Mirando las hormonas maltrechas y atrofiadas de los voceros opositores, los venezolanos y venezolanas volvieron a ver el grotesco espectáculo de la oposición venezolana, cuando entre pataletas y llantos, anunciaron el pasado viernes y ratificadas el domingo 23 –a través de sus niños de pecho- que a partir de este próximo miércoles 26 de octubre, se iniciaría la "gran toma de Venezuela", donde ya no habría marcha atrás y que ahora si era verdad, que a partir de ese momento comenzaría el rescate del hilo constitucional y por ende de la democracia. Los niños de pecho se inflaban para parecer hombrecitos de verdad y como un espejismo en el desierto, se imaginaban las multitudes sangrientas degollando a hombres y mujeres chavistas, a familias enteras incendiándoles sus casas y los chavistas clamando piedad y más piedad. De verdad, pobres hombres, pobre oposición y pobre MUD, si en verdad ellos piensan que podrán hacer todo eso sin ningún tipo de reacción o reactivación de las fuerzas chavistas. Desde acá les decimos a las sombras oscuras de la derecha que estamos en latencia-tendencia, dispuestos a lo que sea para preservar la revolución.
Decía el viejo Mariano Arcadio Modesto Benito que, lo que está quieto hay que dejarlo quieto; así que la oposición toda debe asumir su derrota previa, de cara a la convocatoria del referéndum. Está bien, hagan sus pataletas y hasta les prestamos los pañuelos para que lloren a moco tendido, pero lo que no aceptamos ni debemos aceptar jamás es que por los caprichos de un ser gris y negativo para la política venezolana, se someta a todo un país, a toda una sociedad, a los momentos traumáticos de la incertidumbre. Digo esto porque en verdad, mucha gente –sobre todo sus propios seguidores- terminan creyendo que ya llegó el final del chavismo y que la destrucción del mismo pasa por el degollamiento de los seguidores de la ideología revolucionaria. Todo eso les causa euforia y al niño de pecho le hace circular adrenalina rosa por su cuerpo factory.
Pero una vez pasado el efecto placebo, vienen las grandes frustraciones porque al final se les acurruca el espíritu y en un trance de cobardía horizontal y vertical, se rajan, dejando una estela en los suspiros de sus huestes fascistas, que deben volver a sus guaridas en espera de una nueva señal, pero pronunciando en baja voz ¡maldita MUD! Ya en otros artículos hemos mencionado los grandes fracasos y estandartes del fascismo representado en la MUD, que no ve por ningún lado cómo tomar el poder del Estado en Venezuela. Y eso frustra absolutamente, deteriora sus reales posibilidades y sus objetivos soñados.
El referéndum revocatorio no era para ellos la panacea –y ellos lo saben muy bien-. Que ahora quieran hacer el papel de victimas es otra cosa, porque era cuesta arriba recoger las firmas del veinte por ciento, más todavía cuando se toma en cuenta la desalineación "mudista" y la enrarecida atmosfera, respecto a los liderazgos dentro de sus filas, donde a la hora de buscarlos, la pecera se vuelve turbia y aparecen puros mariscos y uno que otro molusco. Así que ya es tiempo que se bajen de esa canoa y remen duro porque de lo contrario pudieran ahogarse, aun estando en las orillas de sus propias miserias. No hay recolección de firmas, ni mucho menos referéndum, así que a llorar al valle. Hagan sus pataletas y lloren a moco tendido y si por casualidad se les ocurre otra cosa, aquí los estaremos esperando para hacerlos morder el polvo de la derrota. Así será.