Carta abierta a Luis Britto García o sobre la “inimputablidad senil”

“¿A quiénes se debe invitar a una orgía? Ante todo, a los insatisfechos; pero a los insatisfechos totales: a aquellos a quienes no les es suficiente un solo mundo para aplacar sus deseos. Las puertas de la orgía están asimismo abiertas para los imaginativos: pues la bacanal no es una acumulación de sensaciones para la saciedad, sino una posibilidad de diversidades para la combinatoria. Pero la imaginación del convidado no puede ser informe, ni dispersa: por la misma voracidad de su propietario, tiende al orden, al compendio simbólico, a la manía clasificatoria: la vaguedad e inagotabilidad del mundo real que se rechaza, debe ser sustituida por la concisión y la esencial abarcabilidad de la desmesura orgiástica”.

Luis Britto García. "La orgía imaginaria" (1983).

Estimado, Luis Britto García: Hoy tuve el displacer de leer la entrevista que le realizara Clodovaldo Hernández para el portal “Contrapunto”, intitulada: "El saldo es positivo aunque ha habido corrupción, equivocaciones y despilfarros”. (http://contrapunto.com/noticia/el-saldo-es-positivo-aunque-ha-habido-corrupcion-equivocaciones-y-despilfarros-119108/). A pesar de lo que les sucedió a muchísimos amigos de a pie, como yo, a quienes les envié la entrevista para que la leyeran y pudiéramos saber cuál es su actual hoja de ruta, yo sí logré leer el texto hasta el final, no sólo por lo que acabo de esgrimir, sino porque he sido su lectora por años y, además,  he compartido muchos de sus reclamos sobre este proceso político del cual usted ha sido parte esencial como “tanque pensante”. No dudo de su solvencia moral cuando ofrecía cobrar una tarifa especial por cada discurso que diera en algún ente del Estado, si a cambio este entregara un corrupto. Ello se quedó grabado en mi cabeza casi como un mantra: “A cambio de conferencia, exijo corrupto atrapado con manos en la masa y a disposición de la Fiscalía”. (https://www.aporrea.org/ddhh/a226779.html). También recuerdo sus justos reclamos ante la ineficiencia a Hidrocapital y compartí la vehemencia de su molestia de otrora. Pero esta entrevista, cuyo título me hace tanto ruido, no puedo sino refutarla, porque todo lo que leí de usted allí me resulta inesperado de un intelectual de su estatura y más aún, considerando la coyuntura que vivimos.

No voy a faltarle el respeto, no es mi estilo. Me conformo con citar algunas de sus afirmaciones para evidenciarle, desde mis argumentos, que usted está observando un fenómeno distinto al de esa realidad que nos explota en la cara a diario. Pero antes de entrar en materia quiero contarle, por si no lo sabe, que durante 2016 hubo dos palabras que tuvieron un peso importante en el acontecer político de Occidente. Usted probablemente desestime las fuentes de ambas investigaciones por aquello de “matar al mensajero y no al mensaje”, ya que estas palabras fueron estudiadas desde la mirada de dos “instituciones” del Capitalismo más rancio de Europa. Pero como yo soy Filóloga Clásica y Lingüista, y amo las palabras, más allá de sus fronteras ideológicas, no tengo prurito en decirle que ellas fueron: “populismo” (http://www.dw.com/es/fundaci%C3%B3n-del-espa%C3%B1ol-urgente-populismo-palabra-del-a%C3%B1o/a-36954246) y “posverdad” (http://es.rfi.fr/sociedad/20161117-posverdad-la-palabra-del-ano-para-el-diccionario-oxford). Pues resulta que en su entrevista, estimado maestro, usted evidencia el poder fáctico de ambos términos de una manera invaluable. Su discurso es populista en la medida en que usa la “apelación emotiva al ciudadano y la oferta de soluciones simples a problemas complejos”; pero también es un texto plagado de “posverdades” al denotar “circunstancias en que los hechos objetivos influyen menos en la formación de la opinión pública, que los llamamientos a la emoción y a la creencia personal”.

Para demostrar esto citaré uno de los primeros párrafos de su entrevista cuando expresa: “Me complace repetir que uno de cada tres venezolanos está estudiando; uno de cada nueve está en educación superior, en su mayor porción gratuita; somos el quinto país del mundo con mayor matrícula universitaria. Eso es importantísimo. La pobreza general bajó a niveles de 24% y la pobreza crítica, a menos de 4%. Venezuela subió del rango de desarrollo humano bajo, que tenía el siglo pasado, al rango medio y luego al rango alto. Además, tenemos el índice de Gini más favorable de la América Latina capitalista, lo que significa que somos el país más igualitario en lo social y económico después de Cuba. La talla promedio del venezolano subió dos centímetros y la expectativa de vida se elevó dos años; la cantidad de viviendas que se han construido y adjudicado en los últimos años es tremenda. Son logros verdaderamente impresionantes”.

Vamos a ver, usted ha dicho en esa entrevista que vive en su casa encerrado trabajando en sus libros y generando ideas porque estas no se gestan solas. Yo también paso muchas horas en este estudio que me sirve de interregno porque tengo veinte años siendo profesora e investigadora en Lenguas Clásicas y Lingüística  en la Universidad de Los Andes y mi vida está en estos libros que me protegen del mundo; pero también salgo a la calle cuando voy a dar clases y hago las compras, busco medicinas, pago facturas y todo eso que necesitamos para vivir. Y yo no puedo sostener ni una idea de las que usted vende en ese párrafo. Ya no puedo decir que hemos crecido dos centímetros en talla porque mis estudiantes están cada vez más flacos y pálidos; sobre todo aquellos que solo se alimentan de lo que el comedor de la ULA les proporciona de lunes a viernes; sábados y domingos ellos resuelven con lo que pueden. Al respecto solo queda citar a nuestro presidente cuando dijo: “Dios proveerá”.

Yo no puedo afirmar que Venezuela ha elevado su desarrollo en los últimos años porque pertenezco a una plataforma de donación de medicamentos a nivel nacional y mi trabajo en la universidad  se reparte en recolectar medicamentos de amigos y conocidos para enviarlos a otras partes del país, porque hay muchas personas enfermas que no tienen la posibilidad de hallar el antídoto a sus males o el calmante que les alivie la agonía. Cómo se ve que para escribir ese párrafo a usted le faltó una dosis de la brutal realidad que nos rodea y nos humilla como venezolanos, sea por la Guerra Económica o por esa corrupción y despilfarro que usted mismo dice que existe en nuestro país, pero que definitivamente no siente.

Yo no seré lo docta que usted ha sido, tengo cuarenta y cinco años y aún no lo alcanzo en edad, pero sí sé cómo están las cosas en nuestro país, el suyo y el mío, y no me atrevería a ser, a mi edad, lo temeraria que usted ha sido al conceder esta entrevista. Mi record político es nulo; sólo puedo decirle que también vengo de la “Izquierda” (un concepto al cual ya no conozco en sus fronteras) y que he participado en alguna que otra gesta en la que se me desterró por defender la verdad de mi profesión. Pero no estamos en este punto para hablar de mí, sino para exponerle a usted la nula verosimilitud de su discurso. Y eso lo acentúo al citar de su entrevista lo siguiente:

“No ha habido presos políticos en el sentido propio. Cuando ha habido un preso que además ejercía la política ha sido sometido a un enjuiciamiento llevado a cabo por tribunales, con derecho a la defensa. No ha habido casos notables de torturas ni desaparecidos. El cuadro es eminentemente distinto a la IV República”. En este terreno quisiera detenerme como un soldado en un campo minado y recordarle estas siglas: OLP y el término “presos políticos” que hasta la misma comisión de UNASUR y el Vaticano se han encargado de resaltar, junto a personeros del gobierno como nuestra actual canciller (http://sucredigital.net.ve/site/delcy-rodriguez-liberacion-de-presos-politicos-solo-esta-en-la-imaginacion-de-los-opositores/). Lo demás es historia y para eso está Google y su velocidad pasmosa.

No quiero culminar mi carta sin citarlo: “Yo diría que hay un saldo positivo. Como en todos los procesos humanos, hay imperfecciones. Ha habido casos notables de corrupción, afortunadamente gran parte de ellos están siendo procesados y perseguidos. También ha habido políticas equivocadas y derroches en actividades que no resultaron útiles. Ha habido respeto a la democracia. Tenemos un sistema electoral prácticamente inobjetable. Cuando ha habido una derrota, el bolivarianismo lo ha reconocido de manera inmediata. Se ha reducido el secular abuso contra la oposición”. En su misma entrevista usted hace alusión a los promotores de la oposición en el terreno de las ideas y de su nulo aporte intelectual a concebir un proyecto ideológico de peso. En este sentido, y luego de leerlo me pregunto: ¿dónde culmina el aporte, la crítica y empieza el palangrismo? ¿cómo se mide la verosimilitud de un juicio, de una frase, dónde está la sintaxis de lo verdadero y de lo simulado, dónde la intención, la tarifa, el servilismo o el sentimiento sincero, el sesudo análisis, dónde está el intelectual orgánico?

Finalmente, admirado maestro, quiero cerrar mi sentida carta con una frase suya de esa entrevista que, como un boomerang aplica para usted mismo: “Debe aplicarse la inimputabilidad senil: si después de cierta edad, uno empieza a decir disparates, no se los deben tomar en cuenta". Tenga entonces usted la última palabra y cerremos esta epístola mía tan honda y grave como esa inimputabilidad senil que lo ha redimido ante mí en este domingo gris.



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Eva Flórez


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