Un padre y su menor hijo parten como avanzada a otros horizontes. Ven por última vez su hogar, su esposa, su madre, su hermana, su hija y su mascota. Otean todo lo que les rodea, se impregnan de esa imagen, de su olor, del calor no solo como temperatura sino el que se genera por la incertidumbre al partir. Esperan abrir brecha para los que se quedan, los puedan seguir. ¿Esperanzas de volver? Son tan inseguras como el derrotero que han asumido al irse. En su apretujada maleta de noveles inmigrantes, llevan lo necesariamente material, porque no había mas espacio para guardar las emociones que le comprimen el pecho.
Son compatriotas, nuestras familias, con cualquier apellido, moradores de la serranía andina, del lago zuliano, del llano extendido o de la gran ciudad. Se les tratan de parias por unos y otros. "Cobardes que se van y no esperan luchar para tumbar el régimen" o "si te vas no haces falta, vete con los gringos apátridas" son las arengas de la diestra y la siniestra. ¿Es cobardía o son unos traidores? Y respondemos ¿Quien en su puta lógica quiere dejar todo lo que mas ama e irse hacia lo incierto fuera de su tierra? Nadie, no joda. Esta gente, no los enchufados nuevos ricos ni los rancios oligarcas, esta gente sale del país a pasar verga, no a pasear de manera vergataria.
¿Quién coño se quiere ir a un país donde si conoces a alguien, tienes que saludarlo a metros de distancia porque no te permiten casi ni tocar a este carajo, que le ha besado el hocico a un perro que estuvo lamiéndose las bolas o el culo a otro perro y cree que le vas a contagiar una enfermedad con solo mirarlos? ¿Quién quiere ir a un país en que te clasifican por color de piel? ¿Quién quiere ir a un país donde abunda la comida, lo material y escasea lo humano? ¿Quién quiere ir a un país donde te disparan primero y averiguan después? ¿Quién quiere ir a un país donde se pena la gratitud porque desconfían de ella? Y este país puede ser cualquiera que no sea el nuestro, porque aquí acogemos al extranjero hasta en su quehacer ilegal.
Nuestro pueblo, nuestra gente, el venezolano y la venezolana no eran aves migratorias y mucho menos en bandadas. Los que salían, lo hacían para "veranear" y eran solo los privilegiados y estos lo siguen haciendo porque hoy hay más de estas especies de rapiña. Pero los que ahora parten con solo un boleto ¿Qué privilegios tienen? Ninguno carajo. Por eso, cuando leo o escucho a los imbéciles de ambos bandos denostando de estos compatriotas, no soy muy mesurado al responderles, porque no debe haber peor destino que afrontarlo fuera de su lar.
Nuestra situación nacional es agobiante. En la innegable guerra económica que vivimos, hemos perdido batallas no por la habilidad artera del enemigo que no descansa en actuar, sino mayoritariamente por torpezas, desatinos y desafueros de nuestras huestes. Y las torpezas se excusan por no haber premeditación, pero los desafueros patentizados en una brutal corrupción y una ineficiencia en manejo de recursos y obras, que no solo carcomió gran parte del estamento gubernamental, sino también socavó las bases sociales y morales de nuestro pueblo, que fue el estandarte del Comandante Chávez y enclave en lo que se iba a cimentar el Proceso Bolivariano.
Nuestra gente sale del país al ver que baja de peso no como ironía o burla sino de verdad y ver como otros engordan sus bolsillos y están en la línea porque quieren. La gente se va porque no consigue un medicamento en las farmacias, los hospitales, en los abandonados CDI pero las clínicas están abarrotadas de ellos y seguro te lo administran si tienes un buen seguro que te lo administre. La gente se va porque un policía, un PTJ, un guardia nacional, un juez, un fiscal y un bachaquero, gana más que un docente y un médico que son los que nos cuidan y nos forman. La gente se va porque no se explica como un policía, un PTJ, un guardia nacional, un juez, un fiscal y un bachaquero, tienen carros nuevos, casas nuevas, clínicas y colegios privados, tarjetas de créditos hasta "la jeta", viajes reiterados de manera descarada, con salarios no compatibles con este grosero estilo de vida y no son investigados, porque la matemática contralora nadie la usa y la contraloría social es un chiste y como tal "no aplica". La gente se va por la impunidad más que por las colas. La gente se va porque se cansó, no de defender la Revolución, sino a los que la revolcaron.
Entonces camaradas, aunque suene melodramático, esto crea una desolación colectiva de verdad y con tiempo vencido. Al igual que muchos (pero tantos como antes) soy de los que me quedo y a pesar de esta meditación que expongo un tanto lúgubre, pero que percibo y vivo diariamente, pienso que aun hay un resquicio donde asirse aunque me sienta abrumado. ¿Es rescatable el proceso? Hay que soltar lastre para boyar o subir, porque si seguimos manteniéndonos entre la retórica de la política emocional y no nos encargamos de la realidad situacional, con un política de resultados con verdadero talante socialista, hasta aquí llegamos. Porque compañeros y compañeras, lo peor de todo esto y los "mandos revolucionarios" no reconocen, es que la gente que no tiene como irse del país, ya se fueron aun quedándose.