¿Gobierno Popular? ¿Traición A Maduro?

Reconstruir el legado político-ideológico de Hugo Chávez en el marco del debate sobre el post-progresismo (II)

Reconstruir el legado político-ideológico de Hugo Chávez en el marco del debate sobre el post-progresismo (I)

 

I.- LA "GOBERNABILIDAD POPULAR" DE MADURO NACIÓ CON UNA VENTAJA ESTRECHA (NO HAY 7 MILLONES DE OLIGARCAS).

Comenzaremos con los datos de la situación inicial que dio lugar al gobierno de Maduro: Chávez (2012) = Ventaja electoral 10,8%, Precio del Petróleo promedio 2012: 103,46 $, PIB 5,6%, Reservas: 29.887 mmd $, Inflación: 20,1 %, Salario mínimo en USD: 476 $, Pobreza: 25,4 %.

Los presentamos a manera de ayuda-memoria para recordar a los desmemoriados, que a pesar que la economía venezolana presentaba distorsiones y desequilibrios acumulados en la "etapa-Chávez", como el tan citado "anclaje-cambiario" (lo cual no es exactamente igual a "control de cambios"), la situación de gobernabilidad en el área económica, la correlación de fuerzas electorales (10,8 % de ventaja electoral presidencial) y las condiciones materiales de existencia, no presentaban los rasgos de completo desquiciamiento que fueron acumulándose desde mediados del año 2014 hasta la actualidad.

Sin duda, el Gobierno de Maduro llegaba al control de ejecutivo en condiciones muy difíciles, sobremanera debido a una pérdida significativa de respaldo electoral comparando los resultados de octubre 2012 y abril 2013, correlacionada con un crecimiento sostenido de la tendencia electoral de masas de los sectores opositores agrupados en la MUD.

La candidatura unitaria de la oposición con la figura de Henrique Capriles alcanzó 7.363.980 votos en abril del año 2013, mientras en octubre del año 2012, la misma candidatura había alcanzado 6.591.304 votos. Es evidente la oleada de ascenso electoral de la oposición con un crecimiento de (+) 772.676 votos. En contraste, la candidatura de Chávez había alcanzado 8.191.132 votos en octubre-2012, mientras la candidatura de Maduro había alcanzado 7.587.579 votos, con una oleada descendente de (-) 603.553 votos.

¿Podía Maduro en tales condiciones de inversión del signo de la correlación de fuerzas simplemente continuar el ritmo, la profundidad y los alcances de la política mantenida por Chávez?

La respuesta a esta interrogante cruzará múltiples matices desde el Si hasta el No, aunque lo cierto es que había que recomponer y recuperar las fuerzas sociales y políticas que apoyaban al proceso bolivariano.

Las palabras que giraron alrededor de la "Unidad Política" implicaban necesariamente una retoma de la iniciativa política en función de una acción hegemónica expansiva, que re-articulara actores, movimientos y fuerzas para su crecimiento cualitativo y cuantitativo en una dirección consistente con las líneas gruesas del Plan de la Patria. Sin embargo, ya el año 2014 mostro las fisuras y las líneas de debilidad alrededor de tal estrategia política.

El tratamiento incorrecto de contradicciones secundarias en el seno del pueblo, en el seno de las fuerzas políticas y entre personeros pertenecientes al campo bolivariano creo un clima de "micro-purgas", descontentos y deslindes que fueron acumulando una verdadera "masa crítica", que fue aprovechada además por una táctica opositora de intrigas y siembra de conflictos entre lo que llamaron en su momento "pérdida de legitimidad del Gobierno de Maduro".

Ya para agosto del año 2014, José Vicente Rangel señalaba:

"(…) el grupo Jesuita de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), articulado con directivos empresariales y algunos partidos como Primero Justicia, está actuando para acondicionar el escenario de las próximas elecciones parlamentarias de 2015 como un espacio donde sus cuadros estrechamente vinculados a ciertas ONG, pueden ocupar espacios políticos para promover, en caso de tener éxito, una especie de golpe parlamentario tipo Paraguay.

La oposición de obtener mayoría de diputadas y diputados en la Asamblea Nacional en los próximos comicios parlamentarios a celebrarse en 2015, podría obstaculizar la gestión del presidente constitucional de la República Bolivariana de Venezuela, Nicolás Maduro, mediante la negación de permisos, recursos para las misiones, e inclusive derogar su mandato mediante la creación de alguna legislación."

El año 2014 no sólo se caracterizó en su primer trimestre de "La Salida". Como es conocido, el 23 de Enero se llamó a "La Salida", que originó varios meses de protestas en el país con saldo de 43 muertos. El 18 de febrero, Leopoldo López se entregó por su presunta vinculación con esos hechos; y aún permanece detenido en Ramo Verde.

También se intentó impulsar el Diálogo Gobierno y oposición: El 10 de abril se reunieron por primera vez Gobierno y oposición, con la mediación de la Unasur y el Vaticano. Luego de tres reuniones, la oposición suspendió el diálogo alegando falta de resultados.

El 20 de mayo de 2014, el Senado de Estados Unidos aprobó un proyecto de ley para sancionar a funcionarios venezolanos que, en su opinión, eran responsables de violar los derechos humanos. En diciembre, el Congreso lo pasó a manos del presidente Barack Obama, quien la promulgó. La Ley estipuló el bloqueo de visas y el congelamiento de bienes.

En el año 2014 la AN renovó los poderes Ciudadano y Judicial. Se ratificó a Luisa Ortega Díaz como fiscal general, Tarek William Saab sería defensor del pueblo y Manuel Galindo fue designado contralor general. También se nombraron 16 magistrados del TSJ con período vencido. El TSJ eligió a los rectores del CNE ante la falta de acuerdo en la AN. Tibisay Lucena y Sandra Oblitas fueron reelectas y ratificadas por unanimidad en sus cargos y Luis Rondón fue nombrado rector de la oposición.

Por si fuera poco, en el año 2014 el presidente Nicolás Maduro hizo dos grandes reestructuraciones en su gabinete. En enero fue el primero, pero el llamado "el Sacudón" fue el más significativo, en este fusionó varios ministerios y creó seis vicepresidencias. En el transcurso del año hizo varios movimientos, el último la designación de la A/J Carmen Meléndez en Interior, Justicia y Paz en sustitución de Miguel Rodríguez Torres.

Entre el 26 al 31 de julio del año 2014 el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) celebró su III Congreso en el cual se aprobaron 32 decisiones entre ellas, nombrar al Jefe de Estado Nicolás Maduro Presidente del Partido. En la cita no se debatió la carta del ex ministro Jorge Giordani, publicada una semana después de salir del Gabinete y en la cual hacía fuertes críticas al manejo económico del Gobierno. Tampoco se debatió colectivamente el documento de Temir Porras: "¿Qué hacer en esta etapa de la Revolución?", en el cual desde un sector del chavismo se habló del término "madurismo". La corriente "Marea Socialista" entrega documento al Congreso del PSUV. Aparece con fuerza el debate sobre el "madurismo".

El Gobierno de Maduro utiliza en el año 2014 el dispositivo de las leyes habilitantes El 19 de noviembre culminó la Ley Habilitante otorgada por la AN en 2013 al presidente para combatir la "guerra económica" y la corrupción. Esa ley le permitió aprobar más de 40 leyes y decretos.

También en julio del año 2014 la Mesa de la Unidad Democrática se reestructura. Ramón Guillermo Aveledo anunció su renuncia a la secretaria ejecutiva. Luego de negociaciones, el 24 de septiembre fue designado Jesús Torrealba como nuevo secretario ejecutivo de la MUD.

De manera que el año 2014 es crucial para entender el grado de gobernabilidad del Presidente Maduro, así como las tensiones y contradicciones de la situación. Se trataba de una gobernabilidad muy comprometida, con ataques, cuestionamientos y debilidades en múltiples frentes.

Desde entonces tal situación se traduce en la "compulsión a la repetición" de búsqueda de negociaciones, acuerdos y sinergias entre la actual conducción del "Gobierno popular" con fracciones de la burguesía nacional e internacional, para impulsar la "recuperación del crecimiento económico" en nombre de un "Proyecto Socialista", cuando en realidad se estaban reactivando las figuras ya conocidas del "capitalismo con rostro humano"; es decir, el "desarrollismo social" que ha caracterizado en términos generales al llamado "progresismo-reformista latinoamericano" de vieja y reciente data.

De manera que el modelo de desarrollo y crecimiento, que depende de condiciones de viabilidad política, nació sellado por una zona de alto riesgo político en un intenso contexto de polarización. La gobernabilidad democrática, popular, rumbo al socialismo aparecía comprometida por una estrategia de asedio y derrumbe hecha realidad por los adversarios y enemigos del proceso bolivariano.

Se trataba entonces de un caso de "revolución bloqueada o interrumpida" por la activación de una auténtica "línea electoral de masas" de las fuerzas de centro-derecha, en la cual el término "transición" se utiliza tanto para la restauración de la democracia representativa y de la institucionalidad requerida para motorizar una economía capitalista liberal de mercado, como también para abordar los espinosos asuntos de las transiciones post-capitalistas.

Volvamos al hecho de que en el año 2013, de acuerdo a datos oficiales (CNE), la ventaja relativa obtenida por la candidatura de Nicolas Maduro fue solo 1,49 %; es decir, de 223.599 votos, contrastando claramente con la votación obtenida por Chávez, aproximadamente seis meses antes (año 2012), con una ventaja a su favor de 10,76 %, es decir, una brecha de 1.599.828 votos a su favor, lo cual nos da un contraste evidente, con una disminución de la brecha electoral en 1.376.229 votos.

Desde el año 2014, diversos estudios de opinión comenzaron a explorar el segmento de "chavista-maduristas" y de "chavistas-no maduristas", así como entre "chavistas-pragmáticos" y "chavistas-socialistas", que dieron paso a interpretaciones sobre desgaste del chavismo en el año 2015 de cara a las elecciones parlamentarias. Se habló de "chavistas no maduristas" y de ex chavistas.

Era más que evidente, que se trataba de apuntalar un conjunto de acciones "divisivas" en términos de operaciones psicológicas que además minaran el liderazgo del Presidente Maduro.

La respuesta del Gobierno fue en vez de "cerrar filas con una estrategia de acción hegemónica", buscó "cerrar filas con una estrategia de acción de sanciones y deslindes con las voces críticas" ratificando un estilo de liderazgo político personalista en la figura de Maduro.

El tono de las respuestas de Maduro fueron no sólo defensivas, sino basadas en transacciones descalificadoras. Las oposiciones internas a Maduro fueron calificados como "cronistas del fracaso", motivadas por "vanidades pequeño-burguesas", basadas en actitudes de "Deslealtad", "Tecnócratas que se creen superiores a los hombres humildes de este pueblo" y como "traidores". Desde entonces la frontera entre crítica y traición se convirtió en una delgadísima línea.

En este contexto, Maduro hablo de una nueva etapa de "Gobierno de eficiencia en la calle" y de "Revolución en la Revolución". Diversas corrientes tomaron posición incluyendo a Diosdado Cabello. Desde nuestro punto de vista, el año 2014 es el año de la inflexión en el tópico de la legitimidad del gobierno.

Desde entonces hay que agregar los datos que ofrecen los estudios de opinión en términos diacrónicos desde el año 2014 hasta el año 2017, datos con relación al respaldo a la gestión y la evaluación de desempeño, números que pueden citarse apelando a diversas fuentes (posicionadas en contraste como: IVAD, Hinterlaces, Venebarometro, Datanalisis o Hercon) y que advierten que el Presidente Maduro ha experimentado una "acción de gobierno con una legitimidad precaria y bajo permanente asedio".

Agreguen a estos datos de la situación, el complejo tema del manejo del liderazgo situacional, la conformación de bases sociales de apoyo y de las coaliciones políticas que aseguren el respaldo (iniciativas como los "Consejos Presidenciales del Poder Popular" han sido en los hechos liquidadas), las variables de inestabilidad de la política pública derivada con la alta rotación y salida de los integrantes de diferentes gabinetes de gobierno o áreas de política, incluyendo además el desenlace de debates con figuras del propio campo chavista (ex ministros de Chávez, civiles y militares) que terminaron siendo excomulgados en una suerte de "ambiente de micro-purgas", ultima situación que se ha venido eslabonando con el más reciente proceso de validación-cancelación de partidos emblemáticos del Gran Polo Patriótico. Estos hechos permiten que comprendamos los síntomas más visibles del deterioro y el desgaste político interno.

Todo esto sin pasar a comentar los "constructos" más destacados de la agenda política opositora, como lo son los ataques a figuras destacados del Gobierno por presuntos escándalos de "corrupción, narcotráfico, violación de derechos humanos y alteraciones de orden constitucional democrático".

Por eso señalamos que se trata de una gobernabilidad y una acción de "gobierno popular" cuya adjetivación precisa sería "de legitimidad precaria y bajo asedio", que experimenta además en la actualidad una delicada situación de "conflicto de poderes", correlacionada con las válvulas de la llamada "Mesa de diálogo", producto de los resultados electorales negativos para el Gobierno de las elecciones parlamentarias del año 2015; y que sólo por la actuación del TSJ, el rol de estabilidad constitucional la FANB, así como el mayoritario respaldo popular a escenarios pacíficos y electorales, no ha tenido como desenlace un acontecimiento de disolución política con formatos abiertos de lucha violenta.

No comentaremos aquí los "constructos temáticos" claves de la agenda opositora sintetizadas en la metáfora de "La Salida" como el referendo revocatorio presidencial, los llamados a la protesta de calle, la destitución del Presidente o los llamados a una intervención por parte de organismos hemisféricos internacionales sobre el caso de Venezuela (La actual Operación Almagro). Todo esto ocurre porque existe un trasfondo de debilidad y deslegitimación en la acción de gobierno.

El cuadro político no deja de contener tonos dramáticos, y evaluado desde el punto de vista del alejamiento a una política de transición al socialismo, no hay duda que se trata desde el año 2015 de un "Nuevo Curso" de política, estrategia y táctica, lo que en los discursos clásicos de la izquierda post-leninista fue denominado como una grave "desviación" de línea política revolucionaria.

Se ha citado en un excelente análisis de la situación venezolana que:

"La esencia de la desviación está en argumentar sobre la base de alguna circunstancia táctica para negar los principios; en tomar como punto de partida una contradicción secundaria para hacer una afirmación revisionista sobre la concepción principal de la política" (Alain Badiou).

¿Cuál ha sido la afirmación revisionista sobre la concepción principal de la política consistente con el legado ideológico-político de Chávez?

Precisamente el cierre, para efectos de la estrategia y la táctica política, del debate sobre el nuevo socialismo democrático, revolucionario y bolivariano para el siglo XXI, agenda temática que el mismo Chávez colocó en el horizonte del Proyecto Nacional Simón Bolívar, tema incluso de su campaña electoral en el año 2012, ya con un estado muy delicado de salud y su discurso luego de constatar los resultados de la victoria.

Es decir, el drama político de Chávez fue salir de la escena política abrazando el ideal de un nuevo socialismo que no tiene testigos efectivos para garantizarle su continuidad y viabilidad. El "sujeto revolucionario" luce débil, desalentado, cuando no ausente. La "masa" se ha concentrado o en una lucha contra la inseguridad material o en una lucha para capturar la ilusión de una renta que se retira de su alcance efectivo. Lo que queda son los programas sociales asistencialistas, sin el correlativo esfuerzo de organización y empoderamiento popular.

Sospechoso resulta que este debate sobre el socialismo bolivariano, democrático y revolucionario pase a un plano absolutamente secundario para efectos tácticos, mientras el asunto principal sea la transacción económica para reactivar "motores productivos" (el eufemismo para no hablar de burguesía alta, mediana o pequeña es "sectores productivos") o la identificación de quiénes son "leales" o "traidores" a la figura política de Maduro, sin indagar a fondo el sello ideológico y social de las actuales políticas públicas, sus premisas, sus orientaciones de fondo, sus conceptos-matrices (así sean latentes), sus implicaciones y consecuencias en un debate abierto entre izquierdas y derechas en el país.

II.- ¿PERMITE LA PALABRA "TRAICIÓN" DEBATIR A FONDO LA SITUACIÓN DE CRISIS?

Sobre la "lealtad" o "traición" haremos un brevísimo comentario relacionado como está a la "sucesión sobrevenida" desde la centralidad de la figura Presidente Chávez hacia la candidatura de Maduro, que pueden cotejarse con rigor en el discurso del 8 de diciembre de 2012. Nuestro criterio de lectura es el siguiente:

a) Chávez no entregó un "cheque en blanco" político a Nicolás Maduro, aunque ciertamente lo señaló de manera irrevocable y absoluta como "sucesor" para una tarea específica y para un período constitucional también claramente delimitado, lo sometió al poder obediencial: mandar obedeciendo al pueblo; es decir, "junto al pueblo y subordinado a los intereses del pueblo":

"Yo quiero y debo decirlo. Si como dice la Constitución, si se presentara alguna circunstancia sobrevenida que a mí me inhabilite, oígaseme bien, para continuar al frente de la Presidencia de la República Bolivariana de Venezuela, bien sea para terminar los pocos días que quedan, ¿Cuántos?, Un mes, y sobre todo para asumir el nuevo período para el cual fui electo por ustedes, por la gran mayoría de ustedes, si algo ocurriera, repito, que me inhabilitara de alguna manera, Nicolás Maduro no sólo en esa situación debe concluir como manda la Constitución el período, sino que mi opinión firme, plena como la luna llena, irrevocable, absoluta, total, es que en ese escenario que obligaría a convocar, como manda la Constitución de nuevo, a elecciones presidenciales, ustedes elijan a Nicolás Maduro como Presidente de la República Bolivariana de Venezuela. Yo se los pido desde mi corazón."

Chávez además señaló:

"(…) es uno de los líderes jóvenes de mayor capacidad para continuar, si es que yo no pudiera, Dios sabe lo que hace, si es que yo no pudiera, continuar con su mano firme, con su mirada, con su corazón de hombre del pueblo, con su don de gente, con su inteligencia, con el reconocimiento internacional que se ha ganado, con su liderazgo al frente de la Presidencia de la República dirigiendo junto al pueblo siempre, y subordinado a los intereses del pueblo, los destinos de esta patria."

Chávez expreso finalmente algo completamente inquietante para fines históricos:

"(…) algunos compañeros me decían (¿Quiénes y Por qué?) que no hacía falta, habían opinado en estas últimas horas que no hacía falta decir esto, pero en verdad, yo he podido desde La Habana decir casi todas las cosas que he dicho esta noche, en esta media hora casi, pero yo creo que lo más importante, lo que desde mi alma, desde mi corazón me dicta la consciencia, de lo más importante, o de lo más importante que yo vine aquí, haciendo el esfuerzo del viaje para retornar mañana una vez se me conceda el permiso ha sido esto Nicolás, de lo más importante, de los más importante …"

b) Chávez se paseó por el escenario de su inhabilitación política, pero nunca colocó sobre la mesa la idea de su fallecimiento, lo cual era el peor escenario para comprender las consecuencias que tendría la ausencia absoluta de su rol como figura política luego de tal compleja situación.

c) Chávez no dijo que había que apoyar ciega e incondicionalmente a Maduro (este es el argumento falaz que precisamente da lugar a la versión oficiosa del "Madurismo" a pesar que se deniegue insistentemente de utilizar tal término).

Chávez precisó con marcadores indexicales o deícticos que el apoyo era para culminar un período constitucional preciso, bajo circunstancias precisas y con condiciones precisas.

De tal manera, que quienes parten del Discurso del 8 de diciembre de Chávez para construir un imaginario del Presidente Nicolas Maduro como "Jefe Político Personal" del Chavismo, a contracorriente del establecimiento y profundización del liderazgo colectivo "junto al pueblo siempre y subordinado a los intereses del pueblo", corresponde a una operación política que a la postre reforzó la idea de "madurismo", como expondremos en próximas entregas. Lo paradójico es que Maduro aparecía como defensor de tal "Liderazgo colectivo".



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Javier Biardeau

Articulista de opinión. Sociología Política. Planificación del Desarrollo. Estudios Latinoamericanos. Desde la izquierda en favor del Poder constituyente y del Pensamiento Crítico

 jbiardeau@gmail.com      @jbiardeau

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