Migrar no es nuevo. Incluso antes de la llegada de Hugo Chávez a la presidencia de la República, era común que las y los venezolanos se plantearan estudiar fuera, e irse del país definitivamente. Quien lo hacía y le iba bien, se convertía en un triunfador. Y hasta tenemos un refrán que apadrina esto: Nadie es profeta en su tierra.
A los que parten los mueve más que la esperanza de buscar una mejor vida, realizar el llamado "sueño americano" inoculado por el capitalismo: entre más puedas consumir, obtendrás mayor felicidad.
Detrás de abandonar nuestro territorio, está además la idea de que somos inferiores. Esa inferioridad la hemos sentido con todos, menos con los colombianos. Esto ha cambiado debido a la guerra mediática contra Venezuela que se hace desde Colombia, y de otras partes.
A pesar de lo anterior, al igual que en países europeos como España, hacer vida legalmente en los Estados Unidos cuesta. Por eso, Panamá, también Chile y Argentina, se ha transformado en el destino favorito de los venezolanos para salir del país sin retorno inmediato.
Ahora, sin embargo, quienes se plantean ir a la nación panameña por tiempo indefinido lo pensarán dos veces porque en días pasados los del Frente Nacional de Panameños realizaron una marcha contra la migración venezolana. No obstante, esto, más que el sentimiento de la mayoría, es una muestra de fascismo de algunos allá.
En el presente, emigran quienes ven cuesta arriba realizar ese sueño extranjero, a causa de la crisis promovida por la desestabilización económica, ya sea la inflación y el desabastecimiento inducidos, que lleva tres años mermando el poder adquisitivo. De ahí que, últimamente, las cifras de migración de nuestra gente hacia esos lugares hayan aumentado de manera importante.
Por último, antes de abandonar la Patria, valdría la pena ver qué hay detrás. Y si es progresar preguntarse: ¿Por qué no hacerlo acá?