Queridos niños y niñas latinoamericanos:
Hoy estamos celebrando un gran acontecimiento que ocurrió hace 200 años. Por aquella época, los niños y niñas que vivían en este continente, todavía no podían llamarse, como ustedes, niños americanos. Se llamaban niños españoles, niños indios, niños negros, niños pardos y hasta niños esclavos. Niños pobres casi todos. Y fue en medio de ese paisaje de niños tristes cuando llegó a Suramérica un barco llamado Leander. Ese barco no llegó solo. No era un barco de guerra, pero era un barco armado: Venía con el arcoiris convertido en bandera. Y venía con otra bandera azulita hecha de Sol en levante y luna en poniente. Venía también con una máquina de pintar palabras que tenía desgastadas las letras con que se escribe la palabra L-I-B-E-R-T-A-D. Venía con libros prohibidos y proyectos de leyes. Venía ese Leander con muchos metros de tela para uniformes militares y banderas que serían estrenados por el primer ejército libertador. Y venía el Leander, con dieciocho cañones, un puñado de pistolas, unos cuantos barriles de pólvora, algunos machetes y municiones. Como ven, no hay duda de que ese Leander venía bien armado con un gran arsenal, aunque no tanto por lo militar.
Y en ese barco Leander estaba naciendo un ejército bastante artesanal. Ah, pero no era un ejército enemigo de los niños y niñas de América. Era un ejército amigo de la Libertad. Algunos soldados de este ejército que sabían coser se la pasaron haciendo uniformes todo el viaje. Otros tenían como única encomienda, poner la vieja imprenta a disparar. Otros cocinaban la comida para todos los demás. Y otros soldados, acostumbrados a suelos más firmes, se la pasaban aprendiendo a no vomitar.
Al mando de todos estos soldados venía un General. Un General con experiencia, muy sabio y muy valiente que hablaba como filósofo pero peleaba como General de esos que sí saben pelear. Se llamaba, Francisco de Miranda ese General.
Y el General Francisco de Miranda, sabía que esta Expedición no estaba fácil, pero ya no se podía esperar más. Con el Leander venían otros dos barcos llamados Bee y Bachus que fueron capturados en el primer combate con la fuerza naval española. Sin embargo, el General Miranda consiguió nuevos refuerzos y el 03 de agosto de 1806 logró desembarcar en tierra firme continental. Hace doscientos años exactamente. No sólo desembarcó en territorio enemigo de la Libertad, sino que izó la primera bandera de Suramérica, el primer símbolo patrio continental. Y con eso marcó para siempre en estas tierras la huella de la Libertad.
Por entonces casi nadie se dio cuenta, pero fue en ese preciso instante que el continente suramericano se comenzó a descolonizar. Los pocos pobladores que lo vieron no alcanzaron a comprender la importancia de lo que vieron. Pero en ese histórico día, trescientos años de dominio imperial se comenzaron a resquebrajar.
Diez días después, el General Miranda se vio obligado a regresar al mar, pero ya el bien estaba echo. A pocas semanas del suceso, los patriotas de toda Suramérica no dejaban de comentar: “Ahora sabemos que no es invencible el Reino de la desigualdad”. “Si Miranda pudo desembarcar en Venezuela es porque está cerca la hora de la Libertad”. Y tanta verdad tenían esas palabras, que unos cuantos años después, se declararía, se pelearía y se ganaría la independencia de todas las provincias latinoamericanas.
Es por eso que la llegada del Leander a la Vela de Coro fue el comienzo de la Libertad continental. Es por eso que todos los niños y niñas de Nuestra América deben saber qué pasó y que significó aquel 03 de agosto de 1806.
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