Las bravuconadas de la ultraderecha, por parte de no más de tres voceros, o cuatro si incluimos a la auto nombrada cual Carmona “ defensora de los derechos humanos” que son quienes siempre buscan destacarse y ganar notoriedad con sus amenazas contra el gobierno constitucional, especialmente contra los poderes constituidos, a los cuales la Asamblea nacional de mayoría opositora les declaró la guerra, desde el primer día en que comenzó su gestión, han caído en el ridículo y tomadas como en realidad son, el pataleo de personajes que se creen ungidos por la providencia para ser presidentes y “primera dama” de este país, como si ello fuese “soplar y hacer botellas”.
Esos personajes conocidos, precisamente, por vomitar a cada rato improperios contra todo lo que a su libre entender no les satisfaga, según sus parámetros de ver las cosas, son como sabemos: Freddy Guevara quien repite como loro lo que, el condenado le dicta desde su merecido encierro, pero además producto de un seguro mal funcionamiento neuronal, porque como él mismo lo expresó, es consumidor de un estupefaciente muy conocido que daña el cerebro, el otro un gobernador que no ejerce y a quien sí le sale abandono de cargo, que no ha podido comprobar que cada vez que actúa para violar y alterar el orden público, o mandar a otros que lo alteren, hasta el punto de que ha corrido sangre, ha habido desenlaces fatales y destrucción de bienes, está o no bajo los efectos de algún ingrediente similar o más efectivo que el que consume su congénere y la otra quien tal vez no tenga esa costumbre pero que se ha hecho famosa precisamente porque cada vez que sale a decir algo, su discurso es una promesa para salir de Maduro más “temprano que tarde”, mejor dicho “ya”.
En cualquier democracia en la que haya una oposición encuadrada dentro de los cánones constitucionales, esa oposición tiene el papel y la misión de convertirse en vigilante del sector gobernante, en generar críticas pero constructivas, sin guarimbas, sin llamado a paros, sin sabotajes a la economía, a las telecomunicaciones, a los servicios eléctricos y a la industria petrolera, aquí la que tenemos se ha destacado precisamente por instituirse en un frente de guerra y conspiración permanente con el objetivo de lograr el poder “ por las buenas o por las malas”, “hasta que salgan quienes nos están gobernando”, “ se tiene que ir ya”, han sido sus palabras textuales y eso no tiene otro nombre que delito, claro y flagrante, que en cualquier otro país del mundo, democrático o no, no termina de decirlo cuando ya las leyes actúan de manera diligente y quienes como aquí se hayan atrevido a soltar tamañas insensateces, son obligados a responderle a la Ley ante las instituciones que el Estado tiene para defender el orden y la constitución.
Ah pero como aquí lo que existe es una “dictadura”, tan rara y tan permisiva, no pasa nada, y por ello todos los días nos encontramos en los medios que la derecha controla, con barrabasadas a las que nos tienen acostumbrados, los voceros de una oposición, de la que me imagino qué deben estar pensando los acompañantes internacionales en la llamada mesa de diálogo, como son el enviado del Papa Francisco y los tres ex presidentes, a quienes esta gente pareciera ignorar, pues es inconcebible que la actitud opositora se desboque de manera tan insistente, para colocarse fuera del orden constitucional sin pensar que hay cuatro testigos de excepción que toman nota y a los que no les pasa por alto un comportamiento que lo que parece es de gente, sin criterio, sin maduración política y sin la capacidad de sopesar las consecuencias de sus acciones.
Pero “eso es lo que hay”, personajes que pujan por ver quién insulta más pareciera que quienes cerramos filas para lograr la consolidación del Socialismo, estamos condenados a soportar, una caterva de sujetos dedicados en exclusiva a cumplir religiosamente las ordenes que les llegan desde el Norte y a ejecutar el triste papel de lacayos, sin importarles para nada el futuro de toda la Patria, como si ellos fuesen los únicos que tienen el derecho de manejar a un pueblo, a imagen y semejanza de los que tiene en sus planes la potencia imperial, en que sea el capitalismo el único sistema, que como sabemos, donde impera, lo primero que desaparecen son las banderas de la igualdad, de la solidaridad, de la inclusión, del amor por el prójimo, de la lucha de la mano con los pobres y de todo lo que hizo expresar al Papa Francisco, palabras más, palabras menos, que el “Comunismo es lo más parecido al Cristianismo”