La decisión de no realizar las elecciones a gobernadores en el periodo indicado, generó una opinión de debilidad en el liderazgo del PSUV. No es para menos, la institucionalidad del país negó un proceso totalmente legal y necesario. Tal vez, el fanatismo de ambos sectores, tanto oposicionistas como del gobierno, interpreten esta afirmación a su favor o en contra. Ese riesgo se corre siempre que se opina públicamente, sobre todo, si el opinante ha tenido una trayectoria progresista, de izquierda o chavista.
Quienes defienden la libertad de conciencia deben rechazar toda pretensión de uniformar la manera de pensar y condenar fehacientemente la exclusión de los que manifiestan sus desacuerdos públicamente. Los diferentes puntos de vista sobre los acontecimientos nacionales obedecen al libérrimo razonamiento. Es una necedad juzgar, de buenas a primeras, a alguien que se atreve a expresar su crítica, su disenso, en torno a las decisiones que impactan al país. Por el contrario, la crítica es necesaria en toda gestión pública y puede impulsar cambios importantes si es percibida con el respeto y la tolerancia que deben prevalecer.
Alargar el tiempo de efectuar las elecciones de gobernadores y el referéndum revocatorio, justificada por la crisis económica, cedió espacio para la desconfianza y el temor. La propaganda internacional contra el gobierno de Venezuela, tildándolo de dictatorial, cobra fuerza, se estimulan y abren las puertas a los discursos en el exterior, contrarios al país.
Esperemos el nuevo proceso electoral para elegir nuevos gobernadores. Quizás sea éste el verdadero referéndum para comprender que la violencia es contraria a la democracia, el sector que obtenga mayor número de gobernadores, entonces tiene fuerza popular, las vías contrarias a la convivencia social, generan desestabilidad y produce riesgos al país. La gran oportunidad de demostrar una vez más nuestro espíritu cívico, será en un evento electoral donde se expresen las tendencias políticas. Los resultados dirán el nivel de aceptación o descontento en las gestiones regionales. Indudablemente las fuerzas se medirán y será el termómetro para calcular los niveles de la temperatura en la próxima contienda presidencial o el referéndum. Amanecerá y veremos. Es fundamental impulsar un discurso político sin insinuaciones inconstitucionales, sin ofensas, debe abrirse un debate que esté a la altura de un momento histórico tan importante para Venezuela.