Propongo la creación de los Cómites de las abuelas de Paz. Esas abuelas que saben lo que es pasar hambre pero no sucumbir ante las arremetidas financieras del capitalismo.
Abuelas que jamás sucumbieron ante las ofertas comerciales en alimentos, supermercados, pañales caros, cajas de huevos, gaseosas, arepas polar, etc.
Abuelas que con poco supieron sobrevivir en los gobiernos de AD, COPEI, y Rafael Caldera.
Que no sucumbían por bombonas de gas caras o acaparadas, que criaban gallinas y sembraban de todo. Que usaban el molino de maíz, hervían el agua para tomar.
Necesitamos la orientación de nuestras abuelas para que nos enseñe a no ser egoístas, individualistas, malos competidores, especuladores y explotando a su misma gente. Hay que sacar de raíz esa inmoralidad económica que infectó a nuestro pueblo.
Nosotros hemos abandonado a nuestros abuelos y abuelas, las hemos dejado allí errumbados en soledad. Esos familiares que supieron sobrevivir sin hacer guarimbas, incendiando autobuses o matando gente ante la inmensa pobreza que sufrieron en la Cuarta República.
Abuelas que su sabiduría de vida es vital ante esa psicología fatal de una educación de guantes de seda que dimos a nuestros hijos y que por falta de carácter y autoridad paternal fueron atrapados por la droga, el malandraje, el abandono de los estudios y el paramilitarismo o caer en las garras de partidos fascistas como Primero Justicia, Voluntad Popular y ¡Vete Venezuela!.
Tenemos que volver a escuchar nuestras abuelas, preguntarle cómo lo hicieron. Redescubrir con sus mismas voces la historia real barrio y pueblo adentro, ya que seguimos con la flojera mental de no leer e investigar.
De que nos diga lo que fueron los gobiernos de AD y COPEI, sobre el sistema de pensiones, seguro social, hospitales, educación, etc.
Preguntémosle sobre si fueron excluidos, si fueron pobres porque eran flojos como lo dice la oligarquía.
Tenemos que volver a nuestras abuelas y abuelos. Rescatar los valores de sacrificio, amor, trabajo y producción de hogar.
Abuelas por la Paz, esas que ellas vivieron ante una exclusión que ella y ellos vivieron por 40 años y que la Derecha y ultraderecha política quiere retraernos.
Abuelas por la paz que nos hablen, nos aconsejen, nos eseñen, nos orienten y formen.
Que el país las escuche, que ellas tengan sus espacios para la participación, no solo espacios para el ocio sino para ir a escucharlas y escucharlos, pedirles perdón por nuestro egoísmo y desagradecimiento.