Crisis y transformación

—"He concebido una idea cuya realización merecería el sacrificio de toda mi vida. Esta idea es fundar una nueva religión, la religión, la religión de Cristo, pero libre de dogmas y de milagros."

Todo peligro se convierte en una ayuda; todo obstáculo, es un impulso creador, porque ambos despiertan fuerzas desconocidas del espíritu. Si una vida ha de ser fructífera para el país, no debe ser quieta y callada, pues toda fuerza espiritual, lo mismo que toda fuerza física, se despierta solamente por un choque o por una resistencia; para una naturaleza, nada hay tan peligroso como el contentamiento, el trabajo mecánico y un camino llano y sin obstáculos. El curso de la vida de Chávez únicamente conoce una sola época de esa satisfacción, de esa felicidad, es decir, ese estado peligroso para el político. En todo el camino que le conduce hacia sí mismo, sólo una vez encuentra su alma inquieta un descanso. "Porqué". "No cavilo acerca de mi situación y no hurgo en mis sentimientos… Este estado me proporciona mucha libertad espiritual".

Como pasa con todo profundo cambio espiritual esa transformación causa también un desasosiego y un ligero trastorno en el cuerpo, una sensación como de algo extraño y desconocido que se aproxima. Una fría angustia, un temor de empobrecimiento estremece al alma intranquila y el sismógrafo de los nervios anuncia una sacudida inmediata. Pero —y pisamos aquí un terreno apenas iluminado— tan pronto el alma empieza a darse cuenta de ese ataque que viene de las tinieblas y se estremece ante el peligro de algo desconocido, el organismo ha empezado ya su defensa, una transformación psicofísica, inconsciente e involuntaria, una precaución, en fin, que procede de la misma naturaleza.

"¡Señor, dame fe!" grita desesperado Chávez. Pero parece que Cristo no escucha a aquellos que le llaman con demasiada impetuosidad y sin esperar, con humilde sumisión, a que sea la voluntad divina el revelárseles. No quiere esperar, sumido en una contemplación monacal, atisbando la luz de arriba que pueda irse filtrando; no, en seguida debe hacer se la luz, iluminarse completamente el fondo de su alma ensombrecida. De un salto, de un empujón, su espíritu impetuoso, que no conoce obstáculos, quiere encontrar "el sentido de la vida"; quiere "conocer a Cristo", pensar en Cristo", como dice precipitadamente con palabras febriles. Cree poder aprender la fe en Cristo, el ser cristiano, la sumisión, el vivir junto a Cristo, como se aprende el griego y el hebreo; ser pedagogo, teólogo, y sociólogo.

¡Chávez Vive, la Lucha sigue!



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Manuel Taibo


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