La conciencia social
y la conciencia política son cosas que ocurren como un despertar liberador
del individualismo. Y cuando ese despertar es colectivo inmediatamente
se vuelve contagioso. Lo que comenzó en la Puerta del Sol de Madrid
como una pequeña concentración después de una marcha, en dos días
se convirtió en fenómeno multitudinario que se extendió a las principales
plazas de Barcelona, Valencia y Tenerife.
A las primeras de cambio
los medios españoles trataron de ignorar o minimizar la protesta, pero
no pudieron impedir que las fotos, las consignas y las pancartas llegaran
a los noticieros y primeras planas del mundo. El movimiento pacífico
y con visos de catarsis social recuerda al Mayo Francés en sus expresiones
festivas y creativas: “Contra el PIB felicidad interior bruta";
"La revolución estaba en nuestros corazones y ahora vuela libre
por las calles".
A muchos desconcierta
la ausencia de líderes visibles, ideología definida, partidos
políticos u objetivos precisos. Pero las preguntas más importantes
no son qué quieren o qué pasará después, sino qué está pasando
ahora mismo en las plazas y en cada manifestante.
Alguien decía por Twitter
que “La última vez que una protesta ciudadana, unas elecciones
municipales y la Puerta del Sol se cruzaron, llegó
la II República”. Ojalá el despertar alcance para que los hermanos
españoles dejen de ser súbditos de reyes, de partidos y del poder
del dinero.
Desde esta trinchera
mínima vaya un saludo impregnado de solidaridad y simpatía.
Compañeros acampantes:
Desde el otro lado del
Atlántico, da gusto sentir sus latidos y escuchar sus voces de indignación.
Palabras sencillas de gente sencilla que van desarmando la publicidad
del "1er. mundo" como cúspide del desarrollo y la civilización.
Dicen los viejos manuales
que no existe praxis revolucionaria sin teoría revolucionaria. También
dicen los ateos que es producto del azar la perfección. Y los taxónomos
de la política dicen que el unicornio sólo es un animal mitológico.
Otros creemos que el deseo profundo de cambiar el mundo ¡PERO YA! es
el único poder capaz de engendrar revoluciones.
Mientras los partidos los miran con envidia, mientras la Junta Electoral debate si es o no es legal su modo pacífico de protestar, no olviden que ustedes son poder constituyente en lucha contra el poder constituido. Puede ser que una protesta no cambie el mundo; pero cualquiera que sea el desenlace, el despertar de miles de conciencias ya lo cambió.