Como se sabe, un grupo de países integrante de la OEA, en su mayoría declarados enemigos de sus propios pueblos, como es el caso del gobierno de Colombia, cuyos niños cercanos a nuestra fronteras se están muriendo en masa de desnutrición y enfermedades y que ha convertido, además, todo el territorio de ese país en una sola fosa común con decenas de miles de muertos. O como el mexicano, donde el asesinato también en masa de estudiantes, de periodistas y maestros es el pan nuestro de cada día, con el agravante de que, como también ocurre en Colombia, el narcotráfico ha penetrado todos los intersticios de la administración pública, estos países, repito, le están haciendo a Venezuela una serie de exigencias.
Pero no solo los países mencionados están incurriendo en este abuso, violador del derecho internacional, porque el gobierno de argentina, que está desmantelando todos los logros que con un gran esfuerzos lograron los esposos Kirchner y que ha aumentado escandalosamente las tarifas de todos los servicios, también se ha unido a este amaestrado coro de solicitantes. Al igual que el gobierno de Paraguay, que además de haber llegado al poder mediante un golpe de estado parlamentario, ha practicado varias masacres contra indefensos campesinos. O el de Brasil, cuyo presidente, que como el anterior también es producto de un golpe similar, está enjuiciado o por enjuiciar por corrupto. O el de Chile, que mantiene en pie todas las medidas draconianas que contra el noble pueblo chileno impuso la sangrienta dictadura de Pinochet, incluyendo su Constitución. Todos estos países y otros, se han unido a la mencionada exigencia.
¿Pero qué es lo que le piden al presidente Maduro estas naciones a cuyo frente se encentran, por supuesto, los Estados Unidos? Le piden, entre otras cosas, la realización elecciones presidenciales y la liberación de unos supuestos presos políticos. En relación con estas peticiones, lo primero que tenemos que decir es que son francamente espurias e ilegales, por cuanto violan descaradamente el principio de no intervención en los asuntos internos de los países, consagrado en el derecho internacional y de manera expresa en la Carta fundacional de la propia OEA, organismo al que han convertido en un reducto de inescrupulosos rufianes para atacar a un país democrático como Venezuzela.. Pero es que, además, estas exigencias se hace sin tomar en cuenta lo que al respecto pueda contemplar nuestro ordenamiento jurídico. Como estos facinerosos son violadores consuetudinarios de sus respectivas Constituciones, piensan que aquí se podría hacer lo mismo.
Pero es abusiva esa solicitud por varias razones. La primera de ellas es porque la misma, como ya dijimos, viola disposiciones expresas de la Carta de la OEA, por lo tanto es írrita. Razón por la cual nadie está obligado ni siquiera a tomarla en cuenta, mucho menos a acatarla. Y en segundo término, porque el Presidente de la república no está constitucionalmente facultado para convocar a elecciones, lo que dicho sea de paso, ha sido también un reclamo, inconstitucional, por lo demás, de la oposición venezolana.Eso le corresponde exclusivamente al Poder Electoral, que por ser un Poder autónomo de los demás poderes, es al que le compete, y eso cuando legalmente corresponda, como ya lo indicamos, convocar a elecciones en este país. De lo dicho se desprende que ni siquiera este Poder, con todas las facultades constitucionales que posee, podría convocar a elecciones adelantadas sin violar el articulo 230 de la Constitución.Un artículo que entre otras cosas dice lo siguiente: "El período presidencial será de seis años". Período que todavía no ha cumplido el el Presidente Maduro, a quien aún le faltan veinte meses para completar su mandato.
De manera, que ponerse esos Estados a hacer tal exigencia, lo menos que demuestran es el poco respeto que tienen por la soberanías y las legislaciones de los demás Estados y, en particular, por las suyas propias. Lo que también nos indica que podríamos estar en presencia de gobiernos muy proclives a actuar arbitrariamente dentro de sus propios países; que no son todo lo democráticos que pretenden hacernos creer que son.
La otra exigencias que nos hacen estos inefables mandaderos del imperialismo es la liberación de unos supuestos presos políticos. Claro, ellos saben muy bien, porque para eso tienen sus embajadas en nuestro país, para informarle de todo lo que pasa en Venezuela. Y lo que pasa es que en ella no hay tales presos políticos. Que los que están presos son unos desalmados terrorista que, por su criminal afán de asaltar el poder, de enlutar hogares y ensangrentar nuestra calles y avenidas, han hecho lo mismo que están haciendo ahora, es decir, sembrar de violencia, destrucción, terror y muerte a nuestra patria. Y todo, en aras de bastardos intereses foráneos, que son los que han estado detrás, con su dinero y sus planes insurreccionales, de todo lo que, desde el 2002, cuando lograron deponer a Hugo Chñávez, ha estado ocurriendo en nuestro país.
Pero ¿qué pasaría si se les hiciera caso a estos desaprensivos gobiernos y se les abrieran las puertas de la cárcel a estos forajidos? Pasaría que asesinos como el paramilitar colombiano, que descuartizó estando vivo a Robert Serra, saliera en libertad; que el psicópata que asesinó a la joven embarazada que trabajaba en Venevisión, también saliera para seguir matando a los jóvenes de este país; que el principal de todos estos criminales, o sea, el monstruo de Ramo Verde, fuera puesto en libertad para que continuara organizando masacres de inocentes. Esta perspectiva, desde luego, en nada le disgustaría a la bestia del norte,porque lo ideal para ella es que en Venezuela se produjera el derramamiento de sangre, la orgía sangrienta especie de orgía sangrienta, pues ello le permitiría intervenir y robarnos nuestras riquezas.
NOTA: El psiquiatra que hace poco Mario Silva presentó en su programa, afirmó algo que desde hace algún tiempo hemos venido diciendo nosotros tambíén. Se trata de la falla, una falla de carácter estratégico, que en el aspecto comunicacional viene presentando tanto el gobierno como el Partido que lo apoya. Para llamarla atención acerca de este problema, escribimos alguna vez un artículo titulado "Yo quiero ser ministro". Y lo hicimos para referirnos a la manifiesta incapacidad de las personas que para atender ese frente de trabajo se habían venido designando. Pues bien, esa incapacidad de los ministros de comunicación se ha extendido hasta hoy, porque el actual ministro tampoco ha sabido qué hacer cn el cargo que ocupa, es decir, tampoco ha dado la talla.
Pero también nos motivó la publicación de ese artículo el hecho de que al contrario de lo que pudiera pensarse, al rededor del 70 por ciento de los pensionados son contrarios al gobierno. Este dato es muy significativo, por cuanto pudiera indicar que la inmensa mayoría de las personas cuyas edades van más allá de los 60 años son contrarios al chavismo, que son personas aferrados al pasado. Un buen ministro de comunicación tomaría muy en cuenta este dato para actuar en consecuencia. Y este actuar en consecuencia debe empezar por crear, dentro del propio ministerio de comunicación, un departamento de publicidad y propaganda. A cuyo frente no deben estar periodistas sino personas esencialmente políticas. Ahora, si esas personas son también periodistas, pues mejor. Pero lo esencial es, repito, que conozcan de estrategia política.