Sr. Presidente Nicolás Maduro Moros:
Esto es una miseria, una completa miseria. A nadie le importa un co... mi Venezuela, nada de nada. Y cuando alguno trata de agitar aisladamente este o aquel problema, una u otra cuestión, se lo atribuye o a afán de notoriedad y ansia de singularizarse.
Si uno denuncia un abuso, persigue la injusticia, fustiga la ramplonería, se preguntan los esclavos: ¿Qué irá buscando en eso? ¿A qué aspira? Unas veces creen y dicen que lo hace para que le tapen la boca con dinero; otras que es por ruines sentimientos y bajas pasiones de vengativo o envidioso; otras que lo hacen no más sino por meter ruido y que de él se hable, por vanagloria; otras que ¿Por qué lo hará? Y en cuanto creen haber descubierto la lo hace por divertirse y pasar el tiempo, por deporte. ¡Lástima grande que a tan pocos les dé por deportes semejantes!
No hay porvenir; nunca hay porvenir. Eso que llaman el porvenir es una de las más grandes mentiras. El verdadero porvenir es hoy. ¿Qué será de nosotros mañana? ¡No hay mañana! ¿Qué es de nosotros hoy, ahora? Ésta es la única cuestión.
Y en cuanto a hoy, todos esos miserables están muy satisfechos porque hoy existen, y con existir les basta. La existencia, la pura y nuda existencia, llena su alma toda. No sienten que haya más que existir.
Pero ¿existen? ¿Existen en verdad? Creemos que no; pues si existieran, si existieran de verdad, sufrirían de existir y no se contentarían con ello. Si real y verdaderamente existieran en el tiempo y el espacio, sufrirían de no ser e lo eterno y lo infinito. Y ese sufrimiento, esta pasión, que no es sino la pasión de Dios en nosotros, Cristo que en nosotros sufre por sentirse preso en nuestra infinitud y nuestra temporalidad, este divino sufrimiento les haría romper todos esos menguados eslabones lógicos con que tratan de atar sus menguados recuerdos a sus menguadas esperanzas, la ilusión de su pasado a la ilusión de su porvenir.
Hace tiempo que se dijo que el hambre y el amor son los dos resortes de la vida del pueblo. De la baja vida del pueblo, de la tierra. Los esclavizadores saben bien que mientras está el esclavo cantando a la libertad se consuela de su esclavitud y no piensa en romper sus cadenas.
¿Es esto lo que pide y busca nuestro loco, nuestro pueblo Bolivariano? No, no es esto precisamente. No es que no cante sus hechos la Historia, que ignore su nombre la voz de la Fama, y su nombre humilde la luz de la gloria; no, no es esto.
No basta como ideal de la vida de un pueblo el de mantener la vida misma en el mayor bienestar y holgura, ni aún basta la felicidad. Menos aún abrazarse al dolor. No puede ser ideal de un pueblo el ideal ascético, destructor de la vida.
"El Nunalvares del poeta os dirá de la fama que":
Fama grande de mundo täo mesquinho
dando as trombetas com ardor, näo vöa
onde vöa cantando un passarinho.
¡Chávez Vive, la Lucha sigue!