de colaboradores que llamó apóstoles, dentro del cual, igualito que ahora, no faltaron los traidores. Ese grupo de privilegiados , dejaron sentado en sus escritos llamados "Evangelios" la verdadera historia, vida y milagros de Jesús, la forma triunfal como fue recibido por el pueblo, mismo que después apostaría por su muerte a cambio de la vida de un criminal, el tal Barrabás, después de ser condenado por el imperio de la época, así como el actual imperio, como aquel, decreta el asesinato de niños aunado a genocidios aberrantes como única forma de mantener su hegemonía, aplacar su voracidad y seguir manteniendo, a expensas de otras naciones su avidez de consumo.
Hoy el niño Jesús que nace nuevamente en el ceno de cada familia cristiana, se encuentra con que el imperio más terrible que haya podido existir sobre la tierra amenaza al mundo, lo mantiene en vilo como con una espada de Damocles gigantesca sobre nuestras cabezas y especialmente a nuestra Patria, precisamente cuna de otro de los "majaderos de la Historia", quien también como él fue una especie de Mesías, perseguido y traicionado, tan solo por intentar establecer en el mundo de forma práctica la igualdad, la solidaridad, la justa distribución de la riqueza, el amor entre todos los seres humanos y entre las naciones, la libertad, es decir el bienestar en la vida, que a cada quien le sea concedido vivir.
Soplan vientos de guerra prácticamente declarada por quienes se creen los dueños del mundo, cada día amanecemos con nuevos elementos, que hacen que pareciera inminente una guerra, contra pueblos que se han rebelado por mantener su derecho a su libre soberanía, que le permita a los conductores, colocados como guías darse con sus pueblos, el rumbo que las mayorías quieran escoger, sin injerencias repugnantes a las que nadie tiene derecho.
Como los antecedentes hablan por sí solos, no podemos descartar que nuestra Patria no sea la primera excepción, estamos luchando para que así sea y no se materialicen las amenazas, pero a la vez deberemos estar preparados anímicamente y en la práctica para enfrentar, como lo hicieron nuestros antepasados, a unos invasores en potencia junto con sus aliados, el más cercano, ejemplo irrefutable de traición al más grande hombre de América, que les dio la libertad, ahora con un despreciable lacayo al frente que no oculta su deseo de convertirse en el héroe negativo, todos los días ocupándose de nuestra Patria, sin pensar que a esta, cuna de ese hombre insigne e irrepetible, no se le conoce por cobarde sino por el contrario, por haber sido capaz de liberar un continente entero y echar de nuestra tierra y la de ahora de él, a aquel imperio que plagó de muerte y destrucción lo que Dios nos había legado como hábitat natural, para el disfrute en paz de nuestros ancestros y sus consiguientes generaciones.
Estamos en Navidad, tiempo en que se canta la paz, en que se pide al Creador la paz, en que deberían minimizarse las apetencias de conquista para apropiarse a la fuerza de riquezas ajenas, sabemos que es difícil y más en conocimiento del personaje siniestro, que está al frente del botón rojo que podría oprimir en cualquier momento, para repetir con nosotros la nefasta historia de cientos de pueblos.
No sabe de qué estamos hechos, qué tipo de sangre corre por nuestras venas y que si no vamos a ser respetados por su decisión a favor de la paz, sino que decide la guerra, vamos a ser una excepción en relación a los pueblos vulnerados y saqueados, aquí van a morder el polvo de la derrota como en Vietnam, porque así está escrito y porque esta tierra bendita por Dios, hecho niño en estas fechas, va a estar protegida por lo menos por dos de los majaderos de la historia más uno nuevo que se les sumó en la eternidad, que fue capaz de reforzar en un pueblo libertario como este, los más caros principios de amor por la Patria y su determinación de ser libres de cualquier yugo.