Comprender la actual situación de Venezuela, pasa por desatar los múltiples nudos gordianos que la entraban: profundas dificultades económicas y políticas, los problemas cotidianos del ciudadano común, que se traducen en angustia por las desgastantes colas para comprar alimentos y productos de primera necesidad, la escasez, la inflación, los incontrolables precios especulativos aplicados por los denominados bachaqueros, los CLAP y su papel el aprovisionamiento de alimentos, que no logran disminuir la inequidad ni el descontento de la población.
¿Qué pasa con la distribución de alimentos? ¿Hay solución a corto plazo?
El panorama económico es cada vez más complejo y difícil. Desde el ejecutivo nacional, se afirma que la escasez es producto de la guerra económica. La oposición por su parte, responsabiliza a la gestión de gobierno, por mantener un modelo económico que ha sido incapaz de resolver el desabastecimiento, frenar la especulación y los altos niveles inflacionarios, y activar el desarrollo productivo del país.
Lo cierto es que a simple vista se adolece de control en la distribución e importación de los productos, y se debe imponer la voluntad política y gerencial por parte de las autoridades, para aplicar las sanciones y medidas que permitan frenar los manejos corruptos de los sectores público y privado en la distribución y venta de los bienes de consumo.
La inflación está ahogando los salarios y hace estragos en la alimentación diaria del venezolano. Mientras no se solucione el problema de la escasez, se hace muy cuesta arriba que los precios de los productos bajen. Los altos precios son consecuencia de la poca oferta en el mercado de los bienes de primera necesidad.
El discurso político desde el gobierno Bolivariano , está en una encrucijada intransitable. Mientras se habla de equidad y justicia, la sociedad se debate en una crisis de características preocupantes. La teoría del socialismo parece que se revisa a sí misma. Debe cobrar vigencia el debate político para dilucidar las trabas en la aplicación de la redención social. Es palpable la incoherencia entre la teoría y la práctica. Por esta razón, viene a colación la connotación de pugna histórica a la Venezuela contemporánea, pasa por establecer criterios válidos sobre las características del capitalismo en nuestro país y la viabilidad de construir el Socialismo.
¿ESTÁ VIGENTE EL PROYECTO HISTÓRICO DEL SOCIALISMO?
Indiscutiblemente, el planteamiento de la construcción del socialismo del siglo XXI en la República Bolivariana de Venezuela, se ha venido a menos y uno de los factores ha sido la errónea interpretación del modelo económico capitalista que se ha aplicado y se sigue aplicando en esta nación.
El rentismo petrolero y la mono producción han conducido inexorablemente al país hacia una economía estancada y dependiente. Esta realidad no ha cambiado, es una continuidad mejorada de la versión cuarta republicana. El discurso de la transformación quedó a medias tintas. Un estado de derecho y de justicia debe ser el norte de los planes y proyectos. Resolver los urgentes problemas sociales y organizar al país dentro de su propia realidad, significa dar respuestas más oportunas y eficaces.
La economía de un país determina si las políticas puestas en práctica, son las acertadas. En Venezuela hay una especie de acoplamiento de sus estructuras financieras, a las exigencias del mercado capitalista mundial. Esto, sin dudas, está profundamente desmarcado del proyecto socialista del siglo XXI que los que creemos en la revolución, aspiramos.