La ciencia es plebeya

Frei Betto: "La Iglesia, como dice San Agustín ‘es una santa prostituta’, o sea que tiene un lado muy malo y feo y un lado muy santo y evangélico".

En mí juventud, experimenté alguna repulsión hacia la Iglesia Católica, y, en realidad, su obra solicita una determinada naturaleza de espíritu. Además, su Vida de Jesús, el primero de sus libros que cayó en mis manos, es quizá el menos bueno; su sentimiento se revela en él algunas veces como una unción un tanto acentuada, último resto de su educación eclesiástica. En una palabra: todo cuanto podía parecer amanerado o falso a los ojos de un adolescente me impedía apreciar en su justo valor sus grandes cualidades. Con los años, esta primera impresión se aumentó considerablemente.

La recopilación de Estudios de historia religiosa me obligó a reconocer la delicadeza casi femenina, no puede ser interpretada como un defecto de virilidad sino por un espíritu juvenil o por una juventud impaciente. Es curioso, ver que unas ideas pertenece exclusivamente al clero católico—por ejemplo—, la del perjuicio absoluto de una incompleta, habían podido adquirir, poco a poco, desde hacía mucho tiempo sometido a la influencia del catolicismo, tal autoridad que, bajo una forma, dominaban hasta los adversarios más notorios y más decididos de la Iglesia romana. Tenemos que estar seguros de nosotros mismos para no dejarnos conmover cuando las mujeres y los niños, juntando sus manos nos dicen: ¡Creed como nosotros!

La característica de su verbo era un desprecio hacia la multitud tal como no lo había encontrado nunca en una Iglesia de toda amargura y de todo odio contra la humanidad. Yo estaba al corriente de los ataques neciamente odiosos a que diariamente estaba expuesto por parte de los "buenos pensadores", y, en el ambiente periodístico, y había oído debatir la cuestión de saber cuál de los dos —la horca o el fusilamiento—era el castigo equitativo para la herejía. Somos un pueblo desarticulado desde hace mucho tiempo. Todas las mentiras, todas las maledicencias contra el pueblo serán ávidamente recogidas por la burguesía y la religión católica, mentiras que nos separarán por un tiempo incalculable… Además, por último, créame: tengo la convicción absoluta de que la enseñanza elemental constituye francamente un mal.

¡Chávez Vive, la Lucha sigue!



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Manuel Taibo


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