Mientras en Venezuela los cantos de sirenas anuncian diálogo y paz, ambas ilusoria, la humanidad está en la encrucijada del cambio climático que está causando considerables daños y cientos de millones de pobres están sufriendo las consecuencias. Los centros de investigaciones más avanzados aseguran que queda muy poco tiempo para evitar una catástrofe irreversible. Los expertos advierten que un nivel de 350 partes del dióxido de carbono por millón es todavía tolerable; sin embargo sobrepasa la cifra de 390 y su incremento está a un ritmo de 2 partes por millón cada año, rebasando los niveles de hace 600 mil años.
Las últimas décadas han sido las más calurosas desde que se tienen noticias del registro. El mencionado gas aumentó 80 partes por millón en los últimos 150 años. El hielo del mar Ártico, la gigantesca capa de dos kilómetros de espesor que cubre Groenlandia, los glaciares de América del Sur que nutren sus fuentes principales de agua dulce, el volumen enorme que cubre la Antártida, la capa que resta de Kilimanjaro, los hielos que cubren el Himalaya y la colosal masa helada de Siberia se están derritiendo visiblemente.
Científicos notables temen saltos cuantitativos en estos fenómenos naturales causante del cambio. Para el planeta Tierra no existe un Plan B. La humanidad está viviendo el mayor riesgo de su historia. Además del cambio climático, estamos en un mundo en el que más de un tercio de la población carece de atención médica y de medicamentos esenciales para garantizar la salud, situación que se agravará con el cambio, la escasez de agua (los acuíferos se están secando) y de alimentos se hará incontenible. La población también crece, los bosques desaparecen, la tierra agrícola disminuye, el aire se hace irrespirable, y la especie humana, incluyendo toda forma de vida, corre el riesgo real de desaparecer. Es ilusorio fiarse del aumento aritmético de la producción de alimentos para compensar los aumentos geométricos de la población. Desde los años 50 hasta 1984, la producción de alimentos superó al crecimiento de la población; desde 1984, viene ocurriendo lo contrario.
Durante la década del 90, la producción de alimentos aumentó un 0,5% anual, mientras la población sigue creciendo un 1,4% al año en todo el mundo. No se puede sostener el sistema neoliberal o de libre mercado y seguir tolerando la presencia de miles de millones de personas padeciendo toda clase de vicisitudes o calamidades. Acerca de la seguridad alimentaria dos instancias internacionales la definen así: "el acceso de todas las personas en todo momento a alimentos suficientes para llevar una vida activa y saludable" (Banco Mundial); "Seguridad alimentaria significa que se dispone de alimentos en todo momento, que todas las personas tienen medios para acceder a ellos, que estos alimentos son adecuados desde el punto de vista nutricional en términos de cantidad, calidad y variedad, y aceptables dentro de la cultura correspondiente" (FAO).
Vale la pena dedicarse de vez en cuando a meditar sobre estos empinados temas. No dejaremos por ello de soñar y tomar las cosas con la debida serenidad y acerados nervios. Es deber de aquellos que escogieron el oficio de políticos, luchar por el noble e irrenunciable propósito de una sociedad humana, solidaria y justa.