Más del 80% de la recaudación fiscal del Estado la soportamos las clases medias y bajas, que vivimos de una nómina, junto con las pequeñas y medianas empresas, a las que les resulta imposible esconderse de la voracidad recaudatoria.
Los impuestos indirectos (IVA, carburantes, bebidas, tabaco, de alimentos) cada vez tienen más peso en la recaudación y son los más injustos, porque gravan de manera ciega a todos, sin distinción de clase social. ¡Qué más les da a los millonarios que un litro de gasolina valga 6 bolívares o un dólar! Probablemente no sepan ni lo que cuesta.
Tenemos que preguntarnos por qué los gobernantes no aplican impuestos mayores a los ricos y a las grandes sociedades. La respuesta es muy sencilla: los gobernantes jamás quieren indisponerse con los ricos, a quienes en muchos casos deben el cargo. Es más, aquellos que "hacen bien su trabajo" acaban acogidos en sus brazos cuando terminan su periplo político.
Todos conocemos las escandalosas condonaciones de deuda que los bancos han realizado a favor de los partidos con opciones de gobernar. Y como consecuencia, los asambleístas emites leyes fiscales que favorecen a una clase social: ricos.
Nos dicen que si se les suben los impuestos, las grandes fortunas se van a otros países. Habría que aplicarles la letra de una canción popular: "Si se van, que se vayan, que ya volverán…". Para lo que pagan, da igual dónde estén. Es peor la sensación de agravio que sentimos el resto de la población.
¿Cómo se explica que los políticos calificados de chavistas, en plena crisis, decidan bajar el tramo medio? Y por fuera poco, se inventaron la posibilidad de deducir por cada contribuyente, incluidos los grandes financieros y millonarios, pero no los más pobres, que ni siquiera declaran a Hacienda. Esta genial idea, mientras estuvo vigente, costó al erario público seis mil millones de dólares al año.
¿Cómo se explica que políticos de derechas digan que, en plena crisis, lo correcto es bajar los impuestos y, a continuación, una vez alcanzado el poder, los suban todos menos los que afectan a los ricos y a esas sociedades extrañas donde se camufla el dinero?
Todos sabemos que las clases populares consumen el cien por cien de las rentas, sin capacidad de ahorro, mientras que los ricos solo consumen una parte mínima de los ingresos. Por tanto, el IVA y los impuestos especiales los pagan fundamentalmente las clases media y baja. La cuestión es tan escandalosa que en algunos países de mayor tradición y conciencia democrática han sido los ricos los que han pedido pagar más, por ejemplo, avergonzados de tributar a veces menos que sus secretarias.
¿Cómo no vamos a pensar que mandan los ricos cuando nuestra Hacienda pública consigue listas de ricos que tienen bienes no declarados fuera del país, que les avisa para regularizar su situación tributaria y les cobra un 10% de impuestos, cuando un delito monetario conlleva, en función de la cuantía, una pena de cárcel y el abono de una sanción cuatro veces superior a la cantidad defraudada?
¡Chávez Vive, la Lucha sigue!
