La burguesía no puede existir sino a condición de revolucionar incesantemente los instrumentos de trabajo y, por consiguiente, las relaciones de producción, y con ello todas las relaciones sociales. Esta revolución continúa que se operas en la producción, esta incesante conmoción de todo el sistema social, este perpetuo movimiento e inseguridad, distinguen la época burguesa de todas anteriores.
A veces el pueblo trabajador triunfa; pero es un triunfo efímero. El verdadero resultado de sus luchas no es el éxito inmediato, sino la unión cada vez más extensa de los trabajadores. Las numerosas luchas locales, que en todas partes revisten bel mismo el mismo carácter, se centralicen en lucha política. Esta organización del pueblo en clase y, por tanto, en partido político, es sin cesar socavada por la competencia que se hacen los trabajadores entre sí.
En los periodos en que la lucha de clases se acerca a su desenlace, el proceso de disolución de la clase dominante, de toda la vieja sociedad, adquiere un carácter tan violento, tan agudo, que una pequeña fracción de esa clase reniega de ella y se adquiere un carácter violento, tan agudo, que una pequeña fracción de esa clase que lleva en sí el porvenir. Por tanto, lo mismo que en otro tiempo una parte de la nobleza se pasó a la burguesía, en nuestros días una parte de la burguesía se pasa al pueblo trabajador, precisamente esa parte de los ideólogos burgueses que se han elevado hasta la comprensión teórica del conjunto del movimiento histórico.
La premisa esencial de la existencia y de la dominación de la clase burguesa es la acumulación de la riqueza en manos de particulares, la formación y el acrecentamiento del capital. La condición de existencia del capital es el trabajo asalariado. El trabajo asalariado se basa exclusivamente en la competencia del pueblo trabajador entre sí. El progreso de la industria, del que la burguesía, incapaz de oponérsele, es agente involuntario, sustituye el aislamiento de los trabajadores, resultante de la competencia, con su unión revolucionaria por medio de la asociación. Así, el desarrollo de la gran industria socava bajo los pies de la burguesía el terreno sobre el cual ha establecido su sistema de producción y de apropiación de lo producido. Ante todo produce sus propios sepultureros. Su hundimiento y la victoria del pueblo trabajador son inevitables.
—En 1847, la historia de la organización social que ha precedido a toda la historia escrita, la prehistoria, era casi desconocida. Después Haxthausen ha descubierto en Rusia la propiedad comunal de la tierra; Maurer ha demostrado que ésta era la base social de la que partieron históricamente todas las tribus teutonas, y se ha ido descubriendo poco a poco que la comunidad rural, con lo posesión colectiva de la tierra, era o es las forma primitiva de la sociedad desde las Indias hasta Irlanda. Por fin, la estructura de esta sociedad comunista primitiva ha sido puesta en claro, en lo que tiene de típico, por el descubrimiento decisivo de Morgan, que ha hecho conocer la verdadera naturaleza de la gens y su lugar en la tribu. Con la disolución de estas comunidades primitivas comenzó la división de la sociedad en clases distintas y, finalmente, antagónicas. He intentado analizar este este proceso en la obra Der Ursprung der Familie, des Privateigentum und des Staats [El origen de la familia, de la propiedad privada y del Estado] 2ª ed., Stuttgart, 1886. (Nota de Federico Engels a la edición inglesa de 1888.)
¡Chávez Vive, la Lucha sigue!"