Dedicado al Rey Momo
El pasado 27 de noviembre, el presidente Maduro expresaba en una alocución que, a pesar de la caída de los precios del petróleo, el venezolano no había desmejorado su calidad de vida; que desde el Gobierno nacional se estaba haciendo un esfuerzo porque a ningún niño le faltara un cuaderno, ni a nosotros, los venezolanos de a pie, un plato de comida, pues se había incrementado en varias ocasiones el bono de alimentación de los trabajadores, así como el salario; eso dijo, parafraseando, en síntesis, su mensaje (http://www.ultimasnoticias.com.ve/noticias/economia/maduro-caida-los-precios-del-crudo-no-ha-influido-la-calidad-vida-del-venezolano/). Yo leí la noticia con cierta suspicacia frente a la verdad verdadera, esa que todo idealista persigue y que por supuesto, jamás encuentra por su naturaleza esquiva. Lo expreso de esta manera porque lo que el presidente Maduro exponía era parcialmente cierto, es decir: se había aumentado varias veces el bono de alimentación y el salario, pero esas afirmaciones no eran suficientemente convincentes para que los destinatarios de su mensaje nos diéramos por satisfechos, ya que en ese discurso no se hablaba de la espiral inflacionaria que ha pulverizado todo aumento que pueda hacerse a los asalariados de este país, además de los consabidos argumentos de la maxi-devaluación del bolívar -inducida o no, pero fatalmente acaecida-; así como la escasez de alimentos, medicinas, insumos médicos, autopartes, etc.
Ya ahondar sobre esto es caer en la retórica publicitaria de los cientos de venezolanos que comen basura por la crisis económica actual (http://www.elcorreodelorinoco.com/escasez-venezuela-comer-la-basura-se-ha-hecho-viral/), hasta desembocar en aquellas terribles fotografías que publicó el diario "The New York Times" el pasado 03 de octubre, sobre la visita de parte de su equipo reporteril al centro psiquiátrico "El Pampero" en la ciudad de Barquisimeto (http://www.nytimes.com/es/2016/10/03/el-sufrimiento-de-los-pacientes-psiquiatricos-de-el-pampero-en-venezuela/). No deseo hablar esta noche del "cuerpo de espina de pez" de un enfermo mental con el que ese importante medio inaugura una realidad que nos explota en la cara como venezolanos, pero con la que también se hace buena propaganda sin pedirle, probablemente, consentimiento a los familiares de ese paciente para que su doliente fuese expuesto como una "Feria de Vanidades" parisina en un país del Tercer Mundo. Sobre el carácter ético de esas fotografías no voy a pronunciarme para no desviar la atención de mis lectores.
Hoy quiero hablar de un presidente de un país que denuncia aterradores sabotajes cibernéticos al sistema bancario nacional y a su principal empresa generadora de riquezas, por parte de grupos de delincuencia nacional e internacional y que, en simultáneo a estas delicadas denuncias, baila una folklórica danza junto a un grupo de bailarinas ataviadas con la indumentaria propia de ese zapateo, acompañado, además, por el primer Ministro de Trinidad y Tobago y por el presidente de esa empresa importantísima a la que están saboteando, mientras su cabeza principal "echa un pie" al son de la alegre bailanta. Hoy voy a hablar de cómo el Presidente de la República Bolivariana de Venezuela, el señor Nicolás Maduro Moros y el Presidente de la estatal petrolera, Petróleos de Venezuela (PDVSA), Eulogio del Pino, bailaron Calipso ayer 05 de diciembre de 2016 -según refieren las fuentes informativas consultadas- en medio de una de las crisis económicas que más nos ha afectado a la inmensa mayoría de los venezolanos, quienes, deshojamos la margarita para ver cómo resistir a un 2017 que todos los analistas, hasta del propio gobierno nacional, vaticinan como "muy difícil". Esta noche voy a sumergirme en la historia, el cine y, con algunas herramientas de un "semiólogo principiante", intentaré decodificar algunas imágenes que se ven en ese baile inapropiado, no porque quiera ser prejuiciosa, sino porque los venezolanos no estamos de humor como para ver bailar a nuestro presidente cuando se nos escurre el salario en las manos y además, mientras el mismo primer mandatario nos anuncia graves atentados contra la Patria.
Una vez más, el presidente Maduro hace gala pública de sus saberes dancísticos; lo hemos visto bailar joropo, reguetón, salsa y hasta con un grupo de indígenas en acto público (https://www.youtube.com/watch?v=xksH0Zs_5po). Es decir, que tenemos que reconocer que a nuestro presidente le gusta bailar hasta con los Pueblos Originarios que reivindican a la Pachamama como parte de una conquista genuina pero que también se ha vendido como el copyrigth@ del rostro del Che en el Barrio Latino de París. Así pues, nuestro presidente ha resultado ser tan versátil que como "Zelig" -ese personaje camaleónico que protagoniza Woody Allen en el film que lleva este nombre- logra bailar calipso trajeado por un elegante "flux" negro que lo adelgaza notablemente y que lo hace ver elocuente, alegre, festivo, tranquilazo y feliz, mientras el dólar paralelo llega a la barrera de los 4.500Bs.Danza, además con un "cuerpo de baile" vestido de obreros con casco y botas, trabajadores administrativos de camisa manga corta y una que otra secretaria de tacón y falda a media pierna, como en los buenos tiempos de Lusinchi y su IV República. Todos bailan "horizontalmente", es decir, sin evidenciar lucha de clase alguna, ni diferencias culturales porque estamos en la Era de la Globalización, o sea…
El Primer Ministro de Trinidad y Tobago también se integra con su consabido ritmo que lleva en su ADN y lo que resulta es la puesta en escena de un baile en el que todos son iguales, dichosos, celebran pletóricos, llevan buen ritmo y hacen gala de su sabor caribeño, mientras que, algunas cabezas visibles de la empresa "Credicard" -presunta corresponsable del sabotaje a los puntos de venta en el país, el viernes pasado- son detenidos y probablemente estén siendo interrogados mientras en Miraflores se "baila calipso parejo" y hasta el consabido "trencito" se forma grácilmente entre el propio presidente Maduro y un par de bailarinas. Faltó en ese cuadro al buen estilo del pintor surrealista alemán, Neo Rauch, la cara de las botellas de "escocés" de los tiempos del primer Carlos Andrés Pérez para que la pintura reflejase la algarabía propia de Baco y de sus faunos traviesos.
Por supuesto que la noticia del baile del Presidente, en medio de esta tragedia y "alerta naranja financiera", voló como la pólvora en las redes sociales en tiempo record, pues a un banquete mediático de esa estirpe había que sacarle punta y nadie mejor que la oposición con sus "tanques pensantes" para evidenciarlo. Uno de sus principales voceros, Henrique Capriles, levantó cabeza entre sus seguidores con ese "tubazo" y coherentemente, como cualquier oponente político lo evidenció: http://www.2001.com.ve/en-la-agenda/146881/capriles-mostro-a-maduro-bailando--el-trencito--en-miraflores---foto-y-video-.html Después de esto le siguieron una serie de medios digitales que reprodujeron la noticia con el video y la foto del "trencito de Maduro" incluidos. Al respecto, expongo los más "googleados" hasta ahora: Maduradas: http://www.maduradas.com/indignado-esto-dijo-capriles-sobre-el-trencito-de-maduro-en-miraflores-mientras-el-pais-se-hunde/ ,Arepatoday: http://arepatoday.com.ve/2016/12/06/indignado-esto-dijo-capriles-sobre-el-trencito-de-maduro-en-miraflores-mientras-el-pais-se-hunde/ , El Cooperante: http://elcooperante.com/capriles-bailando-el-trencito-en-miraflores-muy-preocupado-por-el-sabotaje-cibernetico/. Entre todos ellos, me resultó bastante atinado en su discursiva, el análisis que hace la periodista Elizabeth Fuentes en su nota para el medio digital KonZapata, el cual suscribo con sus argumentos en su totalidad: http://konzapata.com/2016/12/nicolas-maduro-baila-el-trencito-despues-de-pedir-prestado/.
El resultado es para el chavismo, demoledor; pues evidencia una vez más su escindida narrativa y su desfase de una realidad venezolana que oculta o simplemente no quiere revelar. Un asunto que a mi parecer y según el de muchos venezolanos, es gravísimo para hacerle creer a la gente, al pueblo o como se nos quiera llamar, que estamos en problemas pero que, pese a eso, nuestra calidad de vida no se ha visto afectada y, muestra de ello, es que nuestro presidente-bailarín nos dice que hay que celebrar un lunes a mediodía, mientras el país es víctima de un ciber-ataque financiero y petrolero de dimensiones preocupantes. En este sentido me resulta pedagógico citar a Plutarco, quien en sus "Vidas paralelas", cuenta la anécdota de Pompeya, esposa del emperador Julio César, a quien este le descubrió, al parecer, un presunto coqueteo con un noble (patricio) romano llamado Publio Clodio Pulcro. Pues bien, cuenta Plutarco que Julio César diría, a manera de reprimenda a su amada esposa, que: "No basta que la mujer del César sea honesta; también tiene que parecerlo". Y con esto quiero expresar que no solo es necesario que el presidente Maduro nos alerte del grave peligro que corremos por culpa de la "Derecha nacional, internacional y del Imperio", sino que parezca que en realidad eso es cierto y que él es honesto al enunciar su verdad y que se siente preocupado cuando lo dice. En este sentido, el baile de calipso con su insigne "cuerpo de baile" entre los que figuraron el Presidente de PDVSA, estatal petrolera atacada, estuvo demás.
No quisiera despedirme de esta nota sin hacer referencia a la bonita pero descarnada película de Sofía Coppola: "Marie Antoinette", film del 2006 que, en lo personal me maravilló por su extraordinaria estética, que fue ganadora del premio Óscar al mejor diseño de vestuario, pero que retrata al Versalles y a la Francia frívola y hedonista de la reina, noble austríaca que por esos acomodos aristocráticos de la época, fue desposada por el tonto Luis XVI de Francia, quien fuera decapitado en el marco de la Revolución Francesa junto a ella el 21 de enero de 1793. En esa hermosísima película, se hace gala de un lujo y derroche extraordinarios mientras el pueblo francés sufría los embates de la miseria y la injusticia. Rescato de ese film, el ocultamiento de esa Francia sangrante y al bobalicón del rey de turno quien en este caso no bailaba pero hacía el rol de cornudo decentemente. No quiero que el lector crea que hago algún paralelismo malicioso aludiendo a este film, creo que con nuestro "trencito" de ayer tenemos de sobra y que ante semejantey última "performancia" de nuestro primer mandatario, la bella película de Sofía Coppola se quedaría corta, sobre todo porque le faltarían rieles para trazar el largo camino incierto que lleva nuestro tren.