La guerra civil la tenemos ya en los medios de información y de opinión. Cada día sintonice por la mañana todas las emisoras comerciales y notará la gruesa batería de opinión contra la revolución y el Gobierno Bolivariano. Periodistas y locutores que dan el supuesto punto de vista (guión establecido) de envenenar al público oyente.
Tomemos por ejemplo el caso OEA; todos al únisono opinan en contra de la decisión del Presidente Nicolás Maduro de salir de ese organismo. Para nada hay una opinión en contra de la confabulación contra el país. Para nada escuchas críticas a Almagro de su ensañamiento, más bien lo apoyan como un funcionario honesto que le da a Venezuela la gran oportunidad y apoyo a celebrar elecciones generales para salir de la crísis.
Si usted los escucha con respecto a las actividades de la derecha en la calle; para ellos son plenamente pacíficas acusando a Nicolás de represor, pero ni una coma hablan de los actos vándalicos y terroristas, los muertos es culpa del gobierno.
Nada pero nada que informen y analicen es a favor del gobierno. Allí entrevistan a diputados de la derecha pero ni pensarlo buscar apreciaciones de los diputados chavistas.
Lo que me indigna es la gran ausencia como contraparte de opiniones de analistas políticos en las emisoras del Estado. Música sí, pero de programas serios y profundos, nada. No hay quien tempranamente contrarreste la manipulación mediática e informe con veracidad. Una carencia que tenemos. A excepción de Inemar Giménez que es un caballito de batalla.
Si vamos a la prensa escrita o digital ni hablar. Así en los 365 del año acondicionan las mentes de débiles y desinformados. Si nos vamos a Aporrea uno se encuentra con un hibrido, articulistas que no se saben si son o no revolucionarios que semanalmente añaden leña al fuego arrimando el mingo contra el gobierno.
El asedio, señores, es constante. Una guerra civil mediática sin par que enfila sus baterías desde muy temprano. Por lo menos el Canal 8 y Telesur son un respiro, más no así en la radio que es un medio de más fácil acceso masivo, ya que mientras las personas se preparan para ir a sus respectivos empleos van recibiendo su cuota de veneno y desinformación.