La quinta república está llegando a su fin. Pienso, como ya lo he expresado, que debemos diseñar las características de un modelo social superior a todos los anteriores, incluyendo al de la quinta. No desdeño para nada la importancia histórica de lo que la quinta ha representado. Por el contrario, pienso que precisamente de sus fundamentos ideológicos podemos extraer conceptos vitales para la conformación de esta sexta república. Dentro de estos conceptos resalto dos muy vinculados: el de soberanía y el de democracia, por un lado, y el de bienestar público y moral colectiva, por el otro.
Antes de adentrarme en el análisis de estos conceptos y en su aplicabilidad para diseñar un nuevo modelo social, es preciso discutir la primera oración de este artículo. Si partimos del carácter dialéctico de la historia, comprendemos que las contradicciones son los determinantes del devenir social. La quinta república surge como una consecuencia de las contradicciones sociales de aquel entonces que encontraron circunstancialmente un liderazgo claro en la figura de Hugo Chávez y al pueblo que protagonizó ese movimiento histórico. Con la quinta república emergen cambios sociales trascendentales dentro de los cuales destaco el cambio de Constitución. La CRBV representa un avance importante para la humanidad en términos de lo que debe ser un marco constitucional para una república donde se supone que el único soberano es el pueblo. En tal sentido, la CRBV mostró innovaciones en lo referente a la consolidación de la democracia (del verdadero poder del pueblo) y de la protección de los derechos humanos, tanto desde el punto de vista individual, como el colectivo.
Bien importante en este sentido es el Artículo 5 que dice: "La soberanía reside intransferiblemente en el pueblo, quien la ejerce directamente en la forma prevista en esta Constitución y en la ley, e indirectamente, mediante el sufragio, por los órganos que ejercen el Poder Público. Los órganos del Estado emanan de la soberanía popular y a ella están sometidos." Sin embargo, tal como lo discutí recientemente en un artículo titulado "El soberano pendejo y la letra muerta", (https://www.aporrea.org/actualidad/a247448.html) muchos de los artículos que tienen que ver con la aplicación efectiva del principio fundamental que implica el Artículo 5 tienden a ser simple letra muerta.
Un ejemplo ilustrativo de esto es el Artículo 350: "El pueblo de Venezuela, fiel a su tradición republicana, a su lucha por la independencia, la paz y la libertad, desconocerá cualquier régimen, legislación o autoridad que contraríe los valores, principios y garantías democráticas o menoscabe los derechos humanos." Sin embargo, para que el 350 sea aplicable se requiere la anuencia del TSJ quien puede formar parte del "…régimen, legislación o autoridad que …", como efectivamente lo ha hecho. De modo que queda claro que el hermoso 350 es simple letra muerta, pero esto debe superarse al establecerse una Sexta República.
Más allá de lo que concibieron los constituyentes de 1999 y lo que soñó sin ver concretado el pueblo venezolano cuando aprobamos la CRBV, está el desarrollo de la historia durante estos 18 de la quinta. Sería demasiado exigente hacer ese recuento histórico en un artículo como éste de los aciertos y desaciertos del llamado proceso bolivariano. Me conformo por lo pronto en presentar un breve y quizás escueto diagnóstico de la situación presente, como lo hago a continuación:
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Un elemento importante que caracteriza este momento histórico es la pérdida de respaldo popular al Gobierno Nacional Chavista (GNC). Frente a esta situación, el GNC se plantea cualquier ardid para evitar que el soberano pueblo se pronuncie. La convocatoria a ANC es una terrible trampa para el pueblo, porque de respaldarla se estaría transfiriendo su soberanía a un conjunto de 545 personas. Todo el diseño de la convocatoria a la ANC es un fraude y una traición al pueblo. El GNC ha perdido toda orientación ideológica revolucionaria y se hunde en un terrible pragmatismo, corrupto, imponente y atroz.
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La situación socioeconómica del pueblo es terrible. Dentro de las penurias populares destacan el desabastecimiento de alimentos y medicina, la depauperación del salario y la terrible inseguridad agravada con las guarimbas, los grupos armados de ambos bandos y la represión.
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El descalabro institucional en el cual la AN desconoce al Presidente de la República, el TSJ desconoce a la AN, la Fiscala desconoce a los magistrados y, lo más importante, el Estado en general desconoce la CRBV y desconoce al soberano pueblo.
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El rechazo popular al otro gran culpable de la crisis que vive el país. La MUD representa un sector que de distintas formas le ha hecho mucho daño al país. Ambos MUD y GNC protagonizan una guerra muy particular en la cual ambos bandos obtienen sendos saldos económicos mientras que ponen al pueblo a luchar contra el pueblo y a llenarlos de distintas formas de penurias. En esta guerra:
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Ambos polos tienen grupos armados paramilitares.
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Ambos actúan con gran hipocresía, tiran la "piedra" y esconden la mano.
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Ambos participan en la guerra económica para sacar provecho corrupto y usurero de las necesidades de la población.
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Ambos utilizan sus medios para tratar de engañar al pueblo.
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Ambos utilizan mecanismos de guerra psicosocial para inducir conductas reptileanas en la población y forzar reacciones irracionales.
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Ambos polos representan propuestas oligocráticas (oligo: pocos, kratos: poder; poder de pocos; antónimo de democrática) que buscan concentrar el poder en los dueños de los medios de producción y/o el Estado.
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Viene creciendo un movimiento político distinto al de los polos dominantes. Este movimiento no representa para nada una especie de salida intermedia ante la crisis. Por el contrario, entiende que hay que separarse de las oligocracias para buscar el crecimiento continuo del poder y la soberanía popular. Hay quienes le dan el calificativo de "Ni-ni", otros los denominan "anti-anti"; prefiero que los denominemos "soberanistas".
Dicho lo anterior, procedo a describir algunas propuestas en relación con lo que debe ser la Sexta República.
En primer lugar, pienso que la nueva constitución debe seguir siendo una que valore a todos los venezolanos, sin distinción ni desprecio por ninguno que tenga la condición de ciudadano. La constitución no solo debe plantear la no discriminación por razón alguna sino que debe plantearse la unión de todos los venezolanos en torno a un proyecto social común. Sé que algunos considerarán que esto es imposible y que las divisiones ideológicas generan presiones sociales insoslayables y no estoy de acuerdo con eso. Si uno examina la CRBV encuentra que en modo alguno plantea términos que generen divisiones entre los ciudadanos o que genere rechazos en algún sector de la población. De manera que en eso no debemos retroceder y por el contrario debemos pensar en propiciar la unión creciente de todos para que trabajemos en función del bienestar colectivo y la máxima felicidad posible.
De manera directa preciso que incorporar términos vinculados al socialismo representa un elemento de ruido porque buena parte de los venezolanos no creemos en este modelo social. Particularmente fui socialista hasta hace apenas dos años cuando me di cuenta de que ese modelo tiene contradicciones estructurales profundas que lo hacen inviable y contraproducente. (Invito a los lectores a leer una serie de cinco artículos en Aporrea con el título: "Juicio al capitalismo y al socialismo tradicional") En todo caso, hay quienes creen y hay quienes no creen en este modelo social y, en consecuencia, no puede ser parte del documento base de Venezuela como nación: no puede ser parte de nuestra constitución. Esto lo digo, a pesar de estimar que una importante fracción de quienes impulsen la sexta república vendrá de las filas revolucionarias del socialismo.
Lo que sí debe estar incluido dentro de nuestra constitución es todo aquello que apunte a la consolidación de nuestra soberanía y de nuestra democracia porque allí sí convergemos todos y porque estos conceptos sí pueden representar los referentes fundamentales para concretar el sueño bolivariano. Lo primero que hay que decir acerca de la democracia es que es una utopía. Es decir, nunca tendremos un estado ideal de poder popular sobre la realidad social. La democracia es tan utópica como la salud o la felicidad. Salud, felicidad y democracia perfecta son referentes inalcanzables, pero no dejan de ser nuestros referentes. Un país se llamaría demócrata si ocurre de manera efectiva que quien ostenta el poder fundamental dentro de la sociedad es el pueblo en su integridad. En tal sentido, no ha existido ningún país en este planeta que pueda llamarse demócrata, aunque sin duda alguna, hay países con mayores niveles de democracia que otros.
La CRBV establece que el pueblo es el soberano y que por lo tanto Venezuela es una nación demócrata. Sin embargo esto no es más que otra letra muerta de nuestra realidad y tenemos que luchar para conseguir crecientes niveles de control popular sobre la realidad social. Acabo de insertar así una palabra clave dentro de este análisis: el control. La forma como se hace efectivo el poder popular en la sociedad es a través del control popular y de la autodeterminación de los pueblos. De nada nos sirve que nos llamen soberano, si el pueblo no está en capacidad de planificar el devenir social y de controlar que la sociedad se desenvuelva según lo planificado.
¿Pero, cómo puede el pueblo planificar y controlar la dinámica social? La CRBV establece distintos mecanismos de consulta al pueblo sobre temas sociales fundamentales. Sin embargo, buena parte de estos mecanismos no pueden ser aplicados debido a las trabas burocráticas que impone el Estado. Una nueva Constitución debe establecer modos efectivos de consulta, como los siguientes:
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Una vez al año, el CNE organizará un referendo consultivo acerca de los temas de trascendencia nacional. La determinación de los temas se hará a partir de los resultados de investigaciones realizadas por universidades nacionales y encuestadoras autorizadas o por el propio poder popular organizado. Dentro de los temas pueden incluirse iniciativas abrogatorias, propuestas legislativas y hasta la aplicación del 350 de la CRBV que debe conducir a la convocatoria popular (la única forma válida) de una ANC.
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Dentro de los temas concretos se incluirá una evaluación popular de la actuación de los cuerpos fundamentales que componen el Estado: Ejecutivo Nacional, TSJ, AN, Defensoría del Pueblo, Contraloría General, Fiscalía y CNE; así como aquellas que considere pertinente el pueblo según resultados de referendos consultivos previos. Particular atención debe tener la evaluación que se haga sobre el TSJ ya que se ha convertido en un poder no controlado por otras instancias del Estado y ha representado el principal violador de la CRBV.
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El referendo popular revocatorio se hará el mes siguiente a la fecha de culminación de la primera mitad del periodo presidencial, sin necesidad de recolección de firmas.
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De manera semejante se puede proceder a nivel de los poderes regionales y municipales en cuanto a los tres puntos anteriores.
Resalta de lo anterior que las consultas se convierten en centro del accionar político y el pueblo comienza a tener un papel mucho más protagónico. También resalta la opción de no tener que hacer recolección de firmas que se ha convertido en un instrumento ineficiente y hasta peligroso para expresar voluntades populares. Pero lo más importante que hay detrás de esta propuesta es la necesidad de disminuir la discrecionalidad del Estado en términos del control social y de la participación popular.
Con los cambios constitucionales anteriores se consigue mejorar en cuanto a la planificación y el control popular sobre las políticas públicas. Sin embargo, hay que establecer mecanismos para que el control social tenga mayor impacto y alcance. En ese sentido hay que buscar las formas para institucionalizar en la sociedad la Contraloría Social Masiva (CSM) y darle rango constitucional (Ver en Aporrea: Primera Fase de Infodemocracia Total: Contraloría Social Masiva https://www.aporrea.org/contraloria/a212628.html). Podemos definir a la contraloría social masiva como la acción fundamental de una gran organización popular autónoma que, apoyada en distintas tecnologías, busca realizar contraloría social sobre cualquier tema social. La misma es masiva porque Involucra participación de las masas, se aplica en grandes cantidades y porque se aplica en todos los temas sociales. Para ello se hace necesaria la adopción de tecnologías blandas como la organización popular y las redes sociales, y duras como el internet.
Si se concreta el reconocimiento constitucional a las formas organizativas populares que busquen el Control Social tanto del aparato económico como del Estado se estará alcanzando el verdadero poder popular a nivel de la adecuada vigilancia del buen uso del patrimonio público y a nivel del sano funcionamiento de la economía. Aparte se estarán consiguiendo crecientes niveles de poder popular, de verdadera democracia y soberanía. Por otro lado, la organización social que implemente la CSM, que propongo que se llame "Control Popular", ha de representar un foco de unión nacional en torno al proyecto concreto de maximizar la felicidad de todos los venezolanos.
Como se puede observar en este planteamiento, el bienestar colectivo, la calidad de vida y la felicidad del pueblo las veo muy vinculadas al hecho democrático y a la posibilidad de que el pueblo mismo determine su rumbo más allá de la iniciativa que tengan los funcionarios estatales que se supone que están al servicio del pueblo ("obedecer obedeciendo y no mandar obedeciendo y mucho menos como viene ocurriendo, mandar mandando").
Es claro que la crisis que estamos viviendo hoy en día es mucho más de carácter moral que económico. En ese sentido, es también claro que problemas morales requieren soluciones morales. El gran ojo visor de todo un pueblo que está pendiente de tener bajo su poder lo que ocurre en todo el sistema económico y en el aparataje estatal representa parte de la solución moral requerida. Por supuesto, aparte de las medidas moralistas y soberanistas que se están planteando, habrá que tomar algunas medidas económicas y de ordenamiento del Estado. Sin embargo, esas medidas se tienen que tomar con el criterio de Lenín Moreno que expresa que "nada para ustedes (el pueblo), sin ustedes."
De modo que dejo aquí este planteamiento soberanista que destaca que la soberanía no reside en los Estados de cada nación sino en los pueblos mismos. Un Movimiento Soberanista Nacional centra su pensamiento y acción en trascender la quinta república hacia una nación donde el verdadero protagonista social sea el pueblo, todo el pueblo.
Con todo respeto y compromiso revolucionario.