Carta al electorado zuliano

El siguiente es parte de un artículo dedicado al electorado zuliano, en el que expresaba mi sorpresa y hasta mi alarma, porque en las últimas elecciones para gobernadores mis coterráneos, en una especie de suicidio político le dieron el voto a Manuel Rosales; es decir, a un individuo que, como el mencionado, había sido acusado de haber incurrido, en su pasantía por la gobernación, del asqueante delito de corrupción. Acusación, que por cierto, fue confirmada por él mismo, pues en vez de defenderse, como lo hubiera hecho una persona inocente, lo que hizo fue huir cobardemente al exterior. Y la pregunta que entorno de esto uno podría hacerse, es: ¿Cómo haría Rosales para mantenerse viviendo en hoteles cinco estrellas durante los cinco años de la prescripción? Encontrar la respuesta a esta interrogante no constituye ninguna dificultad sobre todo, si se toma en cuenta que su esposa, Evelyn, en ese momento era la alcaldesa de la ciudad. Por lo que no debió representar para ella ninguna dificultad para disponer de los recursos con los cuales mantener al esposo en esa especie de exilio en el que se encontraba. Al respecto debe recordarse, cómo Maracaibo, en este tiempo, permanecía sepultado en montañas de basura, cómo los malos olores inundaban la ciudad y el abandono total en que ésta se encontraba.

Pero lo cierto del caso, es que, como hemos dicho, con esa huida, Rosales no sólo confirmaba la validez de la acusación en su contra, sino también su falta de coraje, puesto que lo que estaba en entredicho era nada menos que su reputación y su honor. Virtudes que los hombres íntegros, no los vagabundos, defienden hasta con la vida. Aunque también es verdad que por ahí hay un adagio que dice que la culpa no la tiene el ciego sino quien le da el palo.

Por otra parte, también decíamos en el artículo se narra lo siguiente:

Muchas familias de esta ciudad deben recordar las veces que durante los gobiernos anteriores se tuvieron que pegar de contrabando al sistema eléctrico, por no poder pagar las altas tarifas que, para angustia de los alarmados suscriptores, no paraban de aumentar. También deben recordar que siendo Manuel Rosales alcalde de la ciudad, los impuestos municipales se cobraban, por iniciativa suya mediante extorsión, es decir, a través de la factura eléctrica. Por lo que si una familia, en un momento determinado, podía pagar la luz pero no el derecho de frente, por ejemplo, le cortaban la luz. Y agregábamos: todos estos y otros abusos y atropellos tienen que hacerte abrir los ojos en relación con lo que ocurriría en Venezuela si por desgracia la oposición volviera a gobernar en nuestro país. Una de las primeras cosas que haría, porque ya lo había intentado, sería la privatización de la energía eléctrica; esto es, se la entregaría a empresarios privados para que éstos se sigan enriqueciendo a costa de los indefensos suscriptores, entre los cuales te encontrarías tú.

"Pero esto no es lo único que harían"- seguíamos diciendo-, "porque harían cosas tan terribles, que ni siquiera podrías ignorar. Ya que la aplicación de las fatídicas recetas del Fondo Monetario Internacional, pues la firma de la carta de intención con ese funesto organismo, que sería otra de las cosas infames que también haría la oposición, implicaría despidos masivos de trabajadores, reducción de sueldos y salarios, aumento abusivo de todos los servicios, tales como el transporte público, la luz, el gas, el agua, teléfonos, etc". Y agregábamos: Pero lo dicho es apenas una parte de las atrocidades que la oposición comentaría desde el gobierno. Porque también eliminaría la asistencia médica gratuita, el Seguro Social, que ya Caldera estuvo de suprimirlo y la educación pública y gratuita, incluyendo, desde luego, la privatización superior, o sea, las universidades nacionales. Es decir, la eliminación de conquistas y reivindicaciones que costaron años de luchas y sacrificios, de persecuciones y carcelazos de quienes arriesgaban incluso la libertad y la vida por alcanzarlas.

Pero este programa de un hipotético gobierno de la oposición es tan perverso y criminal, que el propio Carlos Andrés, al referirse al mismo, dijo, un poco antes de su segundo mandato, "que sólo en dictadura ese programa se podría aplicar". Poco tiempo después, al asumir por segunda vez la Presidencia, trató de aplicarlo. Lo que dio lugar a los trágicos y sangrientos sucesos del 27 y 28F.

Nota:

¿Por qué el ministerio de educación espera las últimas horas del día para pagarles a los maestros sus sueldos y salarios? ¿Por qué no se les paga a estos abnegados trabajadores de la enseñanza en horas de la mañana, como siempre se había hecho? ¿Por qué se les hace esperar tanto para cancelarles unos emolumentos que requieren para satisfacer urgentes y perentorias necesidades? La situación llama poderosamente la atención, porque esa irregularidad jamás había ocurrido. Ya que ni cuando se pagaba con cheques los maestros dejaban de cobrar en horas de la mañana.

Y en relación con el Seguro Social ¿por qué este organismo no cancela las pensiones el día en que deben hacerlo- 20 de cada mes – sino varios días después? Por ejemplo, el 20 de noviembre cayó en domingo. ¿Y cuándo se pagaron las pensiones? El martes de la semana siguiente. ¿Por qué no se pagaron antes, el viernes?

El asunto es sumamente extraño, porque cuando Rotondaro estaba al frente del Seguro, primero dejaba de salir el sol que este honesto y eficiente funcionario dejara de pagar las pensiones el día correspondiente. Y cuando este día era feriado, entonces pagaba las pensiones el o los días anteriores. Tan puntual era ese pago, que mucha gente, antes del día de cobro, se iba a dormir a las puertas del banco, en la seguridad de que al amanecer del día siguiente, a las ocho de la mañana, lloviera, tronara o relampagueara, ocurriera lo que ocurriera, los pensionados estarían cobrando. ¿Por qué este cambio tan bruza y tan radical para los pensionados, pero sobre todo tan sospechoso?.

Asombra, por las indeseables consecuencias que del hecho se derivan, que todavía se esté incurriendo en algo tan contraproducente, como sin duda es estar aumentando, en el marco de una hiperinflación, los bonos y pensiones. Auxilios estos con los cuales se trata de contrarrestar los terribles estragos que el implacable fenómeno inflacionario le está causando actualmente a la población. Y asombra, como dijimos, porque lo que con buen criterio se recomienda en estos casos es todo lo contrario; es decir, sino eliminar por completo esas ayudas, como lo haría, sin pensarlo dos veces un gobierno de la oposición, por lo menos no seguir aumentándolos. Entre otras razones de peso, porque eso sería como querer pagar con gasolina el devastador incendio de la inflación.

Por eso, por supuesto, no es lo único que se debería hacer – Por qué al mismo tiempo que se restringe el circulante, la demanda? diría un economista, implementar una agresiva política económica, basada esencialmente en la promoción de las inversiones de capital. Y eso, porque unas masivas inversiones significarían la solución a los graves problemas económicos de nuestro país. No existen otras opciones.

Sin embargo, para el logro de ese desiderátum, son muchas las cosas que valiente y patrióticamente se tendrían que cambiar de manera radical. Entre otras, la fraseología; una fraseología que habla de una revolución que nadie ve por ninguna parte, y que sin embargo su sola mención le ha hecho un daño considerable al país. Lo mismo habría que hacer con los ataques al capitalismo – ataques que, por lo demás, nadie entiende ni se explica. Y ello, porque los males que ha venido arrastrando el país desde la infausta caída del general Pérez Jiménez, no se lo deben al capitalismo sino a los malos gobiernos. Los cuales, entre otras en consecuencias, por decir lo menos, no supieron aprovechar las posibilidades que el mismo ofrece para lograr el bienestar y prosperidad de los pueblos y el progreso de las naciones. Bolivia y China son un buen ejemplo de lo dicho. Como todo el mundo sabe el primero de los nombrados, o sea, Bolivia, había sido junto con Haití, uno de los países más pobres y atrasados del continente, con casi toda la población viviendo en la pobreza y masticando la hoja de coca para mitigar el hambre. Sin embargo, con la llegada al poder de Evo Morales, un gobernante de izquierda, y en el marco de un sistema de producción netamente capitalista, en el corto tiempo que tuvo en el poder ya había logrado revertir esa deplorable situación y conquistado un envidiable nivel de vida para su pueblo; un nivel de vida no sólo superior al de muchos otros pueblos de la región, sino también, incluso, al de Cuba, con más de cincuenta años de revolución. Lo que quiere decir que si el éxito o fracaso de un gobierno se mide por el grado de prosperidad o pobreza de sus pueblos, entonces es indudable que el sistema seguido por Morales, ha sido muy superior al de Cuba, con todo y sus cincuenta años de revolución. Y no sólo de Cuba sino también al de algunos otros que han tratado de imitarla.

Y tenía necesariamente que ser así, puesto que el socialismo no se decreta. Es el producto de un proceso histórico, absolutamente independiente de la voluntad del hombre. De allí que en estos momentos no exista el socialismo en ninguna parte. Eso se explica porque las condiciones materiales para la existencia de ese sistema tan avanzado, no han madurado lo suficiente en ningún país, y menos para darle cumplimiento a la parte de su lema que dice: "… a cada quien según su trabajo". Existen gobiernos de izquierda, honestos y progresistas; esos sí existen, pero socialismo, no hay. De él estamos a varios años luz.

Agua, agua, agua para Maracaibo que se muere de sed.

 

 



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Alfredo Schmilinsky Ochoa


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