"Para las Ciencias, para las Artes, para el Comercio, para todas las ocupaciones de la vida es indispensable. Con todo ¡en qué olvido se ve sepultada respecto de otras cosas que sucesivamente se adelantan y mejoran; cuántos juzgan más decoroso que ella el empleo más privado y menos útil ; cuántos tienen este ministerio por anexo a la vejez, y a la baja suerte; y cuántos se desdeñan de aplicarse a fomentarlo y elevarlo!"
Sería un error polemizar con los maduristas que todavía no están familiarizados con el abecé del socialismo si ellos mismos fueran conscientes del nivel de sus conocimientos. A cierta edad es natural la ignorancia y se la puede superar con el estudio. Pero el problema surge cuando a la ignorancia se añade la presunción, cuando en lugar de educarse afanosamente se desea educar a los demás. Desgraciadamente, éstas son las características de prefacio. Vamos a señalar los errores principales; sería imposible enumerarlos a todos.
El prefacio intenta establecer una relación entre el desarrollo de la teoría revolucionaria y las distintas etapas de desarrollo de la sociedad burguesa. La intención es muy loable, pero para concretarla es necesario conocer la historia de la sociedad burguesa y la historia de las ideologías. Nuestros actuales dirigentes no conocen ni la una ni la otra. Comienzan afirmando que a mediados del siglo antepasado la burguesía "consolidó su poder político a escala mundial e inauguró la etapa del imperialismo", y que fue en este momento que aparecieron las obras de Marx y Engels. A mediados del siglo antepasado la burguesía estaba muy lejos de "detentar el poder político a escala mundial". No olvidemos que el Manifiesto Comunista se escribió en vísperas de la Revolución de 1848. Después de la derrota de esta revolución la burguesía quedó dispersa, oprimida.
De todos modos, no hay nada más irresponsable y vergonzoso que basarse en un episodio periodístico de segundo orden para juzgar el rol histórico de una organización que sufrió miles de víctimas. Los autores del prefacio adoptan básicamente el tono del puntofijismo. El nudo de la cuestión está en esto: prometen someter todas las doctrinas a una crítica "independiente", pero de hecho se inclinan los maduristas ante la carroña podrida y nauseabunda de la burocracia. Para legitimar sus penosos ejercicios de socialismo consideran oportuno atacar al "chavismo crítico". Hay que aclarar que este "método" de reaseguramiento es característico de todos los intelectuales pequeñoburgueses de nuestra época.
El madurismo no es una etapa económica inevitable. Pero tampoco es un mero "accidente". Es la consecuencia de la incapacidad de los degenerados y totalmente descompuestos dirigentes del gobierno para asegurar la victoria del madurismo. La teoría socialista está indisolublente ligada a la actividad. En esta época de reacción desenfrenada, agravada por la decadencia, sólo es posible ser socialista si se es dueño de una voluntad inconmovible, de gran coraje político e ideológico, y de la capacidad de nadar contra corriente.
¡Chávez Vive, la Lucha sigue!